martes, 31 de octubre de 2017

NOTA

Concurso de ofrendas
se realizó en IGATIPAM
Wendy Alanís.--La mañana de hoy martes en el Instituto Guerrerense para la Atención de los Adultos Mayores (IGATIPAM) se llevó a  cabo el  primer concurso interno de las tradicionales ofrendas a los muertos que año con año se llevan a cabo en nuestro país.
Participaron  trabajadores de la Dirección de Gestión Interinstitucional representando a la región de la montaña de Guerrero, la Dirección de Finanzas y administración representando
a la región de la Costa Chica (Atoyac) y la Dirección de Asistencia Social representando a la región Centro de nuestro estado.
“El IGATIPAM siempre brilla en todos los eventos” comentó la directora del mismo; Mara Vicencio Talamantes en alusión al ánimo con el que se trabaja en el instituto para llevar a los adultos mayores a su plenitud y abundó en los cursos que se imparten de manera gratuita todos los días, como: maquillaje y computación.
Estuvieron presentes en el evento como jurado calificador la licenciada Celina Romero Barajas de la Dirección de Atención a la Mujer  en representación de Jesús Tejeda Vargas; presidente municipal de Chilpancingo, Domitilo Rodríguez Bautista; coordinador de la Unidad Regional de Guerrero de las Culturas Populares.
La región de la montaña fue la ofrenda ganadora del primer lugar por su original y explicación de cada uno de los elementos que componen una ofrenda, como lo son: el pan de muerto, blanco y rosa para los niños, la sal que representa la frescura para los fieles difuntos, la ceniza que se rocía en las casas y evita la proliferación de chinches, pulgas y garrapatas, la flor de terciopelo en señal de duelo y la flor de Cempoalxóchitl (flor de veinte pétalos) y que comienza a sembrarse desde tres meses antes.
El segundo lugar fue para la región de la Costa Grande en la que se utilizaron redes para pescar mejor conocidas por los lugareños como tarrayas, sin faltar las delicias de los cocos propios de las costas, el tercer lugar fue para la región Centro de Guerrero  que en esta ocasión rindió un luctuoso homenaje a Francisco Ruiz Massieu, gran político de nuestro estado destacado por su inteligencia y sencillez.
Esta tradición es de origen católico y al finalizar la celebración de los fieles difuntos se regala la comida a los niños que salen a las siete de la noche del segundo día de noviembre para el campanero que no ha dormido en toda la noche haciendo sonar las campanas pero en algunos pueblos se contrata a un rezandero, el cual nombra a cada una de las personas fallecidas y es el único autorizado para llevarse la comida del altar.

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