lunes, 4 de septiembre de 2017

ARTÍCULO

Segundo Informe de Evodio
Juan López
En el vórtice de un océano de problemas. Rodeado por pirañas y tiburones al acecho, Evodio Velásquez Aguirre, uno de los alcaldes más jóvenes, perredista en la pluralidad ideológica municipal, que haya tenido la responsabilidad de gobernar Acapulco, este día rinde su Segundo Informe de Labores en un ambiente sui-géneris.
Somos una sociedad diferente en cierto aspecto. Hablamos todos. El ágora, que fuese territorio exclusivo del comunicador profesional ha extendido sus puntos de vista a través de las redes electrónicas y se ha entronizado en la vulgaridad de todo mundo. Ya no hay gente de la calle
ni hombre de a pie. Hoy, todos poseemos esa posibilidad de hacernos escuchar. Cualquiera juzga y lo mejor, tacha, reprocha y regaña. La crítica del público ha desplazado a la opinión pública.
Este ha sido el espacio público que le ha tocado a Evodio transitar en su gobernanza: las interacciones y acuerdos entre gobernantes y gobernados, para generar oportunidades y solucionar los asuntos de los ciudadanos y para constituir las instituciones y las necesarias normas que generan cambios y soluciones. Me refiero al cúmulo de ataques y señalamientos a la deriva que cada vez en que abrimos el facebook nos topamos, objetando una obra de gobierno o algunos de los servicios públicos o simplemente, como deporte errático que se practica en las redes sociales. Otra de las características de esta popularización de la crítica es lo fácil que nos resulta convertirnos, de la noche a la mañana, en tenaces jueces que nunca absolvemos.
Sin embargo y pese a todos los quebrantos que en el ánimo de un gobernante causan los dardos de cicuta por incomprensión política, la obra de gobierno de Evodio salva las peripecias de lo aceptable. Al político se le valora por sus saldos. Si son más los beneficios que genera. Si los bienes que produce son mayores que los males. Si su trabajo induce al crecimiento y al desarrollo económico y social. Si su labor es practicada en base a la petición de la sociedad, entonces constituye y logra la gobernabilidad que no es otra cosa más que la demostración de su capacidad personal por conseguir la solución a los problemas y circunstancias que rodean al ejercicio del poder.
Si recorremos la vista al pasado reciente la de Evodio Velásquez es la mejor administración municipal de los últimos cinco períodos. En servicios, más y mejores. En obra pública, no se ha detenido ningún avance. Los fondos federales se han aplicado con rigurosidad. Existe transparencia financiera y esmero estricto en transformar en acción y realidad las bondades del erario.
Hoy, a dos años de faena ardua y entrañable se cumple un periplo que es fruto, verdad y generosa entrega.
PD: “Veni, vidi, vici”: Julio César.

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