viernes, 8 de febrero de 2019

ARTÍCULO

Juventud del siglo XXI
César González Guerrero
Dedicado a la juventud de México y Guerrero. Especialmente a mi nieto Braulio César Michi González en ocasión de celebrar sus XV años de vida el próximo 19 de Febrero. Felicidades Braulio.
Para empezar, los jóvenes deben conocer y ubicar la división histórica de las diferentes etapas o épocas que marca la Historia Universal, para hacer posible su comprensión. Pero también para valorar todo este proceso de conformación de los pueblos y la participación activa-compro
metida de la juventud. Por supuesto que en cada época los jóvenes han asumido un papel muy importante y con responsabilidades.
Deben estudiar la época Antigua para saber el origen de la Sociedad desde la aparición del hombre y de las primeras civilizaciones. También deben conocer la Edad Media, cuyo periodo comprende  los siglos V al XV (años 500-1499) y se caracteriza por ser el de mayor duración, y así entender como el Renacimiento y el Humanismo es parte fundamental de este periodo.
Los jóvenes tienen la obligación de estudiar la época Moderna que se refiere a los siglos XV-XVIII (años 1500-1899), el tiempo del surgimiento de los grandes cambios y descubrimientos. Desde luego la juventud actual debe analizar el periodo que corresponde a los años 1900-2000, cuya etapa históricamente se denomina Contemporánea (siglos XIX-XX-XXI). Esta es nuestra generación que está experimentando los cambios en todos los sentidos.
A nivel mundial, la mayoría de los nacidos antes del año 1950 ya no existen, se puede decir que murieron antes de los 80 años de edad. Muy pocos llegaron al siglo XXI y menos rebasaron la edad de los 100 años.  Esto quiere decir que actualmente, quienes tenemos la fortuna de vivir, rebasamos la edad de los 60 o 70 años.
Y no sabemos si llegaremos a los 80, 90 o 100 años. Sin embargo ese no es el asunto del presente artículo. El objetivo es el de reflexionar qué pasa y que va  a pasar con los jóvenes que actualmente tienen 18 años o menos. Que pasará a nivel Mundial, en México y en Guerrero. Cuál es el reto de esos jóvenes que no conocieron y muchos no aceptan las experiencias del siglo XX y se resisten a adoptar actitudes que les beneficien.
El castigo de los padres del siglo XX sin duda, hoy hace que los hijos seamos positivos, talentosos y exitosos. Eso es parte de la educación. Sin embargo, se debe reconocer que con la creación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en el año 1990, todo cambió.
Ahora nadie puede decirles nada a  los niños y jóvenes, para evitar las quejas y denuncias correspondientes y medidas extremas como el suicidio.
Sin causar polémica, habría que analizar hasta donde esto ha perjudicado o beneficiado a la juventud. Se han olvidado los momentos de sana diversión y cuando el cinturón o el bejuco se utilizaba para castigar y corregir a los indisciplinados, al ritmo de la frase célebre: “…Te lo dije…”. Las travesuras siempre fueron amenas, siempre en grupo compartiendo regaños y sustos.
En el siglo XX aprendimos a ser constructivos y creativos. Sobre todo porque aprendimos jugando pero también con llamadas de atención.
Con imaginación construimos carreteras, caminos, puentes, acueductos, presas, casas, edificios, etcetera. Fue ingenio puro. La música, las canciones y el baile se disfrutaban y sus mensajes fortalecían las relaciones sociales. Los recreos en las escuelas se disfrutaban compartiendo alimentos y golosinas con los amiguitos y muchas ocasiones jugando “…al changuito tiene hambre…”.
A falta de celular las llamadas se hacían solo en la casa o en la oficina. Y solo para recibir llamadas porque siempre estaban con candado. Jamás en la calle como ahora puede observarse. Todo era más dedicación al trabajo y al estudio.
Con los primeros inventos tecnológicos, a partir del año 1768 la máquina de vapor, después el teléfono en 1876, la televisión en 1925, y los primeros teléfonos celular en 1947 y mejorado en 1983, el internet en 1969 y la computadora en 1977, se prepara el acceso a la era digital y con ello la compleja dinámica del comportamiento humano que a la fecha no se sabe a ciencia cierta si es para bien o para mal.
Y es que a estas alturas la juventud, específicamente en México y Guerrero, está pasando por una crisis de valores producto de la penetración cultural extranjera y por supuesto impacta en sus actitudes, comportamientos,  hábitos y costumbres.
Ahora la mayoría de los jóvenes y gran parte de los adultos, son dependientes de las tecnologías, a grado tal que se han alejado de la lectura comprensiva, del razonamiento y del análisis. Ahora se entretienen la mayor parte de las 24 horas del día con sus aparatos celulares, televisión, y atentos a las redes sociales, pero sin adquirir conocimientos que le ayuden en su formación social, así se limita el desarrollo de sus capacidades, habilidades y destrezas; al contrario cambia el lenguaje verbal y corporal con términos como “no manches”, “huei”, por mencionar solo dos.
Es un reto para los Padres de Familia, y las propias autoridades en sus tres niveles de gobierno, encontrar las alternativas adecuadas para que la juventud del siglo XXI no se desvíe y logre ser mejor que la generación del siglo XX. Más positiva, de excelencia, talentosa, productiva, creativa, generosa, optimista, respetuosa, disciplinada, ordenada, inteligente, humilde. Menos prepotente, altanera, contestataria, grosera, ignorante, desobediente y menos rebelde sin causa.
La estadística actual nos indica el incremento de la violencia, la delincuencia, la inseguridad, y todos los males de la sociedad que se padecen diariamente, cuando la ciencia y la tecnología deberían ser más para bien que para mal.
Atrás han quedado aquellos tiempos en donde la disciplina del joven fue determinante para su formación ciudadana, cívica, ética y moral. Sería conveniente revisar quienes están fallando, la Familia o las Autoridades, para que la educación de los niños y jóvenes sea más positiva que negativa. Esa es nuestra tarea.

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