lunes, 23 de enero de 2012

COLUMNA

 
La Jaula de Dios


Jesús Pintor Alegre


Desde este espacio habría que darle las gracias al aspirante a senador, Socorro Sofío Ramírez Hernández, un hombre que ya pasó por la presidencia municipal de Tlalixtaquilla, por la diputación federal, y por la titularidad de la Secretaría de Desarrollo Rural, y que ahora quiere estar en la Cámara alta del Congreso de la Unión, con el argumento de que es un político ganador.
Pues las gracias son verticales, ya que este personaje, Sofío Ramírez, nos aseguró lo que todos desde antes, pues digamos que ya sabíamos, pero que a detalle no se conocía que los que se dedicaban a hacer leyes y a cubrir la inutilidad de los diputados, eran los asesores. Nuestros legisladores lo que hacían era solamente cobrar como tal y placearse por sus distritos.
Y es que los que sostienen las cámaras son precisamente los asesores, quienes escriben los puntos de acuerdos y redactan las iniciativas de ley, cuando nuestros brillantes diputados lo que hacen es solamente leer lo que escribieron aquellos, es decir, se resumen en simples lectores de las opiniones de otros, en las propuestas que hacen los que piensan.
Una revelación, la del de Tlalixtaquilla, que se ofreció por el rezago histórico que han tenido las cámaras, como lo había afirmado Armando Ríos Piter, quien un día antes, acusó el olvido y la falta de capacidad de los legisladores. En este juego comparativo nos asalta la duda: ¿entonces para qué nos sirven los diputados?
Bueno, tal vez en la imagen esa de Mad max, donde en una tira cómica, un diputado que cumplía años tuvo a su familia en un brete para darle su regalo, pues todo tenía, llegó a casa entrada la noche, y dijo al traspasar el umbral «ya llegué, familia, de no hacer nada». Sus hijos emocionados, le entregaron su regalo de cumpleaños, algo que no tenía: una madre inflable.
Sí claro, haberlo reconocido, es algo que debe agradecerse a Socorro Sofío Ramírez, pues lo ha admitido, lo malo, pero en verdad lo malo, es que nos promete seguir con la tradición de seguir en lo que le ha dado de comer con manteca, prefiere placearse por su distrito pues eso le traerá mayores dividendos.
Entonces, a nivel local y como de rebote, hay que creer que la intención de la actual mesa directiva del Congreso Local, que encabeza el convergente o movimiento ciudadanente o como deba decirse, Efraín Ramos Ramírez, que quiso rescatar una propuesta que está jalada de los pelos de Sebastián de la Rosa Peláez, que hablaba de erradicar el rezago legislativo.
Y que esa encomienda, según el también aspirante a senador, la iban a lograr en los meses que le restaban a esta legislatura 69, sí claro, y pues ya lo vimos al arranque de este año, con la ausencia de quórum, y las vacaciones alargadas, sabedores los diputados, que no hacen falta, pues todo lo hacen sus asesores.
Bonito cuadro, en verdad. Valientes nuestros legisladores que por propia boca de un diputado federal y sin suponerlo ni echar a volar la imaginación, nos ha dicho que en realidad nuestros diputados han sido y son improductivos, no se dedican a hacer nada, que la chamba la sacan otros, que los que se matan en esto del tema legislativo, son sus empleados, pues a los diputados los quieren ver en su distrito.
Y su justificación: hay que imaginarnos, dijo Socorro Sofío, si los diputados no tuvieran asesores que se mantienen permanentes en la Cámara y son los que guían la inutilidad de los legisladores, qué sería del poder Legislativo. Pues habría un rezago alarmante ya que cada tres años se tendría que empezar de cero, a aprender.
Benditos asesores que todo lo hacen, para que nuestros diputados, los elegidos de dios terrenal, sean los que nos traigan los sueños de construir y reconstruir, de levantar templos y hasta de resucitar al tercer día, remedos de sus mismas caricaturas, y esperpentos de una realidad inexistente.
¿Para qué nos sirven nuestros diputados?, caray, pues bueno, sin ellos este mundo se detendría, digo, si no en todo caso no se entiende cómo es que siguen pidiendo que el pueblo vuelva a votar por los que buscan la diputación, que confíe en ellos. Socorro Sofío dijo que bueno, tampoco tiene nada de malo que haya quien trabaje por ellos, sí claro.
Pues entonces que se les pague a los asesores como diputados sempiternos, pues ya ellos están de planta, aunque los que se llevan los créditos son otros y que llegan sin saber nada, llegan sin proponer nada, y hacen que hacen para resumir que en realidad sirven de poco o de nada. Hay que aplicar criterios, pues, con este cuadro, para las elecciones que se avecinan.
Mi nombre es Jesús Pintor Alegre. Feliz arranque de semana. Muy buenos días.

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