jueves, 13 de septiembre de 2018

ARTICULO

La educación encierra un tesoro
 Efraín Flores Maldonado*
“La educación es un clamor por la infancia y la juventud que tenemos que integrar al sistema educativo y a la conciencia de Nación”. Jacques Delors.
En 1996, La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), integró una comisión con intelectuales y académicos de 14 países del mundo para realizar un análisis crítico del estado en que se encontraba la educación a nivel mundial y hacer propuestas específicas para mejorar dicho proceso en su calidad y eficacia. La Comisión fue presidida por Jacques Delors, en ese tiempo, Secretario de Cultura de Francia. A lo largo de 2 años, dicha comisión se reunió en diversas ocasiones y analizó documentos y realidades en distintas regiones del mundo en materia educativa. Los integrantes de dicha comisión estuvieron de acuerdo en que para lograr su propósito deberían partir desde uno de los contenidos básicos de la obra denominada “Democracia y Educación”, que en 1916 había sido publicada por el estadounidense John Dewey, quien afirmaba en dicho texto, que la niñez y juventud del mundo tendría posibilidades de ser educada de una manera útil y erudita, si se les capacitaba y acompañaba para “aprender a aprender”. A partir de esta competencia detonada en la inteligencia congénita de niños y jóvenes, Jacques Delors y los integrantes de su comisión, hicieron en el informe que rindieron, distintos señalamientos, metodologías y propuestas concretas que, una vez desarrolladas con eficacia, dotaran a los educandos de competencias concretas para adquirir “4 aprendizajes fundamentales”. Aprender a conocer. - esto es, tener las lecturas y las orientaciones para analizar, reflexionar y llegar a comprender el significado de la enseñanza recibida; Aprender a hacer. – a efecto de que, teniendo objetivos concretos y observar realidades imperfectas, sean capaces de influir con su pensamiento y acción en el contenido y transformación de su entorno imperfecto; Aprender a vivir juntos. – a efecto de desarrollar convicciones y actividades de solidaridad y cooperación con su entorno social y humano circundante… y finalmente, Aprender a ser. – esto es que, en una síntesis de los tres elementos anteriores, incorporados a su condición humana, se desempeñen como individuos dotados de valores espirituales y competencias útiles para la vida individual, familiar y social. Todo ello, como grandes contenidos complementarios de su formación cultural, técnica y profesional. Los intelectuales y pedagogos más representativos del universo, han denominado a estos elementos que hoy describo “los cuatro pilares de la educación”. Y a partir de entonces, en todos los países del mundo, el proceso educativo se sigue debatiendo en un ambiente de éxitos y fracasos ejemplares. En el fondo, no se pierde de vista que la educación requiere calidad que pueda demostrarse en los aprendizajes eruditos y útiles que los educandos adquieran. Se necesita infraestructura y equipamiento tecnológico de calidad. Es básico y urgente fortalecer críticamente la formación visionaria de los maestros normalistas, porque sin calidad docente es ingenuo esperar aprendizajes relevantes en los alumnos. Ir a fondo en la formación de competencias de técnicos y profesionistas egresados, sin olvidar que el manto de oro que debe circundar a los egresados debe ser, su capacidad para incorporar a su vida, cultura y entorno laboral estos cuatro “pilares de la educación”. *Doctor en Ciencias de la Educación

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