lunes, 18 de julio de 2016

COLUMNA

Cosmos

Héctor Contreras Organista 

“La Virgen de El 30”
(Reportaje publicado hace años)
Poblado “Kilómetro 30”, municipio de Acapulco.-Don Sixto Rentería Vázquez es quien hace el aseo, cuida que no se roben las flores que los católicos llevan al santuario y nadie dañe el lugar. Se sostiene del poco dinero que le dan los peregrinos. También platica de cómo y cuándo la virgen se apareció en la roca…

“Después que tronó la dinamita y el cerro se desgajó, en esta piedra fue donde Roberto, el barretero, descubrió la imagen de la virgen de Guadalupe, estampada sobre la piedra. Corría el año 1956 cuando se construía la nueva carretera hacia Acapulco”. 
En efecto, a 30 kilómetros del mundialmente famoso puerto guerrerense, sobre la carretera federal, rumbo a Chilpancingo, en las afueras del poblado del mismo nombre: “Kilómetro 30”, se hizo el hallazgo, al descubrir, perfectamente delineada sobre la roca caliza, una silueta de la virgen de Guadalupe.
Se realizaban los trabajos de rectificación de la carretera federal México-Acapulco. Al enterarse los habitantes de “El 30”, y particularmente los católicos, que la Virgen de Guadalupe se había aparecido a la entrada del pueblo, de inmediato comenzaron a llevarle flores y velas, se hicieron procesiones enormes y nadie permitió que el cerro se siguiera dinamitando por lo que los ingenieros encargados de la obra desviaron el camino formando una curva en lugar de la recta planificada. 
Día y noche “La Virgen del 30”, como así se le comenzó a llamar, era visitada por infinidad de católicos. Informó don Sixto que al lugar llegaron inicialmente peregrinaciones de las dos costas de Guerrero (Costa Grande y Costa Chica) así como de Acapulco y Chilpancingo. 
La noticia se propaló rápidamente y entonces los visitantes venían de otros estados de la república, comentó don Sixto Rentería Vázquez, quien desde hace muchos ha cuidado de la limpieza y el buen estado de la ermita.
-¿Cómo fue que se hizo cargo del cuidado de la ermita y por qué hace el aseo del lugar?, preguntamos a don Sixto, un sexagenario, vecino de “El 30” quien mostrándose un tanto reacio para hablar nos respondió en su tono costeño:
“Es que debía una promesa”.
Luego nos hizo favor de relatarnos detalles como el que doña Luisa Nava Torres fue esposa de Roberto, el barretero, quien descubrió la estampa de la virgen en la roca, “pero hace muchos años se fue de aquí”. No recordó el apellido del obrero que trabajaba en la carretera y quien falleció hace unos 25 años.
Don Sixto denota en su forma de vestir y por la penetrante y aguda sudoración que despide, con olores nada agradables, que también es víctima, desde hace algunas semanas, de la falta de agua para el aseo personal que, nos informa, “a veces se sufre en la región”.
Pero eso, en realidad, poco le preocupa. A cada visitantes que llega a la ermita le obsequia con algunas flores que talla sobre la roca donde está delineada la imagen de la virgen de Guadalupe, misma que luce rodeada de un paño rojo con lienzos adheridos y desplegados a manera de rayos dorados. Sobre lo que semeja la cabeza de la virgen alguien colocó una corona dorada en miniatura, con lo que se intenta darle similitud a la que se localiza en la Villa de Guadalupe, de la ciudad de México.
-¿Alguien le paga a usted por cuidar la ermita, por atender a los visitantes y por estar aquí?
“No. Matilde no me paga nada por estar aquí”
-¿Quién es Matilde?
“Matilde Valdez Torres es la señora que mandó hacer la ermita pero no me paga nada. Yo lavo, barro, hago todo el aseo, hasta de los baños; coloco las flores en el altar. No puedo dejar aquí solo porque se llevan las flores”
-Entonces, ¿de qué vive usted?
“De lo que me va dando la gente que viene. Antes doña Matilde me daba veinte pesos diarios, pero una señora que vino de visita me dijo que me debe dar por lo menos cien pesos diarios y seguro social y aguinaldo porque yo soy un trabajador”
-¿Doña Matilde es la dueña de este lugar?
“Sí, es la dueña, porque ella sacó el papel del terreno en el gobierno y ella es la dueña de la virgencita”.
En su relato, don Sixto Rentería Vázquez indica que la capilla se edificó hace 35 años y que “doña Matilde puso todo el material de construcción y la mano de obra, ella pagó los albañiles”..
-¿Celebran misa los sacerdotes?
“Antes sí; venía el padre Toño, y también el padre Gallo, pero el que está ahora dice que no quiere saber nada”.

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