lunes, 2 de agosto de 2010

Columnas


Entre periodistas
una prensa sola


Isaac Olmedo Lavariega
Con motivo del secuestro por parte del crimen organizado de cuatro periodistas en Durango, el articulista Alvaro Cueva escribe en la edición de ayer de Milenio «Qué sola esta la prensa en este país. Te insultan, te secuestran, te matan y no pasa nada». Y agrega: «Al contrario, amuchas personas les da gusto, tus mismos compañeros lo festejan, esto es un asco».
«Y sí, sí es diferente a lo que pasa cuando insultan, secuestran o matan a un indígena, a un profesionista o a un empresario», se duele.
El columnista concluye que para los periodistas el drama de los demás tiene un sentido diferente, siempre y cuando no sea periodista; lo que significa que el periodista es solidario con todos, menos con sus pares, menos con sus compañeros de oficio.
Resulta mucho muy grave que en México el crimen organizado se atreva a secuestrar a cuatro periodistas con el claro propósito de sembrar el miedo en la población y utilizarlos para condicionar, para exigir a cambio de respetar la vida de los comunicadores, que se publiquen sus narcomensajes o sus videos criminales.
El secuestro de que fueron víctimas por una célula del cártel del pacífico dirigida por Joaquín «El chapo» Guzmán, los periodistas Javier Canales Fernández, de Multimedios Lagunas, y Alejandro Hernández Pacheco, de Televisa Torreón, y Héctor Gordoa, de Televisa México, y Oscar Solís, del periódico El vespertino, vino a confirmar plenamente que todos los periodistas son vulnerables en el país.
Por fortuna, dos de los periodistas fueron liberados por los criminales y los otros dos restantes fueron abandonados en una casa de seguridad, una vez que la policía y el Ejército habían cercado la zona en la que estaban secuestrados.
La actitud decidida de los medios de comunicación y de los responsables de programas de televisión, como Denise Maerker que optó por dejar sin imágenes, con la pantalla en negro a la hora de iniciar el programa Punto de Partida, fue una respuesta clara y puntual al crimen organizado, en el sentido de que no cederán al chantaje.
Retomando el artículo del Milenio es oportuno decir que la prensa no esta sola, que los periodistas no están solos, que ha llegado el momento de demostrar que existen muchas razones para estar unidos y solidarios unos con otros, que hace falta retomar la unidad y la relación profesional para estar mas cerca, porque todos nos necesitamos.
La prensa no necesita de multitudes o de expresiones ruidosas de la gente, no; la prensa tiene el deber de responder profesional y éticamente a la población en general, con contenidos y trabajos periodísticos que las personas valoren y reconozcan, para que sin necesidad de tener contingentes al lado, cuando sea necesario, y ojalá y no lo fuere, se patentice la solidaridad no solo gremial sino general de la población con sus medios y los periodistas.

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