martes, 21 de febrero de 2017

ARTICULO

Un PRI sin Ideología
Juan López
Desde sus orígenes en Grecia -550 años A. de Cristo; monarquía de Clístenes-, en la humanidad, los partidos políticos han sustentado sus cimientos morales, legales e institucionales en las plataformas ideológicas que se ocuparán del perfil social que han de defender y aplicar, en el  régimen que de ellos emane.  Cuando un organismo político  carece de una secretaría de ideología, éste deja de ser  un Partido, para convertirse en una irrealidad, una mojiganga, remedo a imagen y semejanza de la pandilla que se agrupa para otros fines perversos, como perpetuarse en el poder y no únicamente con los propósitos electorales con que se engaña a la sociedad.

En primer lugar un liderazgo no se fabrica. Afirman los gnósticos  que es posible elaborar cigarros sin tabaco y añejar vinos sin uvas, pero no es posible transformar a un burócrata vertical, un vaquero, en un líder político, como aquí se pretende convertir en cabecilla de la voluntad social, popular al señor  Heriberto Vásquez Huicochea, dándole las riendas del PRI con el indecible propósito de que pierda en Guerrero las ya inminentes  elecciones.
La política, desde Alcibíades y Cicerón, ha sido la estrategia de a la sociedad  resolverle sus problemas. Escuchar los anhelos y penurias de la gente. Atender las prioridades del pueblo para hacer justicia como Salomón, ofreciendo partir el niño por la mitad y dar a cada madre reclamante una parte de la criatura.
Ser titular de un Partido en el poder  es definir la ideología diaria con que  el régimen luce su estafeta social. Puede asesorar con su observancia en los rezagos públicos de que adolece el gobierno. Un ejemplo: en las cárceles de Guerrero hay miles -sí miles-, de presos comunes que no han sido sentenciados pese a que ya vencieron los límites jurídicos que las leyes mandatan para que sean condenados.
Si uno de los más pésimos Tribunales  Superior de Justicia está en Guerrero, qué mejor para un partido político solidario, responsable y con conciencia jurídica que avalar con su gestión que los reclusos desprovistos de garantías legales y marginados por la irresponsable negligencia de los jueces, pasen a ser reserva de las preocupaciones civiles de una nueva procuración política que desde el PRI atienda a estos pobre hombres marginados.
Un desposeído no es sólo aquel individuo que carece de bienes materiales. La pobreza cierto es carencia, pero la exclusión penal es intramuros.  Quien está preso y no tiene libertad  por indolencia de la autoridad, es una víctima de los hombres en el poder.
Pero para entender esto hacen falta lecciones ideológicas; clases de identidad social. Un burócrata -simple y torpe-, alucinado con la tabla de organigramas del PRI no tiene noción de tales menesteres.
No podemos en este caso hablar de líder; más bien de simulación. Lo cual es un riesgo irresponsable e innecesario. ¿Cuándo Heriberto Huicochea ha ganado una elección en condiciones competitivas con partidos de oposición? Es pregunta…
Aislado, jugando a las escondidas,  perdido en la maraña de cuates lisonjeros; gusta del canto de las sirenas: música de los aduladores. 
PD: “En política si la mayoría dice que es de noche, hay que encender los faroles”: Carlos A. Madrazo.

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