viernes, 17 de junio de 2011

CULTURAL/SOCIAL

Feliz día del padre
Apolinar Castrejón Marino
Actualmente está más o menos definido que en nuestro país el Día del Padre deberá celebrarse el tercer domingo de junio.
Por inercia se realizan acciones similares al festejo de las madres, lo cual es inadecuado e innecesario. Los padres no son tan exigentes ni se sienten ofendidos si sus hijos olvidan, o no hacen caso de darles un regalo, llevarlos a comer o a bailar.
No hay una guía perfecta para satisfacer a los padres en su día, y no es necesaria, porque los deseos de los padres son simples. Solo quieren que sus hijos estén bien y que su esposa tenga todo lo indispensable. Los padres quieren tener un buen trabajo y ganar bien para llevar más a su casa. Quiere tener un automóvil para ir a trabajar y para llevar de vacaciones a su familia.
El Instituto Brasileño de Opinión Pública y estadística (IBOPE), ha encontrado que durante el año 2011 el porcentaje de anuncios emitidos por el Día del Padre supera al Día de la Madre: 51,12% contra 48,88%. Pero esas cifras, no cambian las cosas.
Los padres son carnívoros, por lo consiguiente su mejor comida es un bistec con papas. Un refresco de cola o una cerveza pueden complementar una comida o una cena, sin mayores complicaciones. Si se esforzó en comprar un comedor caro, no se explica porque «salir a comer» y no utilizarlo.
La mayor parte de los padres mexicanos son futboleros, así que con dejarlos que vean su partido en paz es más que suficiente. Los festivales en la escuela no le hacen mucha gracia, ni las promociones de venta de ropa o calzado. Pantalones y camisa son sus prendas cotidianas, acaso complementadas con playeras y tenis. Nada excepcional.
Las mujeres, las escuelas y los comercios han venido a complicar «el festejo que merecen los padres en su día». Plantean como una obligación de los hijos, tener que darles un regalo. Pero luego, los regalos son anacrónicos e insustanciales: una corbata, una caja de pañuelos, un estuche de cinturones. Y lo más patético, el padre termina por pagar sus regalos.
A muchos padres les gusta emborracharse, pero no tienen que hacerlo el día del padre, porque tienen todo el año para ello. El padre que sale a trabajar; y regresa cansado, agobiado y con hambre a su casa ¿Qué es lo que querrá? Pues descansar. No quiere un ramo de rosas, ni una caja de chocolates, ni un perfume. Solo descansar.
Para el padre, descansar significa acomodarse en un sillón frente a la tele. Si es posible, que no le den quejas de sus hijos y que no le pidan dinero. Descansar es que no le digan que la casa necesita ser pintada, que hay que arreglar un desperfecto de la red eléctrica, que faltan rejas de seguridad.
Si le dicen al padre que es un progenitor, que es la cabeza de la familia y el proveedor de bienes, no se ofende ni mucho menor. Se le puede llamar padre y papá indistintamente, pero cuando le dicen papi o papito, sabe bien que van a pedirle algo: permiso para llegar noche, enseñarle una boleta de calificaciones o pedirle dinero.
Según cifras vigentes del INEGI, actualmente el 8 por ciento de la población en las ciudades no cuentan con una figura paterna. Y de cada 10 familias, 8 cuentan con el sustento económico del padre, mientras que las restantes sólo de la madre.

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