viernes, 10 de abril de 2015

NOTA

Exitoso baile por
 la paz en Atoyac

Zoila Elena Solís Hernández.ATOYAC DE ALVAREZ, GRO.--Todo un éxito resulto el festival “Baile por la paz” organizado por la agrupación EGBE ORIWA CHUN BOGBO realizado en el teatro al aire libre de la casa de la cultura Acapulco en honor a la fuerza y bondad de madre naturaleza a quien a través de siete espectaculares danzas se le rindió honor en el día que entra la estación de la primavera.

Los bailes fueron en honor a la divinidad de: ELEGBA—ELEGUA—ESU representante de la naturaleza en constante movimiento, considerado como el mensajero divino entre los humanos y mediador entre las fuerzas que nos rodean; a OGUN que representa la masculinidad en su estado natural, quien fecunda las aguas para dar paso a la vida, a YEMOYA, conocida como la diosa de mar quien tiene el compromiso como de una madre cuyo remanso nos abraza o cuyos arrebatos nos hace cambiar de rumbo cuando éste no es el adecuado.
OYA, energía femenina cuyo mensaje lo podemos escuchar en el viento, se le conoce por el cuidado de los niños durante la gestación por lo que a ella se le debe la alimentación a través del cordón umbilical, BABALUAYE, es el Rey de la tierra caliente, de la sequía y de las enfermedades cuando hay pobreza, OSUN, la representante del amor y la prosperidad, representa el profundo enamoramiento con la vida misma, SANGO, la fuerza, representa la capacidad del hombre para vencer obstáculos mediante la voluntad interna, es el representante del impulso masculino.
El evento estuvo organizado por Luis Valdez Vargas, José Martín Ríos entre otras personas que integraron los coros, el conjunto musical, los bailarines ante un escenario perfecto acorde al evento con la madre naturaleza en la casa de la cultura Acapulco a cargo de Eloína López Cano quien formó parte del presídium junto a los periodistas Jorge Falcón, Laura Sánchez Granados y una servidora, quien firma esta nota.
El festival música por la paz logró su objetivo de hermanar a la cultura de la cosmovisión africana, cubana y la indígena mexicana en un evento sin precedentes que logró cautivar y llenar de regocijo, espiritualidad y comunión con el universo y la fuerza de la madre naturaleza a todos los asistentes.

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