jueves, 14 de marzo de 2013

PRIMERA PLANA


¡Aunque nos de vergüenza!
Chilpancingo, 200 años después... 
-Quinta Parte-

Héctor Contreras Organista.- A pesar de ser muy popular, el gobernador Alberto F. Berber Flores fue destituido del cargo y cayó, como la mayoría de gobernadores de Guerrero que no han terminado su mandato, hechos registrados a lo largo de la historia de nuestra entidad.

Lo relevó en el Poder Ejecutivo el profesor Carlos Félix Carranco Cardoso quien entregó el poder al coronel e ingeniero Gerardo Rafael Catalán Calvo. Ahora que estamos comentando acerca de las estatuas y monumentos que hubo y hay en Chilpancingo, acudimos a fuentes fidedignas para lograr nuestro propósito y logramos recopilar interesantes relatos del pueblo.
El maestro en periodismo y amistad, don Félix J. López Romero, en su libro «Los días de ayer», narra la siguiente anécdota, ocurrida en 1941:  
«Una cosa digna de mencionarse de la administración de Carranco fue la erección de la estatua levantada para honrar la memoria del cura Morelos, héroe de la independencia de México, que aquí reunió al Primer Congreso de Anáhuac para declarar libre al país del yugo español.
Cuando el general Manuel Ávila Camacho, entonces presidente de la república, pretendió develar el monumento las piolas se resistieron a recorrerse. Un nuevo intento… ¡y nada! Entonces un murmullo se escuchó por todos lados.
Alguien comentó en voz baja, quizá un enemigo político del gobernador que venía en la comitiva presidencial, que Morelos seguramente detestaba la presencia del mandatario local porque un siglo y cuarto antes su tatarabuelo lo había entregado al realista coronel Manuel de la Concha, para ser fusilado más tarde en San Cristóbal Ecatepec.
El ancestro del profesor fue Matías Carranco, ¡el traidor!».
Hay que agregar que en la época en que se llevó a cabo el cambio de lugar de la estatua a Morelos, que se encontraba donde confluyen las avenidas Guerrero y Juárez y se le trasladó a la plaza central, suceso ocurrido durante el gobierno de don Alejandro Cervantes Delgado, la gente comenzó a bromear, ya que la estatua sería colocada frente al ayuntamiento de Chilpancingo y a un costado del palacio de gobierno.
Algunos paisanos recordaron en ese entonces que años atrás, cada vez que llegaba un circo a la ciudad, invariablemente se instalaba «frente a la estatua Morelos». Así rezaban los anuncios por radio y en perifoneo: «Funciones, 6 de la tarde y 8 de la noche en el gran circo Atayde, instalado frente a la estatua a Morelos».
Los pícaros, que no se detienen ante nada comenzaron a decir que la estatua a Morelos seguiría siendo el invariable referente de que frente a ella estaría instalado siempre un circo, en este caso de dos pistas: las sedes del ayuntamiento y el gobierno del estado. 
Se rumoró que lejos de molestarse por la crítica, don Alejandro Cervantes escuchaba los comentarios con buen humor: «¡Así es Chilpancingo, así son mis paisanos!», dicen que comentaba, acompañándose de su conocida sonrisa.
De la estatua a don Nicolás Bravo,  el respetable periodista don Félix J. López Romero aporta datos muy interesantes en su libro «Chilpancingo… Cosas del ayer», así por ejemplo destaca lo siguiente: «La estatua del general Nicolás Bravo Rueda, la cual estuvo durante casi ochenta años en el jardín de su nombre, se envió a Chichihualco porque alguien dijo al gobernador médico Raymundo Abarca Alarcón, que era de allí y así lo creyó, sin saber la tremenda mentira que le decían, porque Bravo nació y murió aquí».
En relación a otros bustos, placas y estatuas podemos anotar que El busto al poeta Rubén Mora Gutiérrez fue cambiado de su lugar frente al edificio docente de la Universidad Autónoma de Guerrero al jardín del barrio de San Mateo.
Del busto de Don Hermenegildo Galeana nadie sabe dónde quedó. El obelisco dedicado a los Niños Héroes fue demolido, estaba a un costado de la Cruz Roja, sobre la alameda. El hombre al espacio fue separado del frontis del palacio de gobierno, vuelto a colocar, nuevamente quitado y finalmente recolocado pero carente de muchos motivos de ornamentación que aparecían en el original que hizo su autor Víctor Manuel Contreras. Su obra complementaria en honor del trabajador también se quitó de su lugar original como complemento del decorado del palacio de gobierno y se le empotró a mitad de la plaza pública sirviendo como lindero entre lo que fueron los jardines «Cuéllar» y «Bravo».
Del monumento que se levantó al ingeniero Rubén Figueroa Figueroa se ignora qué pasó con él. La fotografía de ese monumento aparece en el folleto de Mendoza Ávila. La estatua a Apolonio Castillo fue abandonada a un lado de la alberca de la universidad. Muchas veces protestamos en nuestras columnas para que se le rescatara, nadie hizo caso y finalmente hecha pedazos fue sepultada como relleno de la alberca donde ahora se construye un edificio. Gran obra escultórica de don Chano González al más grande tritón guerrerense que no se supo valorar.
El busto a don Benito Juárez nadie da razón de dónde quedó o quién cargó con él. La placa que indicaba dónde se hospedó Obregón en Chilpancingo lo mismo que la placa que indicaba dónde nació el actor Domingo Soler, sencillamente desaparecieron, estaban empotradas en paredes de las casas de adobe de la avenida Guerrero, no muy lejos una de otra.
En este 2013 se cumplen 95 años que se registró la tal vez más importante y heroica defensa de Chilpancingo por parte de sus pobladores contra los zapatistas. Fue la madrugada del 2 de mayo de 1918. El maestro Félix J. López Romero en la página 95 de su libro «Chilpancingo… Cosas del ayer» hace referencia al acontecimiento. Chilpancingo no estaba contra el zapatismo ni lo que representaba. «Lo único que hicieron sus habitantes fue defenderse ante el amago de ser incendiada la población y ejecutados sus moradores. Defendieron sus vidas y su patrimonio».
Señala que el gobernador Raymundo Abarca Alarcón, pretendió durante su gobierno perpetuar con un monumento esa fecha, pero se le indicó que no lo hiciera desde los altos niveles del gobierno federal. Acatada esa orden, disfrazada de su gerencia, el monumento que era para los Mártires del 2 de mayo se consagró a don Benito Juárez, conociéndolo en la población como el Monumento a las Banderas, ubicado al sur de la ciudad en la confluencia de la avenida Lázaro Cárdenas y calle Juan Ruiz de Alarcón.
«Los viejos chilpancingueños no olvidan esta fecha, la que consideran muy particular en su historia. Sin embargo la oficial apenas  si la mencionan dentro de los hechos ocurridos en el curso de la revolución, por la sencilla razón de que Zapata es un héroe nacional. De reconocerla sería tanto como ofender al caudillo del agrarismo». 

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