lunes, 17 de julio de 2017

NOTA

Sin clausuras de cursos escolares
de pueblos desplazados de Chilapa

CHILAPA DE ALVAREZ, GRO.--Pedro es un niño que cursaba el tercer año, en el Jardín de Niños de la comunidad de Ahuihuiyuco, en Chilapa de Alvarez, Guerrero. Como todos sus compañeros, no tuvo clausura porque fue desplazado junto a su familia, por el crimen organizado.
Dejó todo en casa, juguetes, libros, a sus mascotas y más. Tenía la ilusión de culminar la primera etapa de su vida y recibir regalos en su clausura, pero dos meses antes del final de cursos, tuvo que huir con sus padres y hermanos.
Doña María es su mamá. Está refugiada en la cabecera municipal, Chilapa, donde no pudo ingresar a su hijo a otro centro educativo, y aunque la Secretaría de Educación del Estado le
prometió que su hijo recibirá el certificado con el que podrá ingresar a la primaria, ella no tiene la seguridad de que el pequeño lleve el mismo nivel de aprendizaje, al menos, en los primeros meses del nuevo ciclo.
La madre de Pedrito narra que desde el primer día que la gente comenzó a irse del pueblo por miedo a ser víctimas de un atentado, su familia decidió huir también. Por ello, su hijo no terminó el ciclo escolar.
La comunidad es considerada “mezcalera”, por las fábricas que funcionan en la zona. Esta es una de las principales actividades económicas junto con la siembra, que es el trabajo de su esposo.
Doña Mary dijo que en dos semanas regresará a Ahuihuiyuco, porque “le comentaron” que están regresando las familias a este y otros dos pueblos vecinos donde la gente también fue desplazada por amenazas del crimen organizado.
Hoy los cuida el Ejército Mexicano, pero, no tienen la garantía de que los militares siempre estarán ahí.
Mientras ella platica con un reportero, Pedrito juega con dos carros de plástico que le prestó su primo José, con quien han pasado todo este tiempo desde su salida del pueblo.
El pequeño desplazado quiere ser policía cuando sea grande, cuenta su mamá, sin embargo, todo para ellos es incertidumbre al no saber si podrán vivir tranquilamente en su comunidad, o al menos cuándo le entregarán los papeles de su hijo para poder inscribirlo en la primaria.
“Allá está nuestra vida, nosotros ya no podemos estar aquí escondidos sin hacer nada, por eso nos queremos regresar porque allá dejamos nuestra vida”, expuso la señora María, al final de la charla.
En tanto, ella esperará que la Secretaría de Educación Guerrero cumpla su promesa de entregarle certificado a los niños desplazados que no culminaron el ciclo escolar, pues de lo contrario, no podrá inscribirlo en la primaria. Para ello, tiene que esperar a que los maestros del jardín, regresen al pueblo.
MAESTROS VOLVERÁN HASTA EL INICIO DEL SIGUIENTE CICLO
En esa zona de desplazados que comprende los pueblos de Ahuihuiyuco, Tepozcuautla y Tetitlán de la Lima, los maestros volverán con el nuevo ciclo escolar, porque el que está culminando lo dejaron inconcluso, también por miedo a la delincuencia organizada.
Desde el día 9 de junio de este año, los maestros decidieron dejar de ir a dichas poblaciones porque la gente comenzó a irse luego de ser amenazados de muerte por grupos criminales.
Desde el mes de marzo de este año, el transporte y los servicios como el gas, pan, las tortillas, el agua en garrafón y otros, dejaron de ir porque un grupo de civiles armados impedía les impedía la entrada, sin embargo los maestros siempre tuvieron “paso libre”.
Según datos del Delegado de los Servicios Educativos de la Región Montaña Baja, Jerónimo Maurilio Morales, en las escuelas de nivel preescolar, primaria y telesecundaria de las tres comunidades, había antes del desplazamiento forzado, una matrícula de mil 200 alumnos, afirmando que los alumnos del último grado de cualquier nivel, tienen garantizado su certificado.
En su momento, José Luis González de la Vega Otero, Secretario de Educación en el Estado, se comprometió a que el próximo ciclo escolar enviaría a todos los maestros que hacen falta en las comunidades de Chilapa. (API).

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