martes, 2 de junio de 2015

COLUMNA

Cosmos

Héctor Contreras Organista

 Barrio an Antonio de Chilpancingo
 Estamos a escasos días de la celebración del día de San Antonio. Esta vez será el sábado 13 de junio. Pero, como es costumbre, la tarde de la víspera, los demás barrios de Chilpancingo (San Mateo, San Francisco, Santa Cruz y Tequicorral) suben al barrio querido llevando en el corazón mucha fraternidad para los vecinos anfitriones, música, danzas, flores, arcos, toritos y acuden con velas, veladoras y oraciones a postrarse ante el altar del santo nacido en Portugal. 

 Las muchachas (se supone que ya muy pocas o cada vez menos) tenían a San Antonio como su contacto celestial favorito, su “santo de cabecera” ya que lo ponían de cabeza y en el altar le colocaban unas monedas para que les consiguiera novio. San Antonio venía haciendo las veces de Cupido y formaba parte de una creencia, de una tradición que ya se perdió, como sucedió con “el día de los Inocentes”, o “el día de las mulas” y otras muchas que han pasado a la historia.
 Desde hace siglos, es decir, desde la muy lejanísima infancia vivimos ese tipo de festejos en todos los barrios chilpancingueños, por eso es muy agradable recordar detalles, en este caso de nuestro barrio vecino (nosotros nacimos en San Francisco) y que vengan a nuestra memoria algunas personas que por sus actividades sobresalieron en San Antonio y en sí, en la capital más fea del país: Chilpancingo.
 Manuel S. Leyva Martínez, en su hermoso poema “Canto Intimo a Chilpancingo” describe con entrañable cariño a nuestros barrios: “San Francisco derrocha tus pasiones;/San Antonio, tu gusto pozolero,/ San Mateo florece con tu risa/ y arrulla Santa Cruz tu alma de cuento”. Por cierto, se ha dicho que el poeta nació en Tequicorral pero cuando no era barrio, por eso es que –se supone- no lo considera en el poema.
 El acucioso investigador e historiador don Héctor Gutiérrez Muñoz, vecino del barrio de San Antonio ha hecho trabajos por demás interesantes, como su “Crónica de la Ciudad de Chilpancingo”, que se publicó en el IV Tomo de la Enciclopedia de México, editado por la Secretaría de Educación Pública. Héctor es uno de los personajes más significativos del barrio, acucioso investigador e historiador y gran amigo.
 Fue en la calle, frente al templo de San Antonio, donde una noche hermosa y reunidos los vecinos del barrio con sus muchachas hermosas y sus galantes jóvenes, vimos por vez primera tocar al grupo musical del maestro don Aarón Nieves quien al paso de los años sería y es un gran músico. 
 En el barrio nació el poeta autor de “La Dama de Blanco”, el apreciado amigo Ángel González Cerdenares. Y en las calles de Zaragoza radica la familia Bernabé Díaz, la de la inolvidable doña Lupita, la casamentera del Registro Civil, ahí convivió con sus hijos Isidoro David, ya fallecido y Javier con su esposa Chave y su panadería La Espiga de Oro.
 Y cómo no degustar el recuerdo de doña Pomposa Alarcón Julián –Zaragoza esquina con Niños Héroes-, quien cada 11 de diciembre acudía con su grupo de niñas, “Las Inditas” y su Juan Diego a cantarle a la virgen de Guadalupe en Santa María de la Asunción y en la iglesia de San Antonio, mujer que a pesar de su humildad y modestia nos dio muestra de entusiasmo por preservar una de las tradiciones más hermosas que vivió  Chilpancingo 
 El barrio es cuna del gran artista Manuel “El Chino” Méndez quien es una de las figuras que perviven y que nos remontan a ese Chilpancingo romántico, cuando junto con otros grandes de la guitarra como Jorge López y el profesor Efraín Vélez conformaron uno de los mejores tríos de que se tenga memoria en nuestra ciudad: “Los Galanes”. 
 Otros bellos recuerdos del barrio nos transportan a la panadería de los Moctezuma, a la tienda de don José Bello, y en la calle de Mina nos quedamos con la figura de don José Hernández, peluquero modesto cuya familia aún radica en ese domicilio y quien fuera alumno de la Academia de “San Carlos”. Algunas de sus preciosas obras pictóricas conservadas por sus hijos. Don José fue abuelito de Erik Chavelas (Papá de su mamá), actual secretario general del Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa, Delegación 17 de Chilpancingo.
 San Antonio tuvo boxeadores como “Al Cristino”, Leonardo Solache quien también es carpintero, Enrique (qepd) o sea “Kike el de la barbacoa” con sus padres, hacedores de una deliciosa barbacoa en la calle Heroínas del Sur y otros deportistas valiosos que conformaron aquél famoso equipo de futbol “Deportivo Allende”. 
 San Antonio cobija también una de las escuelas de mayor prestigio, la “Fray Bartolomé de las Casas”, que junto con la “Antonio A. Guerrero” han sido semillero de inquietos y traviesos alumnos de donde egresaron para después convertirse en prestigiados profesionistas. 
 El fervor del festejo popular nos traslada a la víspera de San Antonio los días 12 de junio cuando por la mañana se elaboraba del arco que se hacía con cucharas de sotol. Ya nadie quiere ir a los Parajes de La Laguna y El Solar, allá por el camino a Tepoztepec o frente a Apetlanca, porque es difícil localizar las matas de sotol y hay que trozarlas con hacha, porque abundan las espinas. 
 Los arcos lucían muy hermosos hechos de esa raíz blanca y también color de rosa en forma de cuchara para el pozole. Hoy el pozolito lo sirven en platos desechables, ya no en cazuelas de barro. Cuando no había hambre, en las fiestas de San Antonio se servía barbacoa en pencas de maguey que se conseguían en Las Trincheras o bien en el Cerro Boludo. La barbacoa, servida en pencas y el mezcal en carrizo tan sólo forman parte de un lejano recuerdo.
 En San Antonio se elaboraron las primeras máscaras para las danzas de Chilpancingo, a cargo de don Chano González y en su momento su hijo, don Mateo González, o las que con magnífica destreza se labraron en casa de la familia Cerdenares, particularmente por don Aurelio y su hijo Elías, porque si de algo se siente orgullo el barrio es precisamente de sus artistas.
 San Antonio, nació en Portugal. Es en Padua, Italia, donde murió y aún se veneran sus reliquias en la hermosa iglesia erigida en su honor. La vida del santo la ilustra él mismo con su famosa frase que reza: “El gran peligro del cristiano es predicar y no practicar, creer pero no vivir de acuerdo con lo que se cree”. San Antonio de Padua nació en el año de 1195 y murió en 1231, a los 36 años de edad, hace 784 años.
 Los vecinos se han preocupado por el fortalecimiento de la tradición de la Danza de los Tlacololeros, ya que ellos, con un entusiasmo admirable, han creado el “Encuentro de Danzas de Tlacololeros”, evento a todas luces hermoso y que difiere totalmente de ser un enfrentamiento, como ocurre en diciembre, durante la fiesta tradicional de nuestro pueblo, porque la esencia del evento realizado en San Antonio es que cada danza invitada, haga acopio de la tradición genuina. Levantaron una estatua al Tlacololero que luce en su jardín.
 Lo único que echó a perder la fiesta de San Antonio (y en sí de todos los barrios), es que el día del festejo, desde temprana hora se presentan a la pozolada una mancha de políticos a darse “baños de pueblo”. Eso hijos de superrrr….mán, no tienen ningún respeto al pueblo, a sus tradiciones, a su religiosidad. Confunden Chana con Juana. 

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