miércoles, 5 de junio de 2013

COLUMNA

Roberto Torres Aguirre acaba de brindar no sólo a la vapuleada y decadente “clase política” de Guerrero sino a todo ente pensante que deambule por estos lares lo que vale un hombre como él quien por muchos años se ha desenvuelto en la actividad del servicio público desde su trinchera, el partido tricolor.
Ayer a las cinco de la tarde se llevó a cabo una misa en la catedral de la Asunción pidiendo a Dios le devuelva la salud ya que, según ayer mismo leímos en el periódico LA CRONICA/Vespertino de Chilpancingo, el buen hombre enfermó, “está gravemente enfermo” reza la nota, aduciendo su delicado estado de salud al cáncer, cáncer terminal, se enfatiza.
Es posible que para algunos o para muchos, Roberto Torres Aguirre, por su aspecto, sea dueño de un carácter seco, agrio, altivo. Un político que pasa por la calle como lo hace la inmensa mayoría de ellos, sin mirar a nadie, sólo viendo al horizonte, nada más.
Cosmos

Héctor Contreras Organita


Tal vez por la responsabilidad que ha tenido durante muchos años representando a su partido en la cosa electoral sea así su carácter, o más rudo, más agresivo, porque para estar esas actividades por tanto tiempo se necesita ser un diestro. No es fácil subirse al ring y en mano a mano darse duro contra los rudos.
También es posible que la cara dura de nuestro amigo Roberto Torres Aguirre sea sólo la facha de un político soberbio y en su interior sea poseedor de un alma buena, hombre desparramado de nobleza para con quienes lo tratan en forma directa. Ignoramos cuál sea en sí su forma de ser debido a la obvia lejanía.
Pero como dice La Palabra, que “al árbol se le conoce por sus frutos”, la demostración multitudinaria que ayer tarde se dio en la iglesia fue de cariño, amistad,  fraternidad, solidaridad y expresión clara del dolor que mucha gente siente por las penurias que Roberto Torres Aguirre está padeciendo. Todo ello es el testimonio invaluable de que se le quiere, se le estima, se le valora y se está con él y su familia. Lleno total.
Lo admirable del asunto es que asistieron en romería políticos no solamente de las sonajas, cencerros y güiros municipales que el pueblo padece a estas horas en las administraciones municipales y gubernamentales, sino que se hincaron, persignaron y se dieron el saludito de unidad que se estila en esos oficios religiosos políticos que pertenecen a diversas generaciones.

¿Qué quiere esto? Que el poder de convocatoria a la amistad que posee Roberto Torres Aguirre no es porque sea buen o mal político, o porque ande repartiendo sonrisas hipócritas, sino por la sencilla razón de que es un hombre sensible, humano, franco, sin dobleces. Hombre que cuando en saludo da la mano, entrega la nobleza de su amistad. Cierto: a primera vista, no le ve, no se le nota tan sociable, pero, entonces, ¿dónde está el secreto?
Roberto Torres Aguirre es actualmente síndico municipal del ayuntamiento de Chilpancingo. Tiene entre sus conquistas políticas haber sido alcalde (interino) de Chilpancingo y diputado, amén de su invaluable trayectoria en lides electorales estatales y federales. 
Por él, el templo de la Asunción estuvo lleno ayer tarde y por eso debe sentir muy feliz, porque se le estima, se le quiere, se le valora. ¡No está solo!
Claro que hubo ausencias, notables por cierto. “En la cárcel y en la cama se conocen a los amigos”. De una cosa hay certeza: De este mundo nadie sale vivo y la canica gigante sigue rueda que rueda. No siempre se está arriba… ni siempre se está abajo. No siempre hay enfermedad, también salud. No siempre hay finales, aunque lo parezcan, también hay milagros para recomenzar a tener fe en Dios.
Deseamos a Roberto lo mejor y pedimos a Dios le brinde recuperación. No hemos sido jamás, ni por quehacer periodístico, cercanos a él. Eso sí, nos distingue siempre con su saludo atento y respetuoso, sobre todo en las actividades deportivas donde él se muestra como un experimentado atleta. Con eso basta y es suficiente para quienes a fin de cuentas cada cual por su lado trabaja a favor de Guerrero y en especial de Chilpancingo.
Lo sobresaliente de ayer en la misa es que estuvo presente su esposa. Por ahí, ubicada en cualquier banca del templo rodeada de buenas personas. No fue a sentarse hasta adelante, al pie del altar “comotros”… para ser vistos y aclamados.
¡Ánimo, Roberto… COSMOS está contigo!

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