jueves, 12 de diciembre de 2013

COLUMNA

El Grillito Sin Censura´

Alfonso Cerdenares Domínguez

 --Los mexicanos están de fiesta, festejando a la “Reina de México”.--Juan Diego, un tipo gigantón que en realidad se llamaba Cuauhtlacoatzin.--Marcos Cipactli o Marcos de Aquino, un “Tlacuilo” que pintó la imagen de la Virgen de Guadalupe.


Los mexicanos están de fiesta, festejando a quien consideran como “Reina de México”, a la famosa Virgen de Guadalupe que, a decir verdad, no ha sido del todo reconocida por la “Santa Madre Iglesia” como auténticamente mexicana, pues recordemos que es demasiado semejante a una “virgen” que se “apareció” en la ciudad de Navarra, España; lo peor de todo es que el gobierno y la iglesia se aprovechan del fanatismo religioso en que hemos caído millones de mexicanos y con ello nos han dominado; como antaño,
recordemos que los españoles trajeron una “bola” de misioneros, agustinos, jesuitas y párele de contar, que destrozaron los auténticos templos de nuestra cultura Azteca, para montar sobre ellos su aberrantes construcciones adornadas con cruces y su dios ensangrentado; peor aún, fue que, como no podían dominar a toda la “plebe” –emulando a la hija del ignorante muñeco de plástico –tuvieron que idear a la Virgen de Guadalupe, inventando que a un indígena mexicano se le “apareció”, en diciembre de 1531, la virgen en el cerro de El Tepeyac; extrañamente y por mera coincidencia, los aztecas, los auténticos mexicanos, iban a la cima de ese cerro a agradecer a la diosa Tonantzin por las cosechas otorgadas durante el temporal de lluvias; fue ahí donde montaron todo su teatrito, haciéndonos creer que Juan Diego, un tipo gigantón –que en realidad se llamaba Cuauhtlacoatzin –luego de recoger un montón de rosas, de un lugar donde no se daban las rosas, y colocarlas en su tilma, de poco más de un metro con ochenta centímetros de largo, la imagen de la Virgen Morena se estampó, provocando la admiración de propios y extraños; sin embargo, no hay que perder de vista que la susodicha imagen fue pintada allá por el año de 1536, por un pintor –también indígena –identificado como Marcos Cipactli, pero ¿quién fue este señor?; Marcos Cipactli o Marcos de Aquino o Deaquino, quien era “Tlacuilo”; es decir, un pintor prehispánico que, tras la Conquista, estudió pintura en la escuela de San José de los Naturales, abierta por fray Pedro de Gante; se dice que nació en 1517 y murió a más tardar en la primera mitad de los años ochenta del siglo XVI; ubicó su primera residencia en Santa María Tlacuechincan o Santa María la Redonda y, posteriormente, en Santa María Analpa; contrajo matrimonio con Lucía Juárez y de esa unión procreó cuando menos tres hijos; son varias las referencias históricas que lo citan; la primera es la mencionada de fray Francisco de Bustamante, quien lo señala sólo como “el indio Marcos”, autor de la guadalupana; otra es del relator de la Conquista, Bernal Díaz del Castillo, quien en la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, escrita entre 1555 y 1575, ensalza las virtudes de tres pintores autóctonos excelentes, uno de ellos bajo el nombre de Marcos de Aquino; una más aparece en los anales indígenas de Juan Bautista, dados a conocer en el siglo XIX por el historiador Francisco del Paso y Troncoso, en el que por única vez el nombre de Marcos aparece con el apelativo indígena Cipac y, finalmente, en 1959 el investigador Salvador Cruz, en el número 20 de Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, dio a conocer que en el siglo XVI existió un artista indígena llamado Marcos Griego; en fin, estos solamente son algunos datos del autor de la imagen de “La Guadalupana”, la cual se ha convertido en un ícono de todos los mexicanos que, desafortunadamente, la “adoran” cada 12 de diciembre; sabemos que estos temas son polémicos, pero como dice un viejo proverbio muy conocido: “Sólo la verdad nos hará libres” y… ¿quién es el que anda ahí? Comentarios y sugerencias al E-Mail: alfcerdenaresd@hotmail.com

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