lunes, 23 de agosto de 2010

Opinión


La espera
Edilberto Nava García

En el ambiente político la espera se alarga. No es tan cierto que el PRI gana la próxima contienda electoral con las condiciones actuales. Angel Heladio Aguirre Rivero sabe los alcances de su juego, por más que haya quienes suponen que no es él quien desea encabezar las oposiciones, sino dos o tres personajes de su círculo, de su confianza.
Los tiempos de registro tienen un límite y a él se atienen quienes con justa razón consideran que ni PRD, PT ni Convergencia ganarían una elección al carecer de un buen candidato. Sumado el PAN, mejorarían los resultados, pero aún así el triunfo de las oposiciones se nota difícil. Las estadísticas electorales son orientadoras y, con algunas consideraciones de momento y de personajes sobre todo, los cálculos son muy aproximados.
Coaligados o aliados en un solo frente, los partidos políticos de referencia tienen firmes posibilidades de ganar a abanderado priista siempre que el abanderado se Aguirre Rivero. Y las posibilidades de triunfo, se entiende, no son porque se alíen cuatro partidos políticos, pues en honor a la verdad, dos de ellos son demasiado pequeños, a grado tal que carecen de representación en la mayoría de municipios de la entidad. No. Las posibilidades se afianzan por el grueso de priistas que Aguirre Rivero se llevaría para que votaran por él. De ahí que haya de negociarse hasta el último minuto con quien en estos momentos tiene la sartén por el mango.
Efectivamente, Aguirre Rivero está en su mejor momento para negociar políticamente. La diatriba en su contra no se ha hecho esperar. Lo menos que le dirán es que es un traidor al PRI, personalista, ambicioso chaquetero. Pero en política eso es lo de menos, si los primeros en violar estatutos y la ley son los jerarcas. Ahora mismo, el actual gobernador, Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, fue panista, luego tomó un color amarillento. Es decir, dos posiciones extremas y por las condiciones que prevalecieron en su momento, pues ganó la elección. Que Aguirre Rivero está obligado a medir bien el agua a los camotes, definitivamente.
Angel Heladio Aguirre Rivero tiene en su favor la gestoría social que ha realizado para un buen porcentaje de municipios, sobre todo en materia carretera. Lo saben los presidentes municipales de ayer y de hoy. Los favorecidos no pueden negarse a darle su apoyo, por más que los jerarcas priistas presionen y condicionen. No hay ya electorado cautivo ni el propio PRI tiene corporatizadas sus bases como cuando los sectores agrario, obrero y popular actuaban como un todo y se hacía triunfar al candidato menos indicado. En materia de gestoría no puede decir lo mismo el ahora abanderado, lamentablemente.
Hay unos renuentes dentro de las filas priisas, y no son de posiciones medianas, sino de las bases. Dicen que Añorve Baños es quien ha recibido el respaldo de Rubén Figueroa Alcocer y de su cuantiosa fortuna. Que buena parte de sus intereses económicos los tiene en Guerrero, como lo prueba su entendimiento con el actual régimen. Es decir, es empresario que no da paso sin huarache. Nosotros no vamos a votar por Añorve Baños, afirman. Otros en cambio, sumidos en la impotencia, dicen que no hay de otra y que hay que apoyar al acapulqueño, pero sólo hasta que Angel Heladio Aguirre Rivero fije su posición definitiva. Si no nos queda de otra, votaremos por el PRI, porque ya vimos que el PRD resultó peor a la hora de gobernar.

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