lunes, 9 de abril de 2018

ARTÍCULO

Derechos de autor
Edilberto Nava García
En Google búsqueda, puse mi nombre y surgieron de inmediato varios datos personales; lógicamente debido a los libros que he publicado, por haber sido alcalde, por cuanto difundo en periódicos y revistas, y hasta por averiguaciones que me han integrado por supuestos delitos deb
ido a mi lucha social.
En realidad buscaba datos relacionados con que La desvelada muerte, mi libro de cuentos, ha sido traducido al inglés por la Universidad de California en los Estados Unidos, sin previa consulta ni autorización mía como autor. Ahí mismo me entero que en Mercado Libre alguien lo está vendiendo a 300 pesos el ejemplar. Busco al vendedor y sólo aparece ubicado en Calpulalpan, Tlaxcala. No hay más datos y entonces habrá que tomar otras medidas.
Indago el ISBN o International Standard Book Numbering, es decir, el número del registro internacional de mi libro. Y en eso me ocupo y me doy cuenta que quien inició con la protección internacional de la propiedad intelectual fue el inglés, Charles Diquens, enfermizo en su niñez quien sufría violentos ataques de convulsiones, pero sobreponiéndose a todo, se convirtió en destacado escritor. En 1842 pugnaba ya por un convenio internacional de protección a la propiedad intelectual. Los periódicos, los empresarios se le echaron encima, pero un paisano suyo lo defendió, basándose en el mandamiento: “No hurtarás”. Eso sucede hoy. Los editores plagian, usurpan derechos de modestos autores, más de aquellos que no se ocupan de registrar sus obras.

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