martes, 11 de marzo de 2014

COLUMNA

Expropiación petrolera 2014
Apolinar Castrejón Marino
Cada año, los mexicanos veníamos celebrando la Expropiación Petrolera, que se realizó el 18 de marzo de 1938. Se pronunciaban encendidos discursos nacionalistas, y loas para el general Lázaro Cárdenas, que arrebató nuestra riqueza a las compañías petroleras europeas y gringas, que saqueaban alegremente nuestros recursos del subsuelo.
Este año, ya no habrá conmemoración, ni ceremonias al “Tata” Lázaro. Quizá el gobierno de Peña Nieto ordene honrar a los nuevos héroes de la patria: Manlio Saurio Beltrones, Emilio Gamboa Patrón y David Penchina, quienes han hecho posible la “aprobación” de las leyes “de gran calado” que “detonarán” el desarrollo de México.

Quien diría que necesitábamos que viniera el copetón del Estado de México a desengañarnos de las falsedades de la historia: Lázaro Cárdenas apostó por un camino que él pensaba correcto: un México colectivista. La idea era bastante mala, considerando que la clase política orientaba sus acciones haciendo eco de lo que hacían otros países que avanzaban y prosperaban.
Qué engañadas estaban esas gentes que acudieron aquel 23 de marzo a las inmediaciones del Palacio Nacional mostrar su admiración por las valientes medidas que tomó el Presidente Cárdenas para quitarles los permisos de explotar nuestro petróleo a compañías de naciones tan poderosas como Francia, Alemania, Inglaterra y Estados Unidos.
En la explanada del Zócalo, se reunieron aproximadamente cien mil personas para manifestar su respaldo al Presidente. Pero no solo con su presencia, o de palabra, hombres mujeres y niños llevaban consigo todo lo que pudiera ser de valor: joyas, sedas y adornos. 
Aparatos caseros, pieles y terciopelos. Incluso animales domésticos como puercos y gallinas para ayudar a cubrir el pago de la indemnización. Aunque se lograron reunir poco más de 2 millones de pesos, esto era realmente simbólico, pues cada país reclamaba cifras de más de 500 millones.
Pero todos estaban equivocados, así se vio cuando todos los empleados, técnicos e ingenieros extranjeros abandonaron las instalaciones petrolíferas. De manera emergente, el Presidente Cárdenas creó la Administración General del Petróleo Nacional (AGPN) para que se hiciera cargo de la exploración y extracción del petróleo.
Al mes siguiente, por decreto creó la Distribuidora de Petróleos Mexicanos que se encargaría de la comercialización del petróleo y sus derivados; y luego otro decreto, promulgado el 7 de junio dio origen a la compañía Petróleos Mexicanos (Pemex), para que se encargara de la exploración, producción y refinación del petróleo.
Todo el personal que laboraba en la industria petrolera, realizó enormes esfuerzos para poner en funcionamiento la maquinaria, instalaciones, edificios, refinerías, estaciones de distribución, embarcaciones, y oleoductos.
Al crearse el Instituto Politécnico Nacional, muchos se aprestaron a estudiar para formarse como ingenieros especializados en los procesos a que debe someterse el petróleo para convertirlo en gas, gasolinas y diésel, que necesitaban los consumidores.
Luego desfilaron otra docena de Presidentes de la República que navegaron en la riqueza petrolera, aunque ninguno logró una buena administración de la explotación y venta de este importante recurso energético. Algunos como López Portillo y Luis Echeverría, se alocaron demasiado y despilfarraron la riqueza.
Otros como Carlos Salinas y Felipe Calderón usaron en su beneficio personal esta enorme fuente de riqueza. Hasta llegar al actual Presidente Enrique Peña con su gigantesca voracidad, quien se quiere apoderar del petróleo, y con tal fin en mente, quiere llenarnos de discursos y promesas para consumar su asalto. 
Pero además quiere que se mantengan los mismos beneficios de su club de amigos y familia. Como la sanguijuela llamada Carlos Romero Deschamps y su hijita Paulina quien se da los más grandes lujos comprando y comiendo en los restaurantes más finos y caros de Europa y Nueva York.
Todo esto fue colocado por ella misma en su cuenta de Facebook, en donde abundan las fotografías de sus viajes en jet privados, en yates de supe lujo. Todo a cuenta de las riquezas que administra su padre desde el sindicato de Pemex.

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