viernes, 30 de septiembre de 2011

COLUMNA

La Jaula de Dios


Jesús Pintor Alegre


El miedo es un pulpo que se ha alargado a diversos sectores con sus amplios tentáculos. Una sentencia de una claridad taladrante, que se ha extendido a todos y cada uno de los habitantes de este país y este estado. Desde sus ánimos, sus enfoques y sus entendederas.
Allá en la sierra, los campesinos desplazados y los instructores del Conafe, los que acarrean madera; en la zona urbana, los alumnos y profesores, los taxistas, las madres que persignan al hijo que sale de casa, cobijándolo con la protección de Dios, para que regrese esa tarde, o esa noche si estudia en turno vespertino.
Tienen miedo los comerciantes, allí los negocios cerrados y que habrán de impactar severamente en la recaudación fiscal de la Secretaría de Finanzas, y en la de Hacienda y Crédito Público. Un fenómeno que alarma y ahoga.
Ayer ese miedo reconoció el Instituto federal Electoral, quien en voz de su vocal ejecutivo en Guerrero, en un acto reflejo del nacional, hablaron de protocolo de seguridad para operativos de campo, esto es, para esa gente que se expondrá sin más protección que su fe de que no les pasará nada el día de la jornada electoral.
La situación violenta del estado les preocupa, no obstante las autoridades gubernamentales intenten a toda costa maquillar el asunto, pues ya hemos escuchado al gobernador, Ángel Heladio Aguirre Rivero y al secretario de de Seguridad Pública, Ramón Almonte Borja, que saben de primera mano, cuando menos ellos así lo han dicho, que la violencia va a la baja.
Aunque a últimas fechas han cambiado de opinión y dicen que sí hay violencia, y que no han dicho otra cosa. Esto en verdad alarma, nos están pintando un cuadro del pánico, con su inyección del dolor y de incertidumbre, que si bien esta situación permea en toda la entidad, se recrudece en las zonas marginales.
Un dato que brinca en este asunto fue el que precisamente manejó el vocal ejecutivo del IFE, David Alejandro Delgado Arroyo, y ese es que en la pasada contienda electoral de 2009, no se registró ningún incidente por la violencia, cuando menos así lo afirmó, pero saben que 2012 será diferente, por lo que están tomando todas las previsiones posibles.
Ya antes algunos diputados locales habían rechazado hablar de la violencia y la inseguridad, apanicados prematuros, con tergiversación sobre el tema, soslayos, cambios de escenario y de panorama. Inclusive tratando de decirnos algo con sus ausencias en el Congreso del estado, donde a duras penas hay quórum.
Ahora, como que sin aceptarlo o aguantándose las ganas de llorar, tenemos a nuestros funcionarios y esos que se dicen representantes populares, que ven todo el cuadro y que sin saber qué hacer, prefieren hablar de otros asuntos. Ya los abrazó la sentencia de Florentino Cruz Ramírez, quien expuso que en este estado no está seguro nadie, ni siquiera el gobernador.
Y si ni el funcionario más protegido está seguro, imagínese al pobre profesor que camina a su escuela, el educando, el taxista que no sabe a quién recogerá como pasajero, el comerciante, la ama de casa. Hay pues una equivocación de nuestros políticos.
Los políticos nos están diciendo que tienen mucho miedo, y que quieren que el pueblo los proteja, que los cubra, que los bendiga cuando menos, que por favor no los abandone la ciudadanía, que como siempre, es la que paga los platos de todo.
Un cuadro de esta desolación también fue pintada ayer, en un foro convocado por la Secretaría de la Mujer, mientras las representantes de grupo e institución de la mujer que estaban en búsqueda de inhibir las muertes maternas, pedían mayores recursos, y alguien por allí dijo que uno de sus argumentos era el trabajo doméstico de las amas de casa no remunerado, encontraron el muro como respuesta.
Ese trabajo en casa que no se paga, representa el 22 por ciento del Producto Interno Bruto, algo así como 31 mil 400 pesos mensuales por planchar, cocinar, asear la casa, lavar la ropa y los trastes, cuidar niños y ancianos, por cada mujer, de allí que pidieran mayores recursos. Presente la diputada local y presidenta de la comisión de Equidad y Género, Alicia Sierra Navarro, chilló en respuesta.
Les dijo que el presupuesto a nivel nacional para Guerrero, sólo iba a crecer uno por ciento, que aunado a las dificultades por la violencia con el cierre de negocios, disminuyen las entradas, por lo que mayores recursos para ayudar a las mujeres, no son posibles… hay que imaginar los rostros de esas mujeres, pues la más indicada para ayudarles les estaba diciendo que no podía, y no les daba una esperanza siquiera.
Pues bonita la escena que se reproduce a nivel estado. Ahora que el pueblo sea quien le brinde protección a los políticos, como siempre ha sido, para variar y no perder la costumbre. Lo malo es que como héroes: Kalimán, Supermán y hasta el Chapulín Colorado, se hicieron viejos. Ni cómo invocarlos.

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