martes, 12 de abril de 2016

COLUMNA

Cosmos

Héctor Contreras Organista


 “El Jefe Cari”
El profesor Caritino Maldonado Pérez, nació en Tlalixtaquilla, Guerrero, el 5 de octubre de 1915. En consecuencia, este 5 de octubre de 2016 se cumplen 101 años de su natalicio.
Aprovechando la fecha y con la debida antelación, el gobierno del estado de Guerrero envió la iniciativa al Congreso del Estado, en abril pasado de 1914, a fin de que los restos mortales del ilustre político guerrerense, fallecido el 17 de abril de 1971 en un accidente aéreo a la altura del poblado El Miraval, municipio de Zumpango del Río, fueran trasladados y depositados en la Rotonda de los Hombres Ilustres de Guerrero donde, según decir y sentir del pueblo “no están todos los que son ni son todos los que están”.
Caritino Maldonado Pérez fue conocido y querido como “El Jefe Cari”, que así lo bautizó el pueblo de Guerrero cuando ascendió a la gubernatura del estado. 

Dueño de una trayectoria política valiosa, debido a los cargos de representación popular que ocupó y por los beneficios que por medio de ellos logró para el estado y particularmente para la región de la montaña, escaló en diversos cargos públicos, siendo los más destacados ser secretario particular del popular y también muy querido gobernador general Baltazar R. Leyva Mancilla y más tarde ocupar la Oficialía Mayor de la Secretaría de Salud, en la época que Víctor Martínez Manatou fue titular.
Víctor Martínez Manatou figuró entre los “tapados” para ocupar la presidencia de la república y fue un duro competidor de otro fuerte aspirante: Luis Echeverría Álvarez quien finalmente ocupó la primera magistratura del país. 
Maldonado Pérez fue un firme y decidido político que apoyó a Martínez Manatou. Pero como se dice que en política los amigos son ficticios y los enemigos de a de veras, se rumoró que en Echeverría quedó un “resquemor” contra Maldonado Pérez quien en abril de 1969 ascendió a la gubernatura de Guerrero. 
Algunos reporteros “cubrimos” una gira de trabajo del presidente Echeverría en la montaña de Guerrero y allá se saludaron de mano el presidente con el gobernador y se supuso que debido a ello, la posible antigua fricción política entre Echeverría y el jefe Cari, había sido superada.
En 1971, cuando el presidente vino a Tierra Caliente, acompañado de los más connotados políticos de su régimen, Caritino Maldonado estuvo ahí pero tenía prisa por regresar a Chilpancingo y Carlos Hank González, a la sazón gobernador del estado de México, le prestó su helicóptero, volando de Ciudad Altamirano a Chilpancingo la tarde del 17 de abril de 1971.
El helicóptero, conducido por el muy experimentado capitán Héctor Humana, llevando como tripulantes a Caritino Maldonado Pérez, al profesor Federico Encarnación Astudillo y al licenciado Carlos F. Urióstegui Ocampo, gobernador, presidente de la Cámara de Diputados y presidente del Tribunal Superior de Justicia de Guerrero, cayó en un profundo barranco muriendo sus cuatro ocupantes.
Hubo desesperación porque se ignoraba qué había sucedido con la nave, hasta que después de muchas horas de búsqueda se supo que cayó y que los representantes de los tres poderes del estado habían muerto.
Don Caritino Maldonado Pérez casi nada pudo hacer como gobernador, se rumoraba que debido a los bloqueos políticos y económicos que tenía “allá arriba” ordenados “quién sabe por quién”. 
A la gente trabajadora de Xalitla, donde se elabora arte en papel amate, les hizo unas casetas o stands a orilla de la carretera,  a la altura de ese poblado para que vendieran sus bellos productos a los turistas que acertaban pasar por la vieja carretera federal.
Los artesanos y algunas personas que conocieron y trataron al popular gobernador le han vivido agradecidos y de hecho son de los muy contados guerrerenses que cada 17 de abril en el aniversario luctuoso llegan al panteón a llevarle ramos de flores y su gratitud por el apoyo que recibieron de un gobernador guerrerense cuyo mandato fue efímero.
Era don Caritino de carácter recio, firme, de enorme disciplina pero a la vez generoso, atento y muy humanitario.
Cuando en septiembre de 1970 se desbordó la barranca de Apantzingo y hubo una veintena de vecinos muertos que fueron arrastrados por la corriente de aguas embravecidas, el señor gobernador anduvo toda la noche recorriendo la población y llevando apoyo a los afectados. En ese tiempo el estimado médico Ronaldo Leyva Adame era director del centro de Salud en Chilpancingo y don Alberto Saavedra Ramos el director de los Servicios Coordinados de Salud Pública.
Mucho muy querido fue don Caritino. En lo particular nos alegra mucho que sus restos mortales hayan sido depositados en la Rotonda de los Hombres Ilustres de Guerrero, sitio al que hemos pretendido trasladar los restos mortales del gran poeta guerrerense nacido en Chichihualco, Lamberto Alarcón Catalán, sepultado en Ciudad Acuña, Coahuila, y quien fue autor, entre infinidad de bellos poemas, del “Canto al Laurel del Templo de Chilpancingo”.
Qué bueno que se dio el acontecimiento en memoria de don Caritino Maldonado Pérez, a quien después de más de 40 años de muerto, se le hizo justicia. 
Qué bueno, porque a otros ilustres ni en cuenta se les toma.  

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