viernes, 10 de abril de 2015

NOTA ROJA

No durmió en casa y todavía
llegó a golpear a su esposa


Antonio Cantú Rendón.—Un borracho fue enviado a la cárcel municipal la mañana de hoy viernes, luego de que lesionara a golpes a su esposa, Lucero Arizmedi Nava de 20 años de edad, cuando ésta lo reprendió que anoche no llegó a dormir a su casa y estaba preocupada si algo le hubiese sucedido.

El supuesto agresor dijo llamarse Luis Antonio García Bello de 24 años de edad, originario de la cabecera municipal de Juan R. Escudero (Tierra Colorada) pero desde hace varios años habita en la calle  “Emiliano Zapata” de la colonia “San José”.
Sobre los hechos dio a conocer la lesionada que toda la noche se la pasó en vela y preocupada porque su marido no había llegado a dormir y no sabía nada de su paradero hasta la mañana de hoy viernes.
Sin embargo cuando ya eran cerca de las siete horas de hoy viernes salió hacia la calle para irlo a buscar en algún lugar, pero a unos cuantos metros de la calle vio a su esposo vivito y coleando, por ello se le alegró el corazón, al saber que todo estaba bien aunque no hubiese llegado a dormir durante la noche.
Pero desde luego después de la preocupación y pena, como toda una esposa ejemplar y precavida para vivir más, la joven mujer le trató de llamar la atención a su marido y vuelva a repetirse, pero García Bello, lejos de aceptar que había cometido el error, se indignó y reaccionó violentamente a golpes, logrando proyectarle varias cachetadas.
Los vecinos se dieron cuenta de la violencia familiar, y sin perder el tiempo y antes de que el borracho trasnochado fuera a matar a su mujer, llamaron a la policía municipal.
Los tecolotes municipales, al tener conocimiento de que una mujer era azotada por un hombre violento, se trasladaron de inmediato al lugar de los hechos en donde lograron detener  al supuesto agresor.
Cuando ya estaba detenido y sociegado  por los genízaros, le preguntaron a la golpeada mujer que hacían con su violento marido, ella autorizó que se lo llevaran a la barandilla  para darle un escarmiento, mientras ellas más tarde determinaba si lo dejaba encerrado o le daba el perdón. 

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