martes, 29 de noviembre de 2011

COLABORACION

Elemental, mi querido Watson

Apolinar Castrejón Marino

«Elemental, mi querido Watson», es la frase con la cual el investigador llamado Sherlok Holmes se dirigía a su amigo, confidente, socio y compañero de aventuras, el doctor John H. Watson.
Como investigador consumado, le agradaba sintetizar su trabajo con el aforismo «Chérchez la Femme», para indicar que detrás de cada delito se encuentra una mujer. «Busca a la mujer y encontrarás el motivo».
Este extraordinario personaje era buscado por la gente de Londres para encargarle que investigara la desaparición de algún pariente, compañero o amigo, con la confianza de que siempre lo encontraría…vivo o muerto. Bien vendría que en México existiera un hombre como este; metódico, cerebral y buen observador, para que resolviera la multitud de crímenes que se realizan todos los días.
Cuando alguien se presentaba en su oficina para hacerle un encargo, él les pedía que describieran con todo detalle la situación, y una vez que los había escuchado, ya tenía la mitad del caso resuelto. La forma de vestir, de sentarse y de hablar, tenían para él gran significación.
Decía de él mismo, que no era inteligente sino que tenía su mente perfectamente entrenada para que no cometiera errores. Se había especializado en la tarea mental llamada inferencia, y gracias a ella, podía deducir las acciones en torno de los casis que tenía que resolver.
Medía 1.90 mts. de estatura, tenía la mirada aguda y penetrante, su nariz, fina y aguileña, y para sus investigaciones tenía que disfrazarse de algo insospechado. Tenía el vicio de fumar en pipa (algunas veces marihuana y hachís).
Poseía un gran conocimiento científico, era un boxeador extraordinario y esmerado apicultor. Estaba tan acostumbrado al ejercicio de su mente, que cuando no tenía caso por resolver, necesitaba consumir cocaína.
Pero toda la erudición de Holmes, el dominio de métodos científicos y sus sorprendentes poderes mentales de observación y deducción, contrastaban con su percepción de que la tierra era el centro del universo, pues desconocía por completo la teoría heliocéntrica dada a conocer por Nicolás Copérnico desde el siglo XVI.
Según los libros de Sir Arthur Conan Doile, Sherlok Holmes era hijo de un hacendado inglés y de una descendiente de pintores franceses. Nació el 16 de enero de 1854 y tuvo un hermano siete años mayor, llamado Mycroft Holmes, que poseía una capacidad de observación y de deducción, mayores que las suyas, pero era incapaz de aplicarlas a una actividad detectivesca, por carecer de ambición y energía.
La noticia es que Sherlok Holmes es un personaje creado por Conan Doyle, el cual apareció por primera vez el 1° de diciembre de 1887 en la obra «A Study in Scarlet». Continuó apareciendo en varias otras obras, siempre en papeles muy interesantes, por lo cual la gente pensaba que era una persona real, de carne y hueso.
Y como casi siempre sucede en torno a las obras, sus autores y personajes, la gente gusta de inventar lo que no sabe o no conoce. Así, la frase «Elemental, mi querido Watson» («Elementary, my dear Watson») en realidad no aparece en ninguna obra de Conan Doyle. La gente se creé vagamente que aparecía en El jorobado (The Crooked Man, en las Memorias de Sherlock Holmes), pero ni en el original en inglés, ni en las muchas traducciones aparece.
Su gorra con doble visera con la cual se le identifica, y que se volvió simbólica de los detectives y del trabajo de investigar, nunca se menciona en las obras de Doyle. Es un añadido del ilustrador Sídney Paget que realizó los dibujos de The Strand Magazine,.
Sin embargo, todas las obras de Conan Doyle, son modelos para la novela de aventuras y de misterio. Y el personaje ficticio llamado Sherlok Holmes ha inspirado, películas, programas de radio y de televisión, series infantiles y juegos de video. La sociedad inglesa le ha dedicado museos, álbumes de dibujos y figuras coleccionables.

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