jueves, 21 de julio de 2016

COLUMNA

Cosmos

Héctor Contreras Organista

 Fernando Agüero Mancilla fue director de Comunicación Social de la Universidad Autónoma de Guerrero durante el rectorado de don  Arturo Contreras y continuó con el Doctor Ascencio Villegas Arrizón. Al paso de los años y de varios rectores, escaló cargo y sigue en rectoría con el actual titular de la ahora UAGro.
Supimos que hace poco falleció su mamá, la siemp
re atenta y cordial amiga Margarita Mancilla, por lo que hacemos presente (aunque demasiado tarde) nuestro más sentido pésame. Un abrazo, Fernando y nuestra solidaridad de siempre.
El 14 de marzo de 2011, tuvimos la oportunidad de dialogar con él en sus oficinas. Fue en una de esas charlas donde supimos que incursionó en el futbol profesional, lo que nos dio mucho gusto y lo felicitamos. Ese fue el motivo de la entrevistarlo para el librito “Deportistas Guerrerenses” que por falta de patrocinio, no ha salido, aún, a luz pública. 

Va, la entrevista:
-¿Cuándo y dónde naciste, Fernando?
“Sí, Héctor, fíjate que nací un 24 de mayo de 1967, y mis padres, mi señor padre es el señor Fernando Agüero Ortega, conocido tuyo, amigo. Mi señora madre la señora Margarita Mancilla Cuenca, también conocida de tu generación, y mi familia es oriunda de Chilpancingo. Yo soy oriundo de Chilpancingo, nomás que por el trabajo que tenía mi señora madre, cuando estaba pequeño, era de secretaria Ejecutiva, precisamente en un banco llamado hace mucho tiempo Banco Agrícola, después Banco Rural, hoy no sé qué destino tenga, pero toda la vida chilpancingueña”.
-¿Dónde realizaste tus primeros estudios?
“Fíjate Héctor que es muy curioso. Mis estudios fueron estratégicamente, por así decirlo. Precisamente por el mismo trabajo que tenía mi señora madre, a ella la cambiaban de sucursal y fue que inicié mis estudios de preescolar aquí en Chilpancingo, de ahí emigramos a la ciudad de Técpan de Galeana, de ahí estuvimos en Acapulco, en Coyuca de Benítez y prácticamente vine a culminar mis estudios en Atoyac de Álvarez. Estoy hablando de la Primaria y Secundaria. Posteriormente salgo de Atoyac de Álvarez por una situación muy curiosa: El futbol”.
-¿Cómo sucede esto?
“Desde muy pequeño siempre me atrajo el futbol. La pelota era mi instrumento de juego, aparte del estudio, lógicamente. Inicié mis pininos en equipos modestos aquí en Chilpancingo. Recuerdo que estaba la cancha en la colonia Los Ángeles, pero donde está la escuela Justo Sierra. Ahí había una canchita hace mucho tiempo, rústica y todo, y ahí se armaban los torneos infantiles y ahí participábamos en un equipo que se llamó Los Tiburones Verdes. Posteriormente cambia de nombre, se pusieron Los Cremas, etcétera. Esos fueron los pininos. Sin embargo, cuando empiezo a emigrar a la Costa Grande, en cada lugar jugábamos. Llegando a Atoyac, me dedico con más ahínco al futbol. Participé en el 49 Batallón de Infantería jugando futbol. Participé en un equipo que le decían el Fesa, donde traían jugadores de Acapulco, estoy hablando del famoso Cayaco. Tuve la fortuna de jugar con Antonio Servín y Rodolfo Villegas, en el Unirroyal de Técpan. De ahí, jugamos con un equipo muy famoso en Atoyac, que era el Cuauhtémoc, don Marcelino era nuestro entrenador y traía gente de México, de los Pumas. De tal manera que durante toda mi estancia jugando en esos equipos, llegan los visores de los Pumas. Yo estaba prácticamente en tercero de Secundaria, pero ya jugaba en Primera Fuerza, lo que así se llama en la Costa. Fui seleccionado de Costa Grande, jugué tres estatales. De ahí fuimos cuatro compañeros los que tuvimos la fortuna de que los visores nos llamaran a probarnos. Fuimos a probarnos y de ahí emigré de Atoyac. Al terminar la Secundaria nos fuimos, y algo que mucho me llamaba la atención era la edad que tenía, no cumplía los dieciocho años para poder solventar un convenio, una firma, sino que tuve que recurrir a mi madre, pero ya sabes cómo son las mamás, no quieren dejar a los hijos, quieren que primero estudien, y así fui como emigré, y estuve un tiempo en Los Pumas”.
-¿En el cuadro titular?
“Por una escasa vez, nada más. Me acuerdo que estuvimos frente al Tampico-Madero, fueron escasos minutos pero logramos estar un rato. De ahí estuvimos en las inter-escuadras hasta que me lesioné la rodilla y tuve que regresar, desgraciadamente. Estuvimos ocho meses nada más con los Pumas en sus inter-escuadras, estuvimos trabajando, sin embargo por la lesión que tuve regresé a Chilpancingo donde ya mi señora madre no me dejó ir, porque la intención era la firma precisamente de avenencia, de lo que se hace con los padres y los equipos grandes. Ya no se pudo y me puse a estudiar aquí en Chilpancingo, y aquí inicié mi carrera profesional”.
-¿Cuándo te estableces de manera definitiva en Chilpancingo?
“A partir de mi Bachillerato. Comienzo a estudiar el Cebetis. Por cuestiones de vocación no cumplí los  requisitos y fui al Colegio de Bachilleres, de la primera generación, estamos hablando del 82. Terminé mis estudios con especialidad en Construcción, y posteriormente ingresé a la Universidad Autónoma de Guerrero, a estudiar mi profesional que fue la Unidad Académica de Comunicación y Mercadotecnia, que antes se llamaba la Escuela de Ciencias de la Comunicación”.
-¿Cómo te fue ahí?
“Cuando egresamos de esa carrera se inició un proyecto en donde los mejores alumnos tenían que quedarse para replantear la Plantilla Laboral Académica. Para eso, la dirección de la escuela nos envió en ese momento a un curso y trajeron de Cuba cursos para Pedagogía y Docencia. Nos metimos  y logramos hacer el Examen de Oposición para integrarnos a la Escuela de Comunicación, y ya quedamos como académicos, de la planta de catedráticos. En el transcurso de lo que es el trabajo académico, primero fui sub-director académico, después de ser sub director pasé a ser director. Estamos hablando de los noventa”.
-Proporcióneme por favor un panorama general del deporte en Guerrero cuando lo practicaste, y cómo lo ves en la actualidad.
“Después que regresé de mi estancia en la UNAM, hubo varios equipos que me invitaron a jugar. Recuerdo que en la colonia de los Ángeles, que era una de las canchas más importantes en ese momento, era la competencia de barrios y de colonias y con equipos muy fuertes, como lo fue el Aolo, como lo fue el Deportivo Aldama, el Club 154 de PepeTrigo, los Panaderos, San Mateo, muy fuertes de esa generación”.
-¿En cuál equipo jugaste en esa época?
“Cuando regresé inicié en el Aldama. Posteriormente, cuando se empezaban a realizar los torneos de barrios, jugué con la constructora Aolo. Estuve un tiempo con San Mateo, con el Club 154, con los Panaderos, prácticamente en pequeños torneos que se hacían. Culminé de jugar ahí con un equipo de la universidad que se llamaba Universitarios.
De ahí comencé a jugar en diferentes ligas. Fui campeón goleador de la Liga de la Tata Gildo. Por cierto ahí mencionaban: ´Gaspergol´ porque el equipo que nosotros teníamos se llamó “Fantasmas”, que estaba constituido por maestros de la Escuela de Comunicación y alumnos, y en ese torneo, que fue muy amplio y donde participan equipos fuertes, salí como campeón goleador dos veces, y el apodo que pusieron en ese momento, que está en la prensa escrita, era ‘Gaspergol´, por ser fantasma, son las anécdotas que uno cuenta”.
-Seguramente tienes noticias de aquellos equipos grandes que hubo en la universidad, el Universidad Rojo, el Universidad Gris, etcétera.
“Sí, efectivamente. Fíjate que rascándole a la historia universitaria, cuando me encuentro con el equipo Águilas de la UAG, un equipo muy grande, muy fuerte, tradicional, con Rubén Mora al frente, con varios compañeros que tuvimos el orgullo de haber jugado juntos con el Chema, con Molina, con Nicolás, con todos ellos jugábamos. Algunos sobresalían más, algunos andábamos todavía en los pininos, pero efectivamente, el futbol anterior creo que era más estratégico en relación a las posiciones que se jugaban, era de mayor fortaleza, de mayor entrega en el lugar donde te posicionaban, de mayor equipo. Antes, el que driblaba, el que desequilibraba era el compañero que decían que jugaba más, pero actualmente vemos que no, sino que son parte fundamental de jugar en quipo precisamente, es futbol asociación. 
Hoy el futbol ha dejado la estrategia y se ha ido más por la fuerza, por la fortaleza física, por hacer ya más una estrategia no de posiciones, sino una estrategia de  buscar que un equipo solamente gane y no juegue como equipo. Y anteriormente creo que era más de garra el futbol, era más de estrategia, de técnica. No critico, porque actualmente juego y tengo un equipo que se llama Águilas de la Uacom, pero son muchachos que a veces uno los regaña, uno los orienta, porque de alguna manera uno tenía un juego de visión, de equipo, de futbol asociación, y hoy no. Hoy los muchachos, con esa sed física, con esa sed de meter un gol, a veces juegan solos. Se pelean por el balón de futbol demostrando ser lo que a lo mejor no son en su momento. 
Aparte, el estereotipo de los grandes jugadores. Antes eran muy pocos a los que seguíamos: Pelé, Maradona, Garrincha. Veías jugar a esos grandes hombres del futbol, pero creo que no había la intención de enajenación de jugar como ellos. Hoy sí, hasta el peinado, hasta la forma de chutar, los zapatos, el color, porque si no, no eres como aquellos. Creo que eso ha venido un poco a afectar, y la enajenación de los medios y los estereotipos de los jugadores, han venido a implementar el futbol como una forma de mercadotecnia. No se ha perdido la calidad, pero nos ha invadido más la situación mercadológica que la cuestión de jugar un buen futbol. Yo creo que es por ese lado, porque lo vemos. 
Recuerdo que antes era creatividad del uniforme. Hoy vemos que dicen: Nos queda el uniforme del Pumas, el uniforme del América, de México, de otro país, a lo mejor porque ya están hechos, pero es la mercadotecnia, y antes no. Nosotros hacíamos nuestros uniformes. Comprábamos playeras blancas y comprábamos las famosas pastillas de tinta y le poníamos unas ligas en las mangas o donde queríamos que se hiciera una ruedita blanca, y esos eran nuestros uniformes para distinguirse, y hoy no. Entiendo lo de la mercadotecnia, los precios, la economía, pero yo creo que eso ha sido el cambio, la invasión mercadológica”.
-Quiero agradecerte profundamente este diálogo. Platicar contigo de cualquier tema siempre es interesante pero quería conocer tus reflexiones, tu experiencia como futbolista y por eso vine a molestar.
“No, no. Gracias Héctor. Yo creo que a veces debemos tener este momento precisamente personal. El futbol para mí siempre fue prioritario. Recibía los regaños de mi señora madre. A veces dejaba uno el estudio por irse a patear una pelota, a cascarear, pero esto es parte fundamental de la formación de una vida. Hoy me preguntan, ¿a quién le vas? Y les digo: Soy universitario, al Puma. Otros dicen: al Cruz Azul, a las Chivas. Bueno, a lo mejor es como el clásico dicho: Bueno, de sentimiento, de corazón soy universitario, pero dice, de cabeza, a lo mejor le voy al América.
Te agradezco, y quiero darle un mensaje a los compañeros: Que sigamos con el futbol, el deporte es muy bueno, hay muy buenos deportistas, muy buenos futbolistas, hay que rescatarlos. Para eso están los equipos. Yo también pediría a todos los equipos que implementaran los entrenamientos, la orientación vocacional del deporte, del futbol, porque se ha perdido. A veces vamos a jugar nomás por jugar y decir, bueno, estamos haciendo ejercicio. Yo creo que el futbol lo debemos tomar como una disciplina en nuestra vida personal y diaria para que seamos también ejemplo con los muchachos, y seamos ejemplo totalmente con la cuestión de todo lo que corresponde a nuestra vida cotidiana y a nuestro alrededor.
Yo quisiera dar ese mensaje y agradecerte la plática y la charla que tenemos, que soy oriundo de Chilpancingo y orgullosamente universitario”.
-Gracias, Maestro Fernando Agüero Mancilla. 

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