lunes, 31 de marzo de 2014

COLUMNA

La muerte en Chilpancingo
Apolinar Castrejón Marino

Durante la invasión de las tropas nazis a Francia,  los soldados realizaron detenciones  y agresiones en contra de la población civil. Y el pastor protestante Martín Niemöller narró una conducta típica de los indolentes.


"Primero vinieron a buscar a los comunistas, y no protesté porque yo no era comunista. Después vinieron por los sindicalistas, y no dije nada porque yo no era sindicalista. Después vinieron por los judíos, y yo no los defendí porque no era judío. Después vinieron por mí, y no quedaba nadie que pudiera hablar por mí".
Como es frecuente en la historia, esta declaración se le atribuye erróneamente al poeta y dramaturgo alemán Bertolt Brecht. Pero hay constancia de que Niemöller declaró en cierta ocasión que originalmente no se trataba de un poema, sino de un sermón titulado “¿Qué hubiera dicho Jesucristo?” que pronunció en la semana santa de 1946 en Kaiserslautern, Alemania. 
La referencia viene a cuento porque en las actuales circunstancias, todos estamos expuestos a ser víctimas de ser asesinados a mansalva, a ser secuestrados y a ser asaltados. Y como no sabemos exactamente de donde podría venir el peligro, los ciudadanos indefensos debemos alertarnos ante los riesgos y amenazas.
Como fue ampliamente difundido, en fechas recientes, el empresario chilpancingueño Pioquinto Damián Huato fue víctima de una agresión en la cual perdió la vida Laura Rosas Brito, esposa de su hijo Walter Damián, en circunstancias tenebrosas y siniestras, que las autoridades policiacas no han podido, o no han querido desentrañar.
El empresario y líder de la Cámara de Comercio local Pioquinto Damián, trató por todos los medios, de denunciar los hechos para que la gente tome sus precauciones para su seguridad e integridad física. Pero se encontró con la cerrazón de las autoridades y la actitud de complicidad con el gobierno de algunos mass media locales. Y al no quedarle otro camino, finalmente anunció que tenía que refugiarse en el extranjero.
No hubiera dicho tal cosa, pues luego luego, la jauría de perros encubiertos al servicio del gobierno, se abalanzaron sobre el profesor Pioquinto, como si él fuera el agresor o transgresor. La “participación espontánea” de un viejuco en Radio Universidad de la Ciudad de Chilpancingo, reclamando que si Pioquinto quería irse de la ciudad, “pues que se fuera y ya, que a nadie le importaba”. 
Docenas de “participaciones” en el mismo tono fueron transmitidas por “la radio de los Universitarios”, con la clara intención de desprestigiar a Pioquinto Damián. Pero eso no basta para limpiar la imagen del gobierno de Guerrero, podrido hasta la médula y la ciudad de Chilpancingo, ahogada en la pobreza, la inseguridad y la corrupción. Y esos defensores obsequios del gobierno, quizá estarán “blindados” y creen que nunca les pasará nada.
Desde luego no estamos aquí para defender al profesor Damián Huato, pues ni necesita que alguien lo defienda, porque él es la víctima. Solo queremos destacar que ya son 65 los empresarios chilpancingueños, quienes han tenido que emigrar a otros puntos del país y del extranjero, para poner a salvo a su familia. 
Como recordaremos, la agresión contra Pioquinto y su familia, se realizó después de la Asamblea Pública que se llevó a cabo en la población de El Ocotito, a 30 kilómetros de la Ciudad de Chilpancingo, y en la cual estuvo presente Pioquinto, el Presidente de Chilpancingo y muchos comisarios de las otras localidades del municipio.
Ante la multitud de ciudadanos congregados, Pioquinto reclamó al presidente, el abandono y la indolencia con que siempre ha recibido las quejas de la ciudadanía. Ahí mismo se refirió a la operación de la delincuencia organizada, quien ha rebasado con mucho a la “seguridad” que debe ofrecer la autoridades de cualquier nivel de gobierno.
Reveló a los ciudadanos que los empresarios y comerciantes se encuentran entre las garras de la delincuencia, quienes los someten a extorsiones y amenazas: el principal es el “cobro de piso” por parte de las bandas de criminales, y también por parte de algunos policías desleales. 
Esto debe ser cierto, pues el mismo alcalde ha declarado a la prensa local que el 60 % de policías no puedo acreditar los exámenes de confianza, pero que no pueden ser liquidados “porque no hay dinero para cubrir su liquidación”. Entre todas estas declaraciones debe estar el móvil de la agresión contra Pioquinto.

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