martes, 28 de mayo de 2019

ARTÍCULO

Ciudades arboladas
Juan López
Para Marco Polo en el siglo XIII fue como una alucinación; algo deslumbrante, toparse en China con ciudades boscosas tan tupidas de vegetación como para no creerse. Él moraba entonces en la Venecia medieval donde no había calles, sólo canales de navegación por los cuales se hacía el traslado de personas y mercancías.
Pero no todo fue singladura en la Europa antigua: Madrid, Londres, Roma, París, eran ciuda
des cuadriculadas. No aptas para el follaje refrescante de su hábitat. Veamos a Morelia, Puebla, Taxco, Ciudad de México. Sus céntricas localidades aún están impedidas para la floresta urbana. El frío fue otro elemento agregado para no solicitar espesura de ramajes en estas metrópolis, herencia de la colonia.
Los estudios universitarios de arquitectura e ingeniería se hallan colmados de tales enseñanzas. Los especialistas en el urbanismo moderno saben de la importancia de arbolar las ciudades para obtener una mejor calidad de vida. Toronto y Chicago, Tixtla y Zihuatanejo han hecho de la botánica algo tan concluyente y orgánico, con lo cual se vuelve agradable y satisfactorio visitar o residir en dichas poblaciones.
Para lograr ciudades con vegetación en sus parques, calles y áreas yermas, se requiere de voluntades ciudadanas y del gobierno, cultura del pueblo y energía de las autoridades. Es un secreto a voces cómo en Acapulco el propietario del más modesto changarro derriba cualquier árbol del frente de su acera para poder exhibir a plenitud un letrero a través del cual anuncia un producto o promueve cualquier mercancía.
Y no hay poder humano ni celestial capaz de impedírselo. Como si los fariseos tropicales se propusieran emparentar el clima del puerto con el de Dubái. El Ayuntamiento sin fuerza política. Veinte regidores frágiles e inútiles. Acapulco jamás será una ciudad boscosa. Las arboledas se secan y ninguna persona o autoridad repone sus ausencias.
Al borde del precipicio aún hay quienes quieren dar un paso al frente. Estamos en el umbral de los 40 grados a la sombra y las alertas siguen en silencio. Hay empresas como Farmacias del Ahorro, Gran Plaza Acapulco, Soriana, Oxxo y muchas más, autoras de la indignante depredación contra las plantas, tan necesarias a la hora de este insufrible calor.
El centro histórico fue aquí remodelado por un alcalde ladrón hoy fugitivo y, lo puede usted checar si su curiosidad se lo permite: no dejó un agujero en las banquetas para en ellos los vecinos pudieran plantar unas matas. Los políticos son entes sin remedio, pero los urbanistas tienen la obligación de ornar la ciudad con florestas aun cuando no lo pacten los contratos. Sembrar es instinto en las almas buenas.
PD: “Si muriese mañana; hoy plantaría un árbol”: Martin Luther King.

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