COLUMNA

La Jaula

Jesús Pintor Alegre

En la cruda por los humores etílicos de la política, despertamos este lunes con una nueva conformación de esta geografía de los que jalan la res pública.

De acuerdo a los resultados preliminares, es decir, aún no definitivos pero de alguna manera determinantes, y no obstante la publicidad en contra de las áreas académicas y de los jóvenes, el presidente de la República virtual, es Enrique Peña Nieto.

Es resaltante conocer que todo el ruido de enjambre ocurrido ayer mismo, se dio con una alta participación ciudadana, que fue del orden del 62.90 por ciento, una cantidad inusitada, si tomamos en cuenta el adormilamiento ciudadano, una apatía que hasta llegó a doler.

Pero ahora se puede hablar de una activación que entusiasma. Y bueno, acá en Tierra Caliente, también se dio un cambio en este mapa. Por un lado, de las dos alcaldías que tenía el PRD: Arcelia y Coyuca de Catalán, uno fue recuperado por el PRI, Arcelia, un municipio bastión del grupo de Nicanor Adame Serrano, gobernador por Francisco Sánchez Benítez, quien tiene el complejo de césar romano.

 Allá en la Morena Novia del Sol, este alcalde casi se retrató en el ayuntamiento, con imágenes suyas dentro del mismo edificio edilicio. El aparente debilitamiento del grupo de Adame Serrano empezó a vestirse desde que su candidato, Ángel Palacios, fuera anulado, para que pudiera entrar Jaime Salgado.

En ese entramado, Adame Serrano, quien nadie o muy pocos ponían en duda su triunfo en el distrito 18, tal como sucedió, aunque otro poco y de acuerdo al PREP, Nelson Flores Peñaloza, ese el de la ocurrencia de lograr energía alternativa eólica, y voz de susurro, daba el campanazo.

Un fenómeno que se vio aquí, fue que la titular de la Secretaría de Desarrollo Social, Beatriz Mojica Morga, carece de la penetración suficiente, pues estuvo muy cerca de Anabel Balbuena Lara, quien iba por la alcaldía de Tlapehuala, y terminó perdiendo; y el que iba por Pungarabato, Miguel Ángel Albarrán, también quedó anulado. Hay que aclarar que en ambos casos no eran buenos candidatos. Y aparte, Jaime Salgado, en Arcelia.

El grupo de Cuauhtémoc Salgado Romero toma una vuelta extraña. Por un lado se refuerza al ganar la diputación local 17, con Nabor Bailón Baltazar; sin embargo, la plaza federal 01, se la llevó el PRD con Catalino Duarte Ortuño, con lo que el actual dirigente estatal priista, se dobla un tanto.

Si nos vamos con la conformación regional, y de acuerdo a los resultados del PREP del IFE y del Instituto Electoral del Estado de Guerrero, el PRD se quedó con cinco municipios: Ajuchitlán del Progreso, Coyuca de Catalán, Cutzamala de Pinzón, Tlalchapa, y Zirándaro. El PRI se hace de cuatro: Arcelia, que era perredista y bastión de Adame Serrano; Pungarabato, San Miguel Totolapan, y Tlapehuala.

 Esto significa que el PRD se fortalece, y en realidad crece comparativamente a las elecciones pasadas y las plazas en su poder.

Un asunto que todos esperaban, fue que Guerrero en realidad se pintó de amarillo, pues aparte, y en el contexto estatal, se llevó los nueve distritos federales, creció 8 plazas pues en la pasada elección, el único que ganó la diputación federal, fue Armando Ríos Piter.

Y bueno, en el tema de la Senaduría de la República, la fórmula perredista se llevó las dos plazas, es decir, tanto el llamado Jaguar, Ríos Piter, como Socorro Sofío Ramírez Hernández, van a la cámara alta del Congreso de la Unión.

Y bueno, René Juárez entra con cuña como tercera plaza, de esta forma, la desterrada Claudia Ruiz Massieu, sigue en su costumbre, en no hacer vida en Guerrero. Es decir, Ángel Aguirre cumplió al PRD.

¿Qué pasó en esta elección concurrente?, pues bueno, se llenó de denuncias tanto de uno y otro partido político, en la utilización de la fuerza oscura, como le dicen los de la tenebra misma, a esos que siembran el miedo; y por otro lado, la compra indiscriminada de votos, que de acuerdo a varios actores, las cantidades fueron desde los 200 pesos a los mil por cada sufragio.

 Independientemente de todo embrollo, lo que se rescata es la activa participación ciudadana, un 62.90 por ciento extraordinario, de acuerdo a los números del IFE.

Se rescata, en el sentido contrario, que no siempre el mejor es que se gana, pero así es esto de los votos, comprados o no, extraño, difuso, y hasta peligroso.