jueves, 29 de enero de 2015

COLUMNA

Resquicio Político

Hipólito Marbán

¿REPRESION A ENCAPUCHADOS O 
RESTABLECIENDO DEL ORDEN?
  Diversos sectores de la sociedad civil, entre empresarios de los diferentes ramos, se han venido quejando desde hace cuatro meses del secuestro, asesinato e incineración deducido en la “verdad histórica” del abogado de la nación, de que las ventas y el turismo había disminuido considerablemente, subiendo los precios de las necesidades de la canasta básica, ante el secuestro de camiones de distintas empresas mercantiles, una constante en la toma de casetas de peaje, donde
asaltaban a quienes transitaban por la autopista del sol en el Estado de Guerrero, con la “cooperación voluntaria” traducida en una cuota, sin las más mínimas garantías de seguridad en caso de un percance automovilístico, encapuchados pidiendo dinero para la causa en la búsqueda de los normalistas desaparecidos, cartelones pintados solicitando dádivas económicas para los padres de las víctimas, estas últimas, algunos tuvieron que vender lo poco que tenían, otros padres afectados pidiendo prestado, para solventar sus gastos de búsqueda de sus hijos, sin que recibieran los millones de pesos que recolectaban los encapuchados para “su causa”, una lucha que desvió el nucleó del levantamiento estudiantil, la búsqueda ya era solo el slogan cotidiano, varias organizaciones vieron esta oportunidad de lucrar con el dolor ajeno, y cualquiera se encapuchaba para asaltar la autopista del sol, que según el director general de CAPUFE, señaló que en esa vía desde Cuernavaca a Acapulco, se perdían en cada caseta, doscientos mil pesos cada hora, y las mismas tardaban tomadas hasta ocho diariamente, no es necesario ser matemático para cuantificar el dinero recolectado por cada automotor que circulará en esa importante vía de comunicación, la autopista del sol al que por cierto se encuentra en permanente reparación por una pésima planeación (pero eso es otro tema), solo basta ver y las entrevistas realizadas por los compañeros reporteros daban cuenta, de la desesperación de los verdaderos padres de los desaparecidos, que se preocupaban por lo que iban a comer durante el día, pues no se la podían pasar comiendo arroz, lenteja, frijol, que llegaba a las instalaciones de la normal rural de Ayotzinapa como botín de manifestación, con la misma ropa, si acaso dos mudas, pero el dinero recolectado nunca llegó a manos de los padres, porque si así hubiese sido, en materia de reparación del delito, estos ya estuvieran pagados, lo cierto es que el Estado tampoco sabe, ni con su grupo de “inteligencia” camuflajeado en la población, en donde y/o quienes beneficio el dinero recolectado, pues a río revuelto ganancia de pescadores, hoy que la gendarmería nacional, tiene la orden de no tolerar, impidiendo el asalto a las casetas de cobro, ahora los encapuchados se desgarran las vestiduras, que existe represión en su contra, el restablecimiento del orden se ésta y se había estado tardando, la gendarmería junto con la procuraduría general de república, y demás fuerzas estatales, tienen que estirar el brazo de la prevención del delito, y alcanzar también a todos aquellos que bajo el anonimato de noche toman por sorpresa la ciudad, que hasta en las meras narices de las “fuerzas del orden”, se siguen cometiendo atropellos en contra de la dignidad del ciudadano… veremos

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