viernes, 31 de enero de 2014

ARTICULO

El Angel caído 

Efraín Flores Maldonado.*

“Resulta ridículo conmemorar a los rebeldes del pasado mientras acallamos a los rebeldes del presente”.                                                              Henry Steel.

Mario Moreno Arcos, de origen súper-humilde, ingresó hace décadas a las filas del PRI y fue conocido y reconocido por su lealtad a los principios del partido, su activismo esforzado, su disciplina extrema y sobre todo, por su notoria honradez. Así escaló los encargos más distinguidos en el tricolor hasta alcanzar la diputación federal y por primera vez, la Presidencia Municipal de Chilpancingo. Hasta ese momento había
sido considerado como un ángel dedicado al servicio de su pueblo, lo que le permitió tener amplia base social que simpatizaba con su perfil político. Pero eso se acabó tempranamente; El antiguo Angel elevado a la estratosfera hoy se muestra como un Angel Caído; Caído en todos los sentidos. Desecha su imagen de funcionario eficiente ahora como Presidente Municipal por segunda ocasión. Ante su indolencia los problemas de la ciudad capital se han desbocado, en especial la valiosísima seguridad pública. Ante este problema lejos de ser un Presidente actuante se mantiene como un Presidente expectante, con notorios rasgos de cinismo público. Más allá de los informes que contengan lo más destacado de su obra pública, Mario Moreno Arcos derrocha millonarios recursos en imagen pública pagados en todos los medios de comunicación prestigiados y sin prestigio. Por si fuera poco, aquella imagen modesta y bonachona de repente se transformó en soberbia con ciertos rasgos de ánimos amenazantes. De piel política frágil, Mario Moreno  Arcos empezó a odiar a todos los que no le aplaudían y a poner en la mira a quienes se atreven a criticarlo; Le duelen las críticas falaces y lo irritan hasta la locura los señalamientos preñados de verdad. Por eso no soportó el requerimiento que le hizo Pioquinto Damián Huato para que rompiera su amasiato con la delincuencia organizada; Le ofendió que se haya descubierto que puso en manos tenebrosas las concesiones  de transporte municipal que el ayuntamiento tenía. Le pareció ofensivo que se le exigiera atacar, denunciar, solicitar apoyo federal para terminar con los cobros de piso, los secuestros y las extorsiones de que son víctimas los capitalinos. Curiosamente después de que Pioquinto Damián Huato lo desenmascarara ante los habitantes de El Ocotito, el empresario sufrió un ataque a balazos en el que murió la esposa de su hijo Walter. ¿Quién es el sospechoso? ¿Quién se hubiera beneficiado si Pioquinto hubiera  muerto? Una elementalísima lógica señala a Mario Moreno Arcos como el principal sospechoso. Por vergüenza Mario Moreno  Arcos debe solicitar licencia como Presidente Municipal. Ya no tiene simpatía popular. Ya no le sirve al gobernador perredista Angel Heladio Aguirre Rivero, al contrario, para el gobernador se ha convertido en una vergonzosa carga moral y política. Debe solicitar licencia y ponerse a disposición de la PGR para que se investiguen sus vínculos con la delincuencia organizada y la desorganizada. Especialmente debe investigarse su presunta responsabilidad intelectual en la agresión violenta que sufrió Pioquinto Damián Huato y en la que murió la esposa de su vástago. Mario Moreno Arcos es un ángel del infierno; Un ángel caído. Un político destrozado ante la opinión pública. Bien lo decía Nicolás Maquiavelo cuando afirmaba que “saltar de la humildad a la soberbia y de la piedad a la crueldad, es cosa imprudente e inútil”, como lo hizo Mario Moreno Arcos. Si no tuvo autoridad moral como Presidente municipal de la ciudad capital, es una desvergüenza, más bien una sinvergüenzada  que algún día haya soñado con ser gobernador de los guerrerenses. ¡Que pida licencia!. Es todo.* Doctorante en Ciencia Política.

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