lunes, 29 de octubre de 2018

COLUMNA

COSMOS
Héctor CONTRERAS ORGANISTA
FALLECIÓ DON BALTAZAR CASTRO CORTÉS,
UN EJEMPLAR TRABAJADOR DE LA ESCUELA MORELOS,
*SE LE RINDIÓ UN GRAN HOMENAJE EL DOMINGO 28 DE OCTUBRE DE 2018
*SE DECIDIÓ VESTIRLO CON EL UNIFORME DE LA
ESCUELA “MORELOS” EN SU CAMINO A LA ETERNIDAD

*”Así era don Balta”, anécdota de su bondad
Al mediodía de este domingo 28 de octubre de 2018, los patios de la prestigiada escuela primaria “José María Morelos y Pavón” se vieron como todos los días de clases, llenos de alumnos, maestros y padres de familia, los primeros luciendo su uniforme blanco y rojo con el escudo escolar en el pecho.
Todos los alumnos portaban flores. Esperaban la llegada del féretro que transportaba los restos mortales de don Baltazar Castro Cortés, quien durante muchos años fue intendente de la institución, un empleado que con su ejemplo ilustró que el trabajador de una escuela, así sea en su cargo modesto como intendente o como el mismo director de la escuela, tiene la misma importancia para que una institución funcione y alcance el prestigio en Educación que por décadas ha conservado la respet
able institución a la que el señor Castro Cortés entregó su vida, la Escuela Morelos de Chilpancingo.

Ex directores de la institución hicieron acto de presencia; maestros jubilados de hace años y quienes trataron al compañero trabajador fallecido estaban ahí esperando la carroza que venía de una misa de cuerpo presente en la iglesia de San José, adonde el cuerpo fue llevado después de haber sido velado en su domicilio al oriente de la ciudad de Chilpancingo.
Al llegar la carroza, un grupo de profesores la cargó hasta el centro del patio de la escuela donde se colocó un stand para rendirle homenaje. Hicieron guardia de honor todos los maestros por grupos, hombres, mujeres, padres de familia y alumnos mientras un maestro conducía con emoción un sentido programa fúnebre como no se había dado jamás en esta añeja escuela primaria, una de las primeras que hubo en Chilpancingo.
La esposa junto a los hijos, hermanos y demás familiares se colocaron en un extremo del ataúd y los maestros hacían constantes intercambios para montar guardia.
El querido director de la escuela, profesor Isidro Alarcón Beltrán, con el rostro desencajado por la pena y con la palabra entrecortada por la emoción, dio lectura a un discurso muy sentido al pie del busto de bronce que se levanta en un extremo de la cancha principal de la escuela, acompañado de dos ex directores: La maestra Margarita Alarcón y el profesor don Fulgencio Cabrera, ambos jubilados y retirados del servicio pero cargando el prestigio de un excelente desempeño como directores de la escuela en diferentes épocas.
“Queridas familias Castro Rodríguez y Castro Cortés: Respetables ex directores de nuestra querida Escuela José María Morelos y Pavón” Maestra Margarita Alarcón García y profesor Fulgencio Cabrera Salgado. Estimados compañeros docentes, administrativos y de servicios, en activo y jubilados.
Respetables padres de familia que acompañan en este acto luctuoso. Queridos alumnos y ex alumnos. Amigos todos:
Sólo un acto como este podía reunirnos. La despedida de una gran persona de su escuela, que le brindó cobijo toda una vida, y en reciprocidad, don Balta, correspondió a través de su trabajo con atención, cariño y amor.
Aquí tenemos el ejemplo de cómo se puede trascender en la vida desde un espacio modesto de trabajo.
Don Baltazar Castro Cortés ha logrado a través de toda una vida de entrega, el reconocimiento de varias generaciones de estudiantes, de padres de familia y de compañeros trabajadores que ahora le acompañan en este merecido homenaje.
Don Balta, como cariñosamente le llamamos, supo con su don de gentes y su compromiso en el trabajo ganarse el cariño y el respeto de todos.
Los recuerdos se aglomeran en cada uno de nosotros, todos positivos, y las personas que nos antecedieron en el trabajo nos cuentan que desde muy pequeño don Balta acompañaba a su señor padre don Román Castro Rodríguez en las mismas labores de limpieza de la escuela Morelos, con el mismo compromiso, con el mismo cariño y amor, herencia de su padre.
Recuerdo cómo se integraba en sus actividades diarias y en los eventos especiales como El Día del Niño. En la activación física don Balta no podía faltar. Literalmente se ponía la camiseta de la Morelos, y, ¿qué creen? La familia decidió una manera de despedirlo hasta su morada eterna, vestirlo de gala con el uniforme de la escuela José María Morelos y Pavón. Habla de un eterno agradecimiento hacia una respetable institución, de un gran compromiso que asumió durante sus 43 años de servicio, hasta el último día.
Permítanme hacer mías sus palabras y decirle a la familia Castro Martínez, a su esposa la señora María Elva Martínez Ocampo, a sus hijos Román, Julio, Mayra y Luis Ángel, sus nietos, sus hermanos, el maestro José Luis, Rita y Elia, que les acompañamos en este momento de dolor, y que don Balta, por todos los dones que le acompañan, estará gozando de la Presencia del Señor.
Es entendible que cuando un ser querido fallece, nos sintamos desconsolados, y en nuestra mente y corazón sólo haya espacio para la tristeza y el dolor, pero es muy importante comprender que la muerte también forma parte de la vida. Descanse en paz don Baltazar Castro Cortés.
-Cuando el director de la escuela terminó su discurso, un buen amigo nuestro, padre de familia de esa escuela se acercó a nosotros lloroso y nos dijo:
“Es cierto que lo dice el director. Un día mis dos hijos que aquí estudiaron llegaron contentos a la casa diciéndome: Don Balta nos regaló una torta a cada uno”. A esos niños, ahora profesionistas, el buen hombre don Balta, que conocía los efectos de la pobreza les preguntó si habían almorzados. Le informaron que no, y les regaló una torta a cada uno.
El informante de esta anécdota, llorando, y muy triste, sin poder agregar ninguna palabra más, me dijo: “Así era don Balta”…
El acto luctuoso en la escuela Morelos concluyó, y cuando los maestros levantaron en hombros el ataúd, por el sonido local se escucharon las tradicionales “Golondrinas” lo que hizo más triste el momento y el adiós para siempre…

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