miércoles, 1 de septiembre de 2010

Columna


Entre la verdad y la ficción

AUSENCIA DE DISCURSO.
(Manuel, el vendedor de ilusiones)
¿Por qué es tan grande la brecha entre la riqueza y la pobreza en un estado tan rico y con tantos legisladores y alcaldes «de izquierda»? ¿Por qué? -Gustavo Martínez Castellanos, escritor guerrerense-
Michel Foucault, al iniciar su arqueología de las ciencias sociales analiza «Las meninas» como paradigma de la manera privilegiada de acceder a la verdad en la modernidad.
Época que estableció que el único conocimiento verdadero era el científico, entronizando como modelo de lo científico a la físico-matemática. En ella, lo importante es la representación en los dos sentidos que señalan «Las meninas», como representación de la realidad (lo que ocurría en el salón representado), y como duplicación de la representación (la representación del reflejo de lo real, en el espejo). En ciencia, esto se traduce así: el objeto de estudio Se representa (se recorta una porción del mundo a estudiar) y se enuncian fórmulas, modelos y axiomas (duplicación de la representación).
La arqueología de Foucault, siguiendo el camino previsto por Federico Nietzsche en «El nacimiento de la tragedia», pretende desmontar piedra a piedra, el dispositivo por medio del cual se forman objetos, conceptos, técnicas y valores, que surgieron de ciertas prácticas sociales y necesariamente se apoyan en algún fragmento de poder. La interacción entre prácticas y nuevos saberes produce nuevos sujetos. En este recoveco teórico de Foucault no podemos dejar de reconocer la genealogía nietzscheana que, al develar la constitución interesada de los valores morales, devela la constitución insospechada de cualquier discurso que se pretenda verdadero.
Bajo una óptica Kantiana, estos hechos demuestran una realidad de conceptos, de ideas. Planteamientos que llevan a concordar criterios y a la cultura del ser humano.
Puesto de otra manera la administración municipal de Acapulco, en poder mediático de Manuel Añorve Baños sólo se ha visto un «patrimonio» –de la cual es muy dado, sin ofender con el sustantivo ó proclive a este tipo de espectáculos- de promociones y representaciones en televisión, radio, internet, espectaculares y prensa escrita, que impulsan una política comunicacional. Sólo eso, vende su imagen. No expone, ni da a entender un discurso, una postura de hombre de ideas; un hecho histórico de su política y de su paso por la administración está ausente.
Precisé hacer una evaluatoria académica de dos exponentes Foucault y Nietzsche, por dos ejes primordiales. Ambos teóricos y prácticos en sus posturas y quehaceres existenciales; y, además, gente que ha dejado «descendencia» en sus exposiciones y apreciaciones doctrinarias. Doctos ellos que han formado generaciones.
¿Dónde están los alumnos aventajados del doctor en derecho, que tengan un armonioso, educacional y académico discurso? Todos son bravucones y andan escondidos, como la comparecencia de Vicente Trujillo Sandoval. ¿Miedo ò cobardía de enfrentar al respetable?
Las propuestas de campaña, solo han sido diatribas, comparativos, desganos, desgracias ajenas, linchamientos en contra de una izquierda inexistente, y como paradoja, propuestas electoreras, que han sido expuestas de manera seria y documentada en el Congreso Local como la de desaparecer el pago de la tenencia vehicular.
La vida de los guerrerenses es importante, no son números. La historia de Guerrero, es de suma importancia. No se pueden vender ilusiones a un pueblo fatigado de tiranías, apariencias y falso redentores que recurren como los hombres de sotana, a la venta de la quimera en bendiciones un de un Dios, que es necesario para los cobardes y mentirosos, como dijo Nietzsche.

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