miércoles, 29 de junio de 2011

PRIMERA PLANA

Es peligroso que militares
usen las calles de cuarteles
Jesús Pintor Alegre.—Permitir que las calles sean utilizadas como cuarteles de las fuerzas castrenses es un acto peligroso, un riesgo de alto calibre pues están hechos para eliminar, asentó de manera tajante el visitador general de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos, Hipólito Lugo Cortez, en un planteamiento que permitió grabar.
Allí mismo expuso que la peligrosidad se centra en que no permiten más autoridad que la de ellos, por lo que lo conviene que no usurpen funciones de policías y se retiren a sus cuarteles, ya que son un daño en potencia. El visitador de la Coddehum fue muy enfático al asentar lo inconveniente de la presencia castrense en los lugares públicos.
Lo dijo así: ni el Ejército ni la Armada tienen facultades legales ni constitucionales para realizar funciones que les corresponden a las autoridades civiles, «no tienen injerencia desde el punto de vista constitucional y legal, sino que es por una cuestión muy personal del jefe supremo de las fuerzas armadas, quien los metió en una lucha contra la delincuencia y tratar asunto de seguridad pública».
Un reclamo que no es nuevo, de cierto, pero que no deja de tener su carga de noticia cuando nos enteramos que en la cabecera del municipio de Heliodoro Castillo, Tlacotepec, un grupo de militares mataron a golpes a un joven de 18 años e hirieron a otro de 16, el pasado 12 de febrero de 2010, y resolvió documentalmente el 27 de junio de este año, la Comisión Nacional de Derechos Humanos el asesinato.
La versión que dio la fuerza castrense fue que los soldados reconocieron la detención de los jóvenes, pero sostuvieron que viajaban a bordo de una camioneta que parecía robada. Negaron haber asesinado a uno de ellos y aseguraron que «se ahogó» porque estaba ebrio al momento de la detención. Sin embargo, la CNDH determinó que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) no pudo acreditar esos dichos.
En estos momentos por el gran riesgo que corre el estado completo por la inseguridad pública, según algunas personas, se sienten con confianza al ver a marinos recorrer las calles, de acuerdo a lo recogido, la fuerza armada como fuerza castrense, es garante de esa confianza que ha permeado en la vacilación en otros lugares y que se enrosca a un incremento al miedo.
La situación que pasamos en la entidad no puede ser para menos, la barbarie como cotidianeidad provoca el pavor necesario para intentar buscar el cobijo de alguien: ya se ha visto que los políticos no son garante de nada, ya se vio que la policía está en duda su integridad, sobre todo la ministerial, ya se vio que los soldados e incluso se asegura que todos los que componen las fuerzas castrenses, se colocan en ese lugar que provoca desconfianza.
Ello, no obstante los estudios como Parametría que coloca a los militares como la segunda institución que más confianza inspiran después de la Iglesia, pero los hechos dicen otras cosas y la Comisión de los Derechos Humanos lo expresa tajante. En el pueblo hay desamparo, sin duda, y a lo pronto no parece haber solución, para desgracia popular.
Aquí cabe la frase del presidente municipal de Acapulco, para casos de violencia y miedo, sólo queda rogarle a Dios, no hay de otra, y que Dios bendiga a Dios en este mundo creado por él, pero que está administrado por el diablo.

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