lunes, 22 de octubre de 2012

COLUMNA


La Jaula de Dios


Jesús Pintor Alegre

 La advertencia de Andrés Manuel López Obrador de que en Morena no entrarán ambiciosos, orejas o corruptos, viene al caso cuando vemos en este estado que se consume en la languidez caciquil, en Guerrero, un lugar donde se presume pudiera valer la democracia, y donde se presume también que es lopezobradorista, en realidad no se distingue una real oposición.

Desde la cúpula del poder, se nota el trabajo que borra toda evidencia opositora, el trabajo está hecho, y los actos, consumados, el gobernador, por un lado, tiene a un PRD a modo, y que se alarga hasta el Congreso del estado, donde no le hace cosquillas ni el aire. DE los 46 diputados tal vez y sólo tal vez, haya un diputado incómodo que habrán de callar con maicito, aunque en honor a la verdad, ya todo está bajo control.
En el gabinete, el PRD no hace mucha figura, pero están domaditos los amarillos con puestos como el de la Sedesol, con la chuchista Beatriz Mojica Morga; en Salud con Lázaro Mazón Alonso; en Copladeg, con Víctor Aguirre Alcaide, y algunos puestecitos más por allí, pues el PRI está con Aguirre Rivero, es decir, de la misma manera que el ex gobernador, Zeferino Torreblanca, en los puestos clave no hay perredistas «come excremento».
En este periodo gubernamental, en el estado se vio una lucha fragorosa entre caciques, entre Rubén Figueroa Alcocer, y Ángel Aguirre Rivero, y así de momento y visto como por encimita, someramente pues, el que se impuso fue el poder del de Ometepec, y el de Huitzuco se replegó, pero el PRI está vivo en este estado, sin que haya alguien que pueda negarlo.
Esta entidad, en realidad no tiene sello perredista, y mucho menos lopezobradorista, no al menos en donde se reparte el queso, que si bien Andrés Manuel López Obrador les hizo ganar el estado, no quiere decir que los caciques vayan a doblegarse ante él, ni mucho menos, y al rato, en la menor oportunidad, harán el llamado a la traición velada y cargada de asperezas.
La vieja escuela de hacer política en Guerrero no ha desaparecido, por lo que el parque jurásico es muy vigente, vemos desde dinosaurios Rex, hasta velociraptores. Incluso se puso en evidencia en lo reciente, la forma en que se domina a la prensa, con los chayos institucionales, en donde los comunicadores van cada quincena a estirar la manita, sólo por el hecho de ser y estar, para tenerlos quietecitos y se hablen maravillas en una entidad que a pesar de toda, también es evidente que se cae a pedazos.
Y bueno, los bebesaurios no van a descartarse, por lo que los caciques aún vigentes, dinosaurios vivos y con el corazón latiendo con fuerza, intentan alargar su dominio, mandando a sus mejores ejemplares o mejor dicho, a sus únicos herederos: por un lado, el ex gobernador, Rubén Figueroa Alcocer, ese mismo del caso Aguas Blancas, tiene sus esperanzas de recuperar el estado para la familia, con Rubén Figueroa Smutny.
Que en estos momentos es diputado local, ya por segunda ocasión, aunque en la primera vez, fue un irresponsable junior que tomó el congreso del estado, como el centro productor de sus domingos, para la farra y la buena vida.
Por el lado aguirrista, se encuentra Ángel Aguirre Herrera, también diputado local. Y ambos, tienen una meta: Acapulco, y van a disputarlo luego de Luis Walton Aburto. El trabajo de este personaje, el de Movimiento Ciudadano, va a depender el crecimiento o disminución de uno u otro de los juniores mencionados.
Es claro lo que sucede en la entidad al final de cuentas, pues si bien a nivel nacional ganó Enrique Peña Nieto, «ahiga sido como ahiga sido», aquí no se puede decir que gobierna el PRD no obstante la firma lopezobradorista galopante, pues quien gobierna o como se le llame a eso que hace, es Ángel Aguirre Rivero, hay que aclarar que no es del PRD, sino más bien, el PRD es de su propiedad.
Mientras tanto, los dos juniores son los que llevan la carga familiar en sus espaldas, y son los que van a decidir el destino de sus familias, si se mantiene el PRI amarillo, o dejan llegar al PRI tricolor, o en esa mezcla inusitada del atole, un PRD tricolor, o un Partido Revolucionario de la Institución Democrática.

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