viernes, 24 de enero de 2020

NOTA CON FOTO Y VIDEO

JSA: Para mi es un crimen que
en Apango no se hable náhuatl
Sergio Mota Sánchez.APANGO, GRO.--Más del 80 por ciento de la población de Apango, hablaba náhuatl, en 1950, en la actualidad, ya no son indígenas, “para mi eso es un crimen”, además no tenían los ayuntamientos los grados de corrupción, cómo en estos tiempos.
Relata  el escritor Juan Sánchez Andraca, en entrevista con La Crónica Vespertino de Chilpancingo,  abordado en la cancha central de la población, luego de sostener una plática con estudiantes, recordando que hace 69 años vivió en esta cabecera municipal.
El autor de “Un mexicano más”, que tuvo su origen en Apango, dijo que han pasado 52 años, en materia educativa, no ha camb
iado, ha empeorado, además reveló que parte de su obra máxima, la inspiración fue en ésta población dónde su tío fue sacerdote de la Iglesia de San Francisco de Asís.
La Crónica Vespertino de Chilpancingo (L.C.V.CH).
Juan Sánchez Andraca (J.S.A.)         
L.C.V.CH. ¿Su obra “Un mexicano más” considera que en sus inicios fue tomado como una narrativa de contracultura contra lo establecido?
J.S.A. Lo escribí en 5 días y la primera edición de dos mil ejemplares, se terminó en un mes, fue un impacto al poner en un adolescente las contradicciones del sistema educativo, yo creo que, en aquel tiempo, un atrevimiento contra el sistema educativo, pero desgraciadamente han pasado 52 años desde que lo escribí y las cosas siguen igual o peor.
L.C.V.CH. ¿En qué corriente de la literatura se inscribe usted, cree usted que está en la corriente del Realismo Mágico, con Juan Rulfo con García Márquez?
J.S.A.¡No! mis narraciones son testimoniales, quiero a través de mis personajes dar testimonio de mi época, todo lo que escribo está circunscrito a los acontecimientos de la época que escribo; Juan Rulfo, fue más imaginativo y Gabriel García Márquez a mi me parece extraordinario en los primeros libros, no tan realista, él hace por ejemplo imaginación en “Cien Años de Soledad” quizá “El Coronel” no tiene quién le escriba sea más realista “pero yo considero que cada quién está en su estilo en su forma; “Yo no me inscribiría en ninguna corriente” yo, soy yo, dando testimonio de mi época.
L.C.V.CH. ¿Qué fue lo más difícil para usted por ser escritor?
J.S.A.Nada, para mí, primero, si usted me dice que soy escritor, pues ¿yo le diría quién sabe no? Porque el escritor está sobre, sobre y yo pasan años y me olvido de que tengo un lapicero y un cuaderno, porque sigo escribiendo en lapiceros y cuadernos, porque creo que las letras deben tener contacto íntimo con quién las hace, a través de los aparatos tal parece que hay un intermediario, yo siento que mi misión es dejar testimonio de lo que viví de lo que fueron mis tiempos, de los problemas de mi tiempo de las tragedias de mi tiempo pero también de los hechos de mi tiempo.
L.C.V.CH. ¿Cómo me lo explica me dice que buscó la trascendencia que ya la logró a través de su obra, cuál sería el pasaje de su obra que le gustaría que fuera recordado por siempre?
J.S.A. ¡A caray ¡ahí si, yo creo que en mi propio surco que es la autobiografía, expongo las bases de mi conducta de mi vida y que yo creo que son principios que fueran tomados por la mayoría, porque creo que esos principios deben ser universales, yo creo que, en mi propio surco, es donde expongo con más claridad con más firmeza, lo que es básico para vida actual.
L.C.V.CH.Brincando de tema, escuché con atención ésta conferencia que brindó a los alumnos de Apango, que estuvo radicando en Apango que visitaba Apango, cual es lo que más le gustaba a usted en su juventud en su niñez de ésta población.
J.S.A. Cuando yo llegué a Apango, tenía menos de once años, esto era un pueblito, sin luz eléctrica, sin agua corriente, pero algo muy cierto, en 1950-1951, que seguramente los de Apango, no lo podrán creer, la mayoría hablaba nahual, un ochenta por ciento de la población,  yo quería aprender nahual, era difícil comunicarse con la gente, había un señor de calzón y de cotón pero con botas que se llamaba, Vicente Moyao, que tenía un molino, aquí, no hablaba nahual, pero el hablaba francés, portugués, tenía una serie de libros extraordinarios, que a mi me impresionaron, mi impresión de Apango es que no cuidó su lengua, que ahora si yo digo apangueño, indígena con todo respeto, se sentirían ofendidos, porque no son indígenas ya, no hablan nahual, para mi eso es un crimen, a mis escasos 81 años de edad, he visto pueblos como Apango que han perdido su lengua, pero no conozco un mestizo que haya aprendido, otra lengua.
L.C.V.CH. Usted nos dice que cuando estuvo en Apango era niño, pero lee mucho, y sabe que la corrupción impera aquí, que cada tres años tenemos nuevos ricos que son los presidentes municipales, ¿en ese entonces ya se escuchaba eso?
J.S.A. ¡No! Yo quiero decirle que  los políticos de antes, en la mayoría de los casos, tenían autoridad moral, porque cuando yo era niño un presidente municipal no cobraba, no pertenecían a partidos, los ciudadanos iban a verlo para pedirle que aceptara dirigir el municipio, durante tres años, no había sueldos exorbitantes, los municipios se sostenían con la cobranza de la tiendita, de los puestecitos y muchas veces un presidente ponía de su dinero para poder solventar las necesidades, todavía en 1970 yo fui presidente municipal de Chilapa de Álvarez y cómo se podía hacer rico un presidente en los setenta si se tenía que pedir prestado para pagar la nómina de los empleados y la policía y el presidente municipal, tenía un sueldo de mil pesos mensuales, fue cuando llegaron los programas federales, yo veo algo grave en la política en la religión, el dinero se encumbró y ahí parte la consecuencia de lo que vivimos.
L.C.V.CH. ¿Una propuesta para que los jóvenes, ciudadanos no se conviertan en un corrupto más cuando lleguen a los ayuntamientos?
J.S.A. Hay algo muy importante, los papás, no han sabido ser papás, la solución está en el hogar, que el hogar se consolide que los papás sean los principales educadores de ahí parte todo.

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