jueves, 28 de julio de 2011

COLUMNA


La Jaula de Dios
Jesús Pintor Alegre
Hasta este tramo de gobierno aguirrista, como que lo que más han recibido el guerrerense, son cubetadas de saliva antes que soluciones reales, de parte de los políticos, o quizá, en algunos casos, la ganancia o el beneficio sea tan pequeño, que como dicen los paisanos, no se da a notar.
Este tramo a partir del uno de abril, a algunos les parece poco para verter una opinión, decir algo que pudiera tener un peso consistente y significativo, y que sirviera para visualizar el futuro. Que es muy temprano para poder medir a este gobierno, que Carlos Zeferino Torreblanca Galindo dejó tan desarreglada la casa que es difícil darle orden.
Para otros, sencillamente este tramo es un ejemplo de lo que vale este gobierno, le han llamado desde inepto hasta gobierno de fantasía. Lo que sí es verdad, es que este gobierno, no podemos decir que sea el mejor o el peor, pues de cierto, se observan las decepciones que se han dado con todos los políticos de todos los partidos.
La realidad de este escenario es intensamente decepcionante: no hay partido político ni personaje, que no obtenga un favor sin compromisos amarrados. De esta forma, cuando un político intenta dar solución a dos expresiones que en un momento determinado se enfrascan en diferencias, y que son con las que se comprometió para llegar al cargo, es imposible avanzar. Aquí no cabe una solución salomónica, pues ambas fuerzas quieren todo.
Hay cuadros patéticos que mencionar, pero que duelen por lo vergonzoso que resultan. En ese estilo priista donde operan todo con dinero, el miércoles 27 de julio, el supuesto perredista y secretario de Desarrollo Rural, Socorro Sofío Ramírez Hernández, en la visita del gobierno a la Montaña, conocedor de la baja popularidad que goza entre sus paisanos, quiso granjeárselos con regalos.
En un acto por levantar su imagen cacareca, saludó a todos de mano, se tomó la foto, cargó niños capeados en el descuido, con ropa modesta y hasta con olor a orines, abrazó a ancianos y besó la frente de las mujeres de edad avanzada. Rifó bombas para limpiar maleza, líquido para esta operación, carretillas, cuatro bestias macilentas, y una camioneta de tres toneladas.
¿Eso lo hizo porque está convencido que es la forma de sacar del atraso a la gente?, no por supuesto, es una costumbre priista y engañabobos, mercenaria de la pobreza, lo hizo con la idea de ganar simpatías y hacerse de votos potenciales. En la visita que hizo el gobierno del estado a Tierra Caliente, por poner un ejemplo, no hizo eso, claro, pues no le interesa la región, sino allá, en su lugar de origen, donde la pobreza sigue siendo un negocio.
Hay algo que mencionar en este punto como para pintar mejor el escenario de la decepción. Ante la falta de empleos y oportunidades, mucha gente se dedica a vender sombreros de palma transada. Un hombre de mediana edad, puede hacer hasta tres sombreros en bruto, es decir, con rebaba y sin pulir. El costo: tres pesos por cada uno.
Metido todo el día haciendo esos sombreros, saca nueve pesos por día y con eso vive. El hombre de mayor edad, hace sólo dos debido a su fortaleza menoscabada. Es allí con este ejemplo, donde Socorro Sofío Ramírez Hernández debería haber trabajado, pero no lo hará pues ya fue diputado local y federal, y simplemente sólo vio pasar el tiempo. El ataque a la pobreza no fue su prioridad, porque además sabe que de acabarse, se terminarán también las banderas.
Este ejemplo es ilustrativo, sin duda, pero no nos quedemos sólo con este perredista con corazón de priista, con costumbres priistas y con visión de priista, cualquiera se cuece igual. No hay una razón de peso para los políticos puedan realmente hacer algo por su pueblo, por la sencilla razón del compromiso amarrado con grupos y personajes. Y todos tienen que hacerlo para pervivir.
¿Dónde está el pueblo?, bueno, en el lugar del objeto utilizado, la herramienta para darle forma a sus proyectos, es el material a utilizar para la construcción de la torre de ambiciones que se enreda en su propia maraña. Es así de simple y así de concreto. Por mucha verborrea vaciada con sus cubetadas de saliva respectiva, no hay político alguno, en serio, ninguno, que obre a favor del desesperado pueblo sin esperar algo a cambio.
Aquí en este estado, esta región, este país y este mundo, dicen que los políticos son como las prostitutas: un mal necesario, aunque a veces pareciera que sería mejor que no se padeciera, lo que sí es verdad, es que actualmente ya no hay madres Teresas, y nos tenesmos que conformar Mesías de cartón, y dioses de arena y de palillos.

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