martes, 22 de octubre de 2013

COLUMNA

Cosmos

Héctor Contreras Organista


Con motivo de los desastres ocasionados por “Manuel”, “Ingrid” y “Raymundo”, particularmente en el estado de Guerrero, están ocurriendo detalles muy interesantes. 
Quienes jamás prestaron atención a fenómenos meteorológicos, qué los ocasiona, cuál es su proceso y el por qué se vuelven estacionarios o de trayecto incierto, han comenzado a conocer a detalle el proceso de los huracanes, ciclones, turbonadas, tifones, vientos huracanados, lo que es o significa una depresión tropical, un frente frío y muchos etcéteras más motivados por las desgracias que han ocasionado, tanto materiales como la pérdida muy lamentable de vidas.

Quienes gobiernan en México se han apresurado a coordinar actividades de ayuda, apoyo a la gente afectada, se ha echado mano del ejército y la marina, de albergues, aviones, helicópteros, embarcaciones y todo medio de transporte con tal de aliviar, aunque sea en mínima pate, el dolor, la pena y desesperación de quienes perdieron seres queridos o su patrimonio.
Han salido a flote, de paso, una sarta de corruptelas cometidas por gobiernos anteriores, manejos deshonestos  con la venta de espacios “húmedos” en los que antes los ríos corrían, pero la ambición de los que gobernaban pudo más y vendieron terrenos que pertenecen al agua: charcos, lagunas y ríos que, como se ha visto, el agua busca su nivel y ha regresado a reclamar los espacios que hace años fueron suyos y lo siguen siendo. La sabiduría popular reza: ¡Lo del agua, al agua!
Tales ejemplos  de ambición, ahora despedazada, se la puede ver con amplia claridad en zonas lujosas como Punta Diamante, en Acapulco, o en las márgenes del Huacapa, en Chilpancingo, donde los afectados lo son porque construyeron en zona federal, pero quienes analizan suponen –y sólo eso- que contaron con la complacencia, el respaldo, el apoyo y el apadrinamiento  oficial local que les “concesionó” esos espacios, sin tener autoridad jurídica para ello. 
Ahora todos vemos cómo, entre las aguas turbulentas, negras y apestosas del Huacapa sale a flote el estiércol (que en mi tierra, donde no saben hablar “bonito” le dicen mierda) de los codiciosos, de los inescrupulosos, de los bandidos ávidos de poder, de dinero, de espacios, a costa de lo que fuera. Ahí están ahora los resultados de esa ambición. Todo lo que se siembra, se cosecha, claro, sin descartar lo ocurrido en Tixtla con su impresionante laguna que de pronto se convirtió en mar.     
Y en medio de esta batahola tejida por el blá, blá, blá de los políticos con sus ofrecimientos a tontas y a locas de que se va a ayudar a la gente caída en desgracia, miles de guerrerenses en los pueblos afectados declaran a los periodistas que lo de los políticos es pura mentira, publicidad, su ambición de verse en las páginas de los periódicos dando despensas (como ocurrió en Coyuca de Benítez con la “señorita Laura”, hija putativa de televisa -¡que pase la desgraciada!-) y  no han escaseado en el show “húmedo” hasta quienes como sirenitas de la mar se echan al agua para ser entrevistados y salir en la tele y en los periódicos donde han exhibido su ridícula y boba actitud. 
Los rebuznidos de tales políticos tampoco han faltado. Uno y otro van a las ganadas y dicen a voz en cuello frente a los micrófonos: “Vamos a aperturar…”. 
¡Ah, chiagao!
Y eso de “aperturar”, ¿qué es, qué significa, qué carajos quieren decir con la palabreja “aperturar?
Consultamos maestros de literatura (de los que sí saben, no de la “uni-gro”) y afirman no conocer la palabra “aperturar”.
Uno de ellos nos mostró diccionarios de sinónimos:
“Existe la palabra apertura. Son sus sinónimos: Abertura,  inicio, inauguración, comienzo, primicias, principio, pero en ninguno de ellos existe la palabra aperturar”.
En el Diccionario Pequeño Larouse se encuentra la palabra: APERTURA, del latín apertura. Acción de abrir o abrirse. Acto de dar o volver a dar comienzo a las funciones de una asamblea teatro, escuela, etcétera. Actitud favorable a la aceptación o comprensión de ideas, comportamientos, etcétera, distintas a las vigentes. Serie de jugadas que dan inicio a una partida de ajedrez. Apertura de testamento: Acto solemne de sacar de su pliego un testamento para darle publicidad y autenticidad.
Pero, la palabra APERTURAR no existe en el diccionario, por lo tanto, decirla con la pendeja solemnidad de un merolico ante los medios de comunicación, como lo hacen los políticos, es una estupidez, por no decir que es exactamente una soberana pendejada.
Para concluir, no sobra una “húmeda” recomendación para los politiqueros: No se anden metiendo al agua con impermeable, no los vaya a “aperturar” un lagarto.

1 comentario:

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