jueves, 2 de febrero de 2012

COLUMNA

 
De regreso


Felipe Zurita


El hombre más viejo de la comunidad fue llevado por sus hijos al jardín casa como cada mañana. Para que este tomara el aíre fresco y recibiera los rayos tiernitos del sol. Para alimentar su alma. Conocido por todo como el hombre más sabio o con mejores consejos para tener una buena vida.
El hombre, pasaba gran tiempo en meditación. Incluso algunos decían que tenía el don de la levitación por sus rezos en mixteco. Pero nadie en ciencia cierta lo había visto. Un día llego hasta él un gobernante.
Soberbio, arrogante siempre determinante en sus ideas y en su forma de hacerse mandar. Esto no fue motivo para incomodar al gran sabio de la comunidad.
En pleno silenció fue recibido en el jardín, donde el gobernante ya lo esperaba desde horas antes. Sin mediar palabra espero los rayos del sol el correr del aire fresco de las montañas, y pedir a sus dioses por un día que estaba por iniciar.
El gobernante desesperado solo le pidió una receta mágica para su vida.
¿Dime algo que sea de gran amor y cariño para mi familia..?
Con voz suave… le respondió… Que mueras tu primero…
El gobernante, se paró de donde estaba completamente indignado por la frase expresada por el indígena. En ese momento ordeno que fuera detenido y llevado a la cárcel para ser sentenciado por desearle la muerte.
La mujer del gobernante quien lo acompañaba le pidió se calmara y que esperara la respuesta completa. De hombre que ha sabido a aconsejar muy bien a su pueblo por años.
La petición de la mujer fue escuchada por el gobernante iracundo quien volvió a sentarse al lado del indígena. ¿explícame lo que me has dicho…?
… que mueras tu primero, después tu hijo y después de tu hijo los hijos de tus hijos… no hay dolor más grande en el mundo que el de perder a un hijo. Pero si tu mueres primero, es la ley de la vida. Y es el gran amor que puedes darles. No habrá dolor en ellos solo grandes recuerdos de lo grande que tu eres…
La paz comenzó a llegar al hombre en una profunda reflexión.
El dolor de perder a un hijo es inmenso. El dolor de perder a un padre es menos difícil porque entendemos la ley de la vida y vivirás por tus hechos. Vive hoy con la fuerza que estos rayos de sol te acarician y deja lo mejor para tus hijos.
El gobernante entendió que morir a tiempo es morir para ser recordado con cariño y el morir de un hijo es un dolor que nunca se cura.

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