jueves, 20 de octubre de 2011

COLUMNA

Las drogas destruyen y matan


Apolinar Castrejon Marino


Padres de familia, maestros, asesores, funcionarios y toda persona que trate con jóvenes, sabe que son un verdadero problema debido a su conducta. En opinión de los padres, son flojos, respondones y desobligados. En opinión de las madres y suegras, son desaseados, inútiles y mentirosos.
Como hay opiniones en los dos sentidos, diremos que según la agencia de noticias Apro «Los jóvenes mexicanos viven, una de las etapas más difíciles y peligrosas.
Además del desempleo, pobreza, ausencia de oportunidades educativas, depresión, soledad, incertidumbre y adicciones, ahora también enfrentan el riesgo de ser cooptados o asesinados por las bandas del crimen organizado».
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el desempleo entre la población joven mexicana casi se duplicó, al pasar de 5.3 a 10.3%; además, seis de cada diez jóvenes no estudian la preparatoria ni la universidad, y cerca de 15 millones de mexicanos, de entre 12 y 29 años, subsisten en la pobreza multidimensional.
Pero esto es muy relativo, porque nos consta que los hay que ni siquiera tienden la cama donde duermen, que a la edad de 25 años o más, ya casados y con hijos, dependen de todo a todo de sus padres: alimentación, vestido y casa.
Cuando el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro, dijo que más de 7 millones de jóvenes mexicanos ni estudian ni trabajan; es decir, forman la generación de los ‘ninis’, que no tienen esperanza hacia el futuro, le llovieron críticas y descalificaciones.
Pero el Doctor Narro se quedó corto, o diga usted si no sabe de esos jóvenes calenturientos que se casan antes de los 20 años, cuando ni siquiera saben mantenerse, ni saben cuidar a un bebé, ni saben cocinar siquiera un huevo.
Y obviamente, tendrá que ser el padre el que corra con los gastos y la madre con el cuidado de los niños. Así los jóvenes padres tendrán tiempo de dar rienda suelta a «su amor». Y no es raro escucharlos que digan a sus progenitores: «Ahí te dejamos a los niños. Nos vamos a bailar». O se van al cine, o se van al jardín.
Y aún hay más. La Secretaría de Salud informó que, en los últimos seis años, el uso de cocaína en México se duplicó (hasta alcanzar los 3 millones de consumidores), mientras que el uso de la mariguana pasó de 2.4 a 4.2% de la población. La mayor parte de ellos son jóvenes. El INEGI también ha alertado del aumento de homicidios entre jóvenes con edades que oscilan entre los 15 y 29 años, correspondiendo a un incrementó de 140 por ciento.
Pero como los jóvenes también tienen derecho de opinar, incluimos lo que nos dijeron ¿Cómo quieren que nos apliquemos a estudiar, cuando vemos a esos diputetes bolsones que ni siquiera estudiaron para llegar a ser «representantes populares» ¿Cómo quieren que tengamos ganas de trabajar, cuando vemos a esos funcionarios que cobran muchos miles de pesos al mes y son unos ineptos?
Entonces, no podemos negarles la razón. Y no podemos exigirles que sean veraces, cuando el Presidente de la República aparece todos los días en la televisión diciendo mentiras. A los adultos nos debe dar pena advertirles que «Las drogas destruyen y matan» cuando en las noticias de todos los días son presentados a policías y funcionarios coludidos con las bandas del narcotráfico.

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