miércoles, 2 de octubre de 2013

COLUMNA

Chilpancingo ¿remodelado o reciclado?

 Apolinar Castrejón Marino 

Muy bonito se ve el centro de la Ciudad de Chilpancingo, que es Capital del Estado de Guerrero. El jardín central y la plaza cívica fueron completamente remodelados para conmemorar las fechas de promulgación de los Sentimientos de la Nación e inicio de la Guerra de Independencia de México.
Apresuradamente quitaron, cambiaron y pusieron jardineras, pisos y rampas, obedeciendo un diseño muy pretencioso para que Chilpancingo se asemeje a otras ciudades planeadas y realizadas conforme a las normas de urbanismo, vigentes.

Pero como la realidad pocas veces está de acuerdo con nuestros sueños, en la actualidad,  el centro sigue siendo un cochinero, pues los desniveles de los pisos, fueron muy mal hechos, y cada vez que llueve se hacen charcos por dondequiera. La complicación es que el agua que se estanca está llena de un líquido lechoso, que es el residuo calcáreo de polvo de mármol, de cemento y de losetas con que hicieron los pisos.
Aún no acababa de hacerse la remodelación del centro, cuando ya los comerciantes se estaban adueñando de “sus” espacios. Las gentes más abusivas son los dueños de las “cafeterías”, que ponen sus mesas y sillas en los espacios públicos, reduciendo los accesos destinados al paso de las personas.
Desde luego que el círculo vicioso se cierra con esos clientes “snobs” que se sienten muy importantes porque los ven tomando su café, leyendo su periódico y charlando. Los muy estúpidos prefieren estar a la intemperie, que en un lugar cerrado, confortable y resguardado, en el interior de un local.
Todo esto es tolerado por las “autoridades” municipales, que diariamente sueltan una manada de empleados “de gobernación” cuya única actividad conocida es extorsionar a los vendedores ambulantes de “memelas”,  chicles y dulces y atole con tamales.
Es necesario destacar que son cientos las gentes que consumen productos comestibles que se expenden sin ningún control sanitario, y que dejan media tonelada de basura de olotes, totomoxtle y palillos solo en el jardín y sus alrededores. Bolsas de plástico, platos y vasos de unicel y chicles van a dar al piso, incontrolablemente.
Rampas y tubos pasa-manos abundan en el jardín y la plaza cívica para regocijo de los minusválidos. Lamentablemente, esas mismas rampas que hicieron en las aceras del primer cuadro de la ciudad son serios obstáculos para las personas de avanzada edad que caminan lento y no pueden sortear niveles altos. Y también se convierten en lagunas y vados cada vez que llueve.
La “manita de gato” que el Presidente Municipal dio al centro de la ciudad, no alcanza a ocultar la inopia del resto de la ciudad. La pobreza de los chilpancinguences trasciende al ver esas muchedumbres que se juntan todos los días a la entrada del “Palacio Municipal” en busca de los “apoyos” prometidos durante las campañas electorales.
Y ya nada más por costumbre pide la gente. Todos los funcionarios, personajes públicos y políticos, cuando se les muere un familiar, exigen que les sean condonados todos los pagos por inhumación. Su actitud es como si al perder un ser querido los convirtiera en seres excepcionales que estén libres de pago o cuota.
Así es el “estilo político” en Chilpancingo: influyentismo, arbitrariedad y culto a la personalidad. El Presidente es un monarca por 3 años. Se rodea cuidadosamente de su corte de cómplices, amigos y “lambiscones”, para que lo adulen y aplaudan. Los cargos ejecutivos e importantes son repartidos entre sus familiares aunque no tengan estudios y sean inútiles e incompetentes.
Según la regla de oro de la parafernalia priista, el político que ya haya acumulado suficientes “mañas”, habiendo sido presidente municipal, diputete local y federal, ya tiene ganada la candidatura para ser gobernador ¿Los chilpancingueños serán tan indolentes para permitir que se cumpla ese pronóstico con este alcalde que muchos consideran mediocre y fatuo?

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