martes, 11 de abril de 2017

COLUMNA

Tiempos y realidades
Jorge Guzmán Martínez
Muchos comentarios se han escuchado ya a lo largo de varios años sobre la situación que vive el país en torno a la seguridad de sus habitantes, y es que no es para menos, son muchas las personas que han perdido la vida, motivos, hay muchos, unos porque estaban en el lugar menos indicado, otros como dijera mi abuela andaban buscando su mal y lo encontraron.
Aunado a eso los delitos se han incrementado a diestra y siniestra pues los canceres sociales van amarrados unos con otros, los asaltos, los secuestros, las extorsiones, los homicidios imprudenciales, y los premeditados han venido a incrementar las estadísticas mortales en casi todos los estados de la Republica.
Otro Flagelo que afecta mucho a la sociedad, se  estima que es la corrupción y es considerada como el talón de Aquiles desde tiempos inmemorables, es   uno de los principales problemas del país, hay  estados con problemas de gobierno y de gerencia, --que son la mayoría--, y
estos  incumplen con sus funciones fundamentales, desincentivando la inversión y afectando la calidad de vida de sus ciudadanos.
Es bien sabido por la sociedad que el descredito de los gobiernos nos ha traído esa  sensación de que se navega sin rumbo y sin futuro, ¡hay¡  estos gobiernos fallidos y corruptos dijeran los guerrilleros, si don Miguel Hidalgo viviera se avergonzaría del sistema, pues no sabría si es condena o maldición la demanda popular de acabar con este padecimiento. Donde quedó su lema de  “¡viva Fernando VII y muera el mal gobierno!”
Imagínese amigo lector la historia de México aún no ha desembocado en una gobernanza de calidad -y ni desembocará- que garantice las libertades, la seguridad y los derechos de la población a niveles de vida dignos, la educación y los servicios de salud de calidad, cuando se verán? Menos un crecimiento sostenido, y la creación de empleos formales bien remunerados será una utopía, y que se puede decir de la igualdad ante la ley bajo la protección del estado de derecho, nada, de nada.
La ausencia de un auténtico estado de derecho, ha frenado el crecimiento económico, el desarrollo y la prosperidad de la nación, y también la falta de un verdadero imperio de la ley ha propiciado la corrupción y el fortalecimiento del crimen organizado.
En palabras pesimistas se oiría como que ha triunfado la impunidad, todo mundo lo sabe que cuando un sistema de procuración e impartición de justicia es deficiente y corruptible, es imposible tener una gobernanza de calidad y los malos gobiernos nunca morirán, y se vanaglorian de sus informes manifestando que luchan a brazo partido por una mejor seguridad en el país.
Pero el tema de seguridad sigue siendo una constante preocupación porque la mal llamada guerra contra el narcotráfico la llevamos perdiendo desde su inicio, y con ella el tejido social cada vez más descompuesto que no parece tener salida dada la continua condición Paupérrimo de las clases menos privilegiadas –que son la mayoría– de este país. Hasta la próxima.

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