miércoles, 17 de septiembre de 2014

COLUMNA

                                                  Cosmos
                            Héctor Contreras Organista


                  ¡El Grito!
                      “Lo que mal comienza, mal termina”
                  (Refrán Popular)
 Dicen en Ometepec que “la ambición, rompe el saco”: ¡Cierto!
Para decirlo de una vez y como se debe: 
La ceremonia de “El Grito” de Independencia en Chilpancingo, la noche del 15 de septiembre de 2014 valió lo que valen tres chiles verdes. Fue un fiasco.
Estuvo perfectamente bien desorganizada (se supone que por la pifia esa que llaman Dirección de Actividades Cívicas, Sociales y Culturales del Gobierno de Guerrero que tiene como jefe a Jesús Pastenes Hernández) al grado que jamás ningún gobernador había quedado en la penumbra de una ceremonia que es ni más ni menos la más importantes en lo referente a acontecimientos histórico-cívicos en nuestro país.

Desde temprana hora de este lunes 15 de septiembre prácticamente se soldó de vallas metálicas el zócalo, evitando con enjambres de policías el libre tránsito a la gente en todas las calles que rodean y desembocan en la plaza central. Los por qué no se explicaron a la población ni se le advirtió por ningún medio que estaría tomado el zócalo de esa manera. Molestia absoluta contra la ciudadanía.
Un ruidoso helicóptero anduvo horas sobrevolando la ciudad a baja altura causando molestias a la población, afectando particularmente hospitales y atemorizando a la población infantil con un ruidero infernal.
Bajo una muy estricta vigilancia por parte de la policía y viendo en cada ciudadano que quería ingresar a la plaza central para participar en la “fiesta” de la noche mexicana a un potencial terrorista, se dedicaron arbitrariamente a una revisión de bolsas de pañales y de todo tipo que las madres llevarían para atender a sus hijos. Sólo se permitió a cuenta gotas el ingreso de infantes de diez años para arriba, los de diez para abajo algún Herodes ordenó que no entraran a la plaza central. Sin duda que en esto mucho tendrán que ver los programas de la SEP.
Tradicionalmente el evento era transmitido a control remoto por el canal de televisión que dirigen Isabelita Ortega y su muy entusiasta y creativo esposo Martín Martínez Olvera. Esta vez, la porquería de RTG hizo a un lado el canal local y ellos, los de Radio y Televisión de Guerrero, que es canal del gobierno, estuvieron transmitiendo desde algún sanitario del ayuntamiento, la presentación de los artistas que desfilaron por el templete instalado en el zócalo.
Los conductores de RTG, ayunos de cultura, desconocedores de la historia de México y faltos de iniciativa para desplazarse como debe hacerlo un locutor profesional, estuvieron “cortando” la actuación artística para entonces ellos (hombre y mujer) estar hilvanando una serie de estupideces cancelando la transmisión que se hacía desde el escenario. Ninguna razón hubo para que hicieran comentarios como si se estuvieran dirigiéndose a un auditorio de tarados, como ellos.
A la hora de la verdad, cuando RTG podía servir para algo y justificar las enormes cantidades de dinero que se desperdician en esos experimentos de televisión al muy particular estilo angelaguirresco, que es política similar a la del pájaro nalgón, que todo lo que hace con el pico lo borra con la cola, “se les fue la señal”. Hubo una falla técnica superlativa y ya no se pudo ver la ceremonia en la que seguramente el gritón fue Ángel, el de Ometepec y Mario el de Chilpancingo le apoyó jalándole el badajo, no a Ángel sino a la campana.
Después de cada comentario inútil que hacía el hombre “locutor” o comentarista, la muchacha decía: “Así es”. Y lo mismo sucedía cuando ella terminaba de hablar. El hombre decía: “Así es”. Testimonio de su falta de oficio, de cultura y de profesionalismo, porque pertenecen a esa generación de ineptos llamados nuevos periodistas, que suponen que ellos son los inteligentes y  quienes los vemos en la televisión somos los tarados.
Para completar el cuadro: Jamás se había visto a ningún gobernador del estado ofrecer tan pobre y deprimente espectáculo de un 15 de septiembre como el que dio AHAR desde muy temprana hora hasta entrada la noche cuando le falló la ceremonia del grito, le falló la carísima transmisión de RTG y el dinero que invirtió en el “artista” internacional, al que se le pagó en dólares, según comentarios de la gente, que en todo está, menos en misa, ese dinero debió haber servido para algo más útil, construir por ejemplo un hospital o apoyar a unos diez mil damnificados de los ciclones del año pasado.
A Ángel Aguirre se le ve cansado, fastidiado, hastiado de estar como propulsor de noria, dando vueltas en el mismo círculo y no avanza. No tiene gente en quien confiar, y a la que le da oportunidad le falla como es el caso de RTG.
Cuando apenas comenzaba su gobierno se comentó que se robaron los transmisores de la estación Radio Guerrero de Chilpancingo. Jamás Ángel tuvo dinero para comprar nuevos aparatos, ni nadie investigó el robo y los trabajadores, como pudieron, siguieron transmitiendo por internet. Le hicieron paros, le hicieron huelgas y el señor gobernador jamás volteó siquiera para enterarse qué estaba pasando en los medios de comunicación tan importantes de su gobierno.
Se le olvidó que su maestro, amigo y padrino Alejandro Cervantes Delgado fue quien fundó ese tipo de estaciones porque tenía fe en ellas, porque siendo visionario sabía del alcance, de la penetración y de la gran difusión cultural que se podía dar a la obra de gobierno.
Ángel, no sólo se olvidó de la iniciativa de su maestro, sino que dio al traste con el proyecto que comenzó en 1983 y que en 2014 sepultó y que vale para tres chiles verdes. Familias que decepcionadas regresaban a casa después de haber visto “de lejecitos” la quema de cohetes, dijeron: ¡Qué jodido anda el gobernador. Con unos cuantos cohetitos y bengalas otra vez le dio al pueblo atole con el dedo!

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