jueves, 30 de julio de 2015

COLUMNA

Cosmos

Héctor Contreras Organista

 PROFESORA CRISTINA ABARCA JORGE
-Segunda y última parte- 
“Después de ella fue director el profesor Javier Méndez Aponte quien también nos enseñó a trabajar, fue la época en que la escuela Vicente Guerrero se lucía en los desfiles, en todos los eventos que había de concursos, en los carros alegóricos, en la clausura, siempre quería que se luciera la escuela y que se trabajara. A él le debemos de veras mucho para que nosotros nos hayamos formado. Yo me encariñé con esa escuela, no me cambiaron. 

Hubo un momento en que en la escuela Lauro Aguirre, el profesor Antonio Flores Moctezuma era el director y pasó a decirle a mi mamá: dígale a su hija que traiga sus papeles, hay una plaza federal, y le dije: No, mamá, ya no me voy a cambiar, y me quedé en el estado siempre, en la escuela Vicente me quedé hasta cuando la Normal, cuando fue el movimiento de 1960, la Normal se separó de la universidad y entonces nombraron a la profesora Emelia Chavelas como directora de la escuela Normal. Trabajamos en la colonia Margarita Viguri. Ese edificio se gestionó para la Normal. Antes habían trabajado por aquí en la avenida Juárez, pero cuando ella fue directora nos llamó, como era nuestra compañera en la Vicente, nos llamó a la mayor parte del personal, que teníamos ya especialidad en la Normal Superior y nos fuimos, pero allá el horario era discontinuo, entrábamos a las siete y salíamos a los diez para las nueve, y en la tarde de cuatro a nueve de la noche.
Nos daba tiempo; sin dejar la primaria, estar en la Normal, y entonces fue cuando llegaron la maestra Ildegunda, Rolando Tapia, Fulgencio Díaz, mi hermana Virginia, que iniciaba, la maestra Lucha Calvo, Efraín Herrera que fue prefecto. Varios maestros nos fuimos para allá. Me nombraron subdirectora administrativa estando en la Normal, después fui sub directora.  Pero hasta cuando nos pasamos al edificio donde ahora está la UPN ella, la maestra Emelia, fue directora. La maestra Mella fue muy buena directora, llevaba la formación de la Normal, de la Escuela Vicente y todos compañeros, así es que hicimos un equipo muy bueno y ya nos pasamos a este edificio que también nosotros lo gestionamos.
Cuando estábamos en la Viguri se hizo la inauguración de la Escuela Secundaria, la Raymundo Abarca, estaba el doctor. Entonces nos invitaron a la inauguración, y el grupo de muchachos y maestros fuimos a ver al doctor Raymundo y le pedimos el edifico porque allá era insuficiente, había sólo tres aulas, una biblioteca y para la dirección unos espacios muy pequeños, una cancha y le planteamos. Al momento dijo: Consígase el terreno y hágase la Normal, y entonces se consiguieron esos terrenos que eran unas huertas de los Rivera o no me acuerdo y entonces ahí nos vinimos.
Allí fui subdirectora administrativa, porque después de la maestra Emelia fueron otros los directores: Raúl Salgado, Fulgencio Díaz, el profesor Carreto. Esa institución que fue construida para la Normal la solicitaron los de la Universidad Pedagógica en la época del ingeniero Rubén Figueroa Figueroa y se las cedió por decreto, y aquella Normal que está en los actuales terrenos la gestionaron los de la Normal Rafael Ramírez. Los muchachos hicieron un movimiento porque no querían que nos fuéramos de aquí porque aquella Normal se hizo para la Rafael Ramírez que estaba en el turno de la tarde, pero ya no se pudo rescatar y nos fuimos allá cuando el edificio no tenía ninguna protección, se estaba haciendo la carretera. Para pasar era un problema. La primera experiencia que tuvimos allá fue que nos robaron todas las máquinas, pero poco a poco fuimos viendo con los compañeros y las autoridades que tuviéramos nuestros espacios. Ese terreno que hoy ocupa la Rafael Ramírez estaba sin construir nada y qué bueno que lo pudieron hacer para que las dos escuelas, independientemente, trabajen, que es mejor.
“Cuando nos fuimos allá nombran como director al profesor Timoteo Valle, que antes fue director de Educación, pero fue poco tiempo porque luego se jubiló y llegó el periodo como gobernador del licenciado Alejandro Cervantes Delgado (1981-1987) y entro como directora y como sub directores el profesor Javier Peralta Chavelas y Rolando Tapia Rodríguez, hicimos equipo muy bien con ellos, con el personal, con todos, y ahí estuve de directora hasta que me jubilé, en 1993.
“Tuve varias experiencias en muchas instituciones, mi mayor orgullo es haber sido nombrada directora de una institución de la que egresé, esa es la mayor satisfacción que tengo, pero trabajé también en otras instituciones. Había los Cursos de Mejoramiento Profesional en vacaciones. Se abre la Normal Superior y trabajo en ella, en los tiempos libres. Me invitaron también de la escuela Preparatoria número uno, donde también fui maestra. Hubo oportunidad de tener unas horas en la Escuela Secundaria Raymundo Abarca Alarcón, pero en turno vespertino, federal, son poquitas horas, pero con esas inclusive me jubilé, porque nunca quise trabajar en la tarde tiempo completo. Aquí mismo en la Normal Federal que a veces cumplía un interinato, el director de entonces y el representante que venía de México me ofrecían horas en la Normal Federal, no las acepté porque la entrada era a la una, y yo soy de la idea que uno debe atender, si es casada, su hogar, su trabajo, pero que pueda uno”.
-La admiramos, la respetamos, la queremos mucho, siempre la vemos con una formalidad y una personalidad impresionante, pero nos preguntamos cómo en su vida, en su camino, en su trayectoria se aparece de pronto un duende inquieto, travieso que conocemos por Cupido y la flecha, ¿qué pasó ahí?
“Ah, pues, con Javier (su esposo) nos conocimos a través de la profesora Queta Flores, éramos compañeras en la Vicente Guerrero, nos quisimos como hermanas, inclusive nos decían que si éramos hermanas. Ella era novia de Pablo Adame, con el que se casó y ya me presentaron a Javier y que íbamos para acá, que al pozole, al toronjil, a los paseos a Tepechicotlán, y con el tiempo se dan las cosas y sin querer nos casamos con Javier y aquí estamos”.
De esa unión nació Erika Rafaela Villalva Abarca, falleció recién casada, estudió para Contadora, hizo su carrera, su licenciatura, su maestría; estaba trabajando, tenía mucho entusiasmo por ejercer su carrea pero desgraciadamente murió a consecuencia de un embarazo, nos informó la profesora Cristina.
-Le suplicamos un saludo para quienes fueron sus alumnos y sus compañeros de trabajo.
“Cada vez que encuentro a los egresados de la Normal, los felicito, porque veo que me ven con mucho cariño a pesar que recuerdan que era muy estricta, pero reconocen que así debe de ser; que gracias a eso y a sus maestros han sobresalido. Me enorgullezco y les digo que no hay ahora maestros que tengan la vocación; habrá algunos, pero si sustituyen la falta de vocación por el sentido de responsabilidad, lo logran; logran ser unos buenos maestros, que la niñez y la juventud los está esperando, porque ven en el maestro a sus segundos padres. 
Que traten a los niños con cariño y con amor, a veces el amor que no tienen en sus casas lo encuentran en la escuela; que tengan siempre en cuenta a la Normal que los formó y que nunca la defrauden. Y a mis compañeros que actualmente están, que la mayoría son egresados de la Normal, que le echen ganas, que sigan poniendo en alto a la Normal. Es lo que se necesita: Buenos maestros, buenos educadores, eso está esperando la niñez y la juventud de Guerreo”.
En el periodo que fue directora la Escuela, la Normal del Estado fue reconocida como centenaria y abanderada en la ciudad de México, igual que todas las escuelas centenarias como las de Veracruz y estado de México. Ella llevó la representación del Normalismo del Estado de Guerrero. Muchas gracias a la Maestra -¡ella sí!- por la entrevista.

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