viernes, 31 de julio de 2015

COLUMNA

Aprendiendo computación

Apolinar Castrejón Marino

Según las cifras más recientes, en México hay 55.3 millones de internautas. Esto incluye a la población que utiliza teléfonos, tabletas digitales y cualquier otro aparato con acceso a Internet, y esto quiere decir, que menos de la mitad de la población utiliza las computadoras. 
O también, que los mexicanos no dependen de las nuevas tecnologías para su vida cotidiana. Las razones le parecerán de lo más inverosímil: porque son muy pobres, porque no tienen luz eléctrica, o porque no saben leer ni escribir.
Los que están metidos en “Face” son principalmente los jóvenes, a quienes no les importa si sus padres tienen dinero o no, esos jóvenes, a quienes “a hueso” exigen a sus padres que les compren una Lap-Top o un teléfono con sistema operativo. Y también hay muchos adultos a los que les gusta el chisme, y se la pasan en su “feis”. Como también hay trabajadores holgazanes a quienes les gusta perder el tiempo,  y se la pasan metidos en la pantalla de la compu o del teléfono.
Recientemente el escritor inglés de literatura fantástica Ian Livingstone, presidente de la firma de videotecnología Eidos, expresó su preocupación por el hecho de que, desde la escuela primaria hasta la universidad, se han incrementado las lecciones sobre cómo usar una computadora, al mismo tiempo, que las lecciones sobre escritura, lectura y operaciones matemáticas, se han reducido peligrosamente. Los gobiernos esperan que la  cultura general ya no sea necesaria.
Se ha observado que tales enseñanzas están encaminadas para que los educando aprendan a leer pero no a escribir. Todos sabemos que los estudiantes aprenden sobre Word, PowerPoint y Excel. Aprenden a usar estas aplicaciones, pero no a hacerlas. El riesgo es que hemos estando creando generaciones de analfabetas digitales, con los dedos retorcidos de tanto manipular el mouse y el teclado, pero que desconocen las más elementales reglas gramaticales, y de redactar, ni se diga.
Esta generación de consumidores de Internet, se entretienen curioseando en las redes sociales y en los portales, y cuando encuentran algo que les llama la atención les envían a sus familiares, amigos y conocidos: “pensamientos”, videos o “presentaciones”. Pero no tienen capacidad para crear. Y lo irónico es que muchos de esos materiales los podemos hacer nosotros mismos.
Si a los niños se les enseña a ser usuarios en vez de a aprender informática, los estamos colocando en una situación de dependencia. Enseñar el uso de Windows o de Macintosh es como enseñarles a los alumnos a tomar whiskey en el almuerzo.
Pero hay algo llamado software libre (free software), que es contrario a un programa privativo, que priva de su libertad a los usuarios. El software libre respeta la libertad y la comunidad, aunque no se trata solo de la gratuidad, que es un asunto de precio, sino de libertad.
Microsoft, Windows o Macintosh son ejemplos de programas privativos, porque como sabemos, el dueño es quien controla el programa, y el programa controla a los usuarios. 
Insistimos que educar en software libre, beneficia a la formación de futuros programadores. Y quienes tienen el talento de la programación, necesitan leer mucho código, y escribir mucho código. 
Un toro y un pingüino, represen a las empresas de software libre GNU y a Linux. Los usuarios de estas escuelas no sólo serán más libres, sino que además tendrán las herramientas para programar y crear. Y podrán alcanzar el ideal del software libre, ganarse la vida como programadores ¿Cómo? escribiendo programas específicos a la medida de las empresas y corporativos. Cada programa para un cliente.
Muchos negocios necesitan programas específicos, y contratan a programadores que, modifiquen un programa determinado, de acuerdo a sus necesidades. Linux es una interfaz con mucha maniobrabilidad para programación, ya que fue creada para eso.... específicamente. 
Al contrario de Windows, que desde su comienzo fue diseñada para uso doméstico y de oficina, útil para un universitario común y corriente, un doctor, un contador, maestro, o una simple persona que solo usa las funciones básicas como tareas juegos y Facebook. Obviamente que sí se puede manejarse o emplearse para programación compleja, pero si realmente queremos hacer programas bien definidos debemos usar una Macintosh.  

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