martes, 23 de julio de 2013

PRINCIPAL DE PRIMERA PLANA

Ingobernabilidad, Estado
fallido con Aguirre y PRD 


Tino Gatica.-En solamente dos de los cuatro años y medio que gobernará el estado de Guerrero, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) encabezado por el ex priísta Angel Heladio Aguirre Rivero se ha distinguido del fomento a la corrupción, nepotismo, soberbia, indiferencia, discriminativa, proclive al uso de las influencias, de la frivolidad e incluso del amafiamiento y protección institucionalizada; creando además cargos y secretarías para los cuates.

También ha batido record en la remoción o suspensión de funcionarios debido a su falta de capacidad y respuesta ante los problemas sociales, integrándose una enorme lista que es una vergüenza pública, demostrando con datos confirmados sobre el Estado fallido o un sistema de gobierno sumido en la ingobernabilidad y mediocridad.
En un breve análisis que hace La Crónica, Vespertino de Chilpancingo, confirma lo que ya es de dominio público, que esta administración llevó al colapso al Partido de la Revolución Democrática en Guerrero (PRD), partido que cobijó a Ángel Heladio Aguirre Rivero, como si éste buscara cumplir una misión destructora, hundiéndolo en el fango de la historia, con efectos negativos que no tardarán en develarse.
Asimismo el jefe del Ejecutivo estatal, Aguirre Rivero ha superado en peticiones de renuncias y desplazamientos de sus cuadros del primer círculo como no habían ocurrido en las administraciones pasadas, en donde al parecer respiran un aire que los enferma, de ahí la excusa: motivos de salud. 
En relación a los últimos sexenios, a dos años y tres meses que lleva la administración perredista de Aguirre Rivero se han suscitado tres cambios de procuradores de Justicia y registrándose dos encargados de despacho; asimismo han sido tres secretarios de Seguridad Pública y dos encargados de despacho. 
En esa dinámica este gobierno perredista vio pasar a tres secretarios de gobierno, que tampoco fueron muy relevantes en la toma de decisiones.
El primer  ejemplo de esas presuntas renuncias es la de Alberto López Rosas como procurador de Justicia, quien asumió ese cargo a principios de este gobierno, que abrió paso el 1 de abril del 2011. Y a los nueve meses de un 13 de diciembre de ese mismo año, tuvo que renunciar como consecuencia del desalojo violento de estudiantes de la Normal “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa ocurrida. El día 12 de diciembre de ese trágico año ocurrió el desalojo de los normalistas con el saldo de los dos estudiantes muertos: Alexis Ayala Pino y Gabriel Echeverría de Jesús.
En esa dimisión, aunque López Rosas mantuvo su versión de que también los policías federales participaron en es desalojo, responsabilizándolos de esos dos asesinatos, siendo premiado más adelante como primer titula de la recientemente creada Secretaría del Trabajo.
Al momento de ser aceptada su renuncia, López Rosas fue sustituido temporalmente por el subprocurador César de los Santos Mendoza de ese periodo; el relevo quedó solamente como encargado de despacho.
A su vez, de los Santos Mendoza fungió hasta el 5 de enero de 2012, cuando el gobernador Aguirre Rivero lo sustituyó por otro encargado de despacho: Juan Manuel Herrera Campos. Más tarde, él fue sustituido el 15 de mayo de 2012 por Martha Elba Garzón Bernal, quien nunca supo congeniar con sus subalternos incluso con los periodistas; quedó para los anales de la historia de la Procu, la renuncia de su jefa de prensa, la reportera radiofónica, Magdalena Esparza Gervacio, en donde todo indica que no hubo compatibilidad de caracteres.
Garzón Bernal fungió como encargada de despacho hasta el 31 de mayo de ese mismo año del 2012, cuando fue designada como procuradora de Justicia por las y los diputados de la 60 Legislatura.
El gusto le duró solamente un año debido a su pésimo comportamiento y distanciamiento con el personal administrativo y laboral de esa instancia de gobierno, así como su falta de tacto con la prensa, sobre todo de no entregar resultados oportunos y confiables en los diversos suscitados en la entidad. Se le aceptó su renuncia el 16 de mayo pasado, y al día siguiente el gobernador designó como encargado de despacho al actual procurador Iñaki Blanco Cabrera, quien el 20 de junio pasado fue ratificado por el Congreso local como procurador de Justicia.
En paralelo a los dos asesinatos de los estudiantes de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, cuando López Rosas renunció como procurador lo mismo ocurrió con el secretario de Seguridad Pública y Protección Civil (SSPPC), Ramón Almonte Borja como, quien el día 13 de diciembre de 2011 entregó, durando solamente ocho meses en el cargo.
Sus oficinas fueron ocupadas temporalmente por Humberto Calvo Memije, quien se desempeñaba como subsecretario de la dependencia. Éste fungió hasta el 5 de enero de 2012, cuando Aguirre Rivero nombró como secretario de la dependencia al ex delegado de la Procuraduría General de la República (PGR), Guillermo Jiménez Padilla.
Aunque no se supo con precisión qué día renunció o fue destituido del cargo, se puede presumir que fue “por motivos de salud”, el argumento de esas renuncias, en donde Jiménez Padilla se “perdió” de la escena política, y el gobernador Aguirre Rivero anunció oficialmente a su sustituto el 17 de mayo pasado; en ese anuncio, él designó a otros 16 funcionarios de su administración. 
Ahí le dio la bienvenida como titular de la SSPPC, el almirante y ex comandante de la Octava Región Naval, Sergio Javier Lara Montellanos. Sin embargo, el almirante no asumió el cargo ese día, sino hasta el 3 de junio pasado, cuando formalizó su retiro de la Octava Región Naval antes mencionada, por lo que del 17 de mayo al 3 de junio estuvo como encargado de despacho el subsecretario de Prevención y Operación Policial, Leonardo Octavio Vázquez Pérez.
A su vez, en la Secretaría de Gobierno, el primer titular fue Humberto Salgado Gómez, quien renunció al cargo el 14 de mayo pasado, o cuando menos ese día el gobernador Aguirre Rivero confirmó la dimisión del funcionario. El argumento: motivos de salud, en donde al parecer se fue a atender un problema de salud bucal.
En esta administración, de renuncias “raras” y nombramientos tan singulares, algo así como “al gusto del señor gobernador” es que 17 de mayo Aguirre Rivero nombró como subsecretario de Gobierno para Asuntos Políticos y encargado de despacho de la Secretaría de Gobierno a Florentino Cruz Ramírez  que estuvo ahí nada más tres días, pues el 20 de mayo fue ascendido a secretario.
Sin embargo, Cruz Ramírez sólo estuvo en el cargo menos de dos meses, pues el 5 de julio se conoció de su renuncia al cargo, aparentemente en rechazo a la designación de Humberto Salgado Gómez, por  el gobernador, como coordinador general del Ejecutivo, cargo que asumió el ex secretario de Gobierno el 2 de julio. Cabe mencionar que no hubo la confianza suficiente y sí se evidencia el recelo de no pertenecer al selecto círculo del gobernador, o sea Cruz Ramírez no forma parte del grupo “aguirrista”.
La secretaría de Gobierno estuvo acéfala del 5 al 8 de julio, cuando Aguirre Rivero designó como nuevo secretario de Gobierno, quien era presidente del Tribunal Superior de Justicia, Jesús Martínez Garnelo, en sustitución de Cruz Ramírez, quien hasta el momento no ha informado de las causas de su renuncia al cargo, ¿sería por motivos de salud?
Se añade que en el gobierno de Zeferino Torreblanca Galindo también se sucedieron las renuncias, pero no tan recurrentes, en donde por ejemplo hubo tres secretarios de gobierno, pero en toda administración: Armando Chavarría, quien dejó el cargo para irse como diputado local; Guillermo Ramírez, quien falleció, y el ex priista Israel Soberanis. 
También en el gobierno del priísta René Juárez Cisneros hubo tres secretarios de gobierno, igualmente en su sexenio: el panista Florencio Salazar Adame y los priístas Marcelino Miranda y Luis León Aponte. Fueron los más relevantes.
Dirigentes de organizaciones sociales han denunciado que estos constantes cambios en las dependencias, sobre todo la de Gobierno, son la causa de que no se atiendan sus demandas, puesto que cada que designan a un nuevo secretario tienen que comenzar de cero sus gestiones, además de que quienes llegan pretextan el extravío de sus solicitudes o expedientes, por lo que los conflictos se prolongan.
En ese mismo análisis se remite a las cifras de los órganos de seguridad nacional de la Secretaría de Gobernación o como es el caso del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) al afirmar que en materia de violencia e inseguridad, el estado de Guerrero sigue desde el año pasado ocupando los primeros lugares, en su apartado Evolución de la Violencia.
En ese mismo reporte del trimestre del 2013, el IMCO ofrece un comparativo de los asesinatos registrados en ese periodo, indicando que: “Guerrero fue la entidad que más homicidios registró en los tres primeros meses de 2013, con 491 muertes violentas”.
En segundo lugar, según los resultados de este organismo, se encuentra el Estado de México, con 381 homicidios; en tercer lugar, Chihuahua con 361; en cuarto Jalisco, con 328; y en quinto Sinaloa, con 302.
Otros estados considerados como ‘focos rojos’ de violencia que registraron incrementos en el número de homicidios son Sonora, con 136 crímenes; Coahuila, con 199 homicidios; Veracruz, con 156 muertes; Jalisco, con 328 asesinatos, y Michoacán, con 189 homicidios.
De la mano con el Partido de la Revolución Democrática (PRD), en el estado de Guerrero se ha gobernado solamente diez años y medio (del zeferinismo al aguirrismo), en donde el primer gobernador de “izquierda” no supo responderle a quienes lo llevaron al poder; todo parece indicar que el actual monarca está haciendo lo mismo, pero reforzado expuesto en este análisis, en donde se demuestra que nunca segundas partes fueron buenas.
Y es verdad que el resultado, la síntesis de esta administración perredista, confirma que es la peor de que se tiene memoria histórica (contemporánea), en comparación a otros sexenios, en donde la preocupación y miedo de todos los segmentos de la sociedad están más que justificados, y donde el principal responsable del barco es el capitán Ángel Heladio Aguirre Rivero, quien al parecer no se da cuenta de cuando la nave hace agua.

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