miércoles, 4 de noviembre de 2015

COLUMNA

Resquicio
Hipólito Marbán

¿IGLESIA, PACTAR CON EL DIABLO?
 Enfocándonos exclusivamente al Estado de Guerrero, todos los días son días de muertos, como si el calendario se hubiese estancado precisamente en los días uno y dos de Noviembre, pero no para celebrar una tradición mexicana de fieles difuntos que por circunstancias de la vida, enfermedad fallecen los guerrerenses, hemos caído en la ingenuidad al saberse que un paisano fue privado de la vida por sujetos sangrientos, decimos falleció, cuando la palabra correcta es fue asesinado, los
municipios que es el primer escalafón gubernamental entre gobierno y gobernado, nadan de a muertito, manifestando que las delincuencia los ha rebasado, echándole la bolita de seguridad al gobierno estatal y federal, sin que el municipio entre sus “asesores” proponga y elabore esquemas de prevención del delito, algunos se han inmutado a firmar el estéril convenio de “Mando Único” , donde las policías federales se han convertido en un simple adorno urbano, sangrando el erario público en los pagos de Hoteles, un total fracaso en el combate a la inseguridad del gobernado, ante tales desatino de prevención y erradicación de delitos, la Iglesia en boca de Carlos Garfías Merlos Arzobispo de Acapulco desde el siete de Junio del dos mil diez, con estudios de maestría y doctorado en Psicoterapia y Espiritualidad, manifestó ante la prensa, que el nuevo gobierno que encabeza el priista Héctor Astudillo Flores, dialogar con los jerarcas del crimen organizado, para que el clima de inseguridad termine y en Guerrero retome la paz y el orden que anhelan los guerrerenses, ofreciéndose precisamente Garfía Merlos como mediador entre el gobierno y delincuencia organizada, tratando de emular al obispo de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, Samuel Ruiz durante el conflicto armado zapatista durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari una total diferencia social, con lo que hoy demanda el arzobispo de Acapulco, entendemos o tal vez Garfías Merlos, tiene la firme creencia que las mayoría de los que acuden a escuchar sus sermones, no estudian o no leen la denominada ley de dios, es como si Garfías Merlo pidiera que la víctima dialogue con su victimario, cuando es de todos sabido que el único dialogo que permite la delincuencia organizada es la de las balas y el pago de piso, todo a conveniencia del crimen, nos hace pensar que el master y doctor desconoce lo que predica, o simplemente lee su biblia pero en sus hechos no practica lo que aprende, pues un buen cristiano en su andar diario imita lo que Jesús predijo, pactar con delincuentes como una manera de solución al problema de inseguridad y ajusticiamientos diarios en la entidad guerrerense, no abona en nada al Estado de Derecho positivo, dicha declaración deja en mal parada la ya de por si desgastada imagen que tiene la ciudadanía de la Iglesia, este llamado al dialogo o pacto con el diablo, denota que el arzobispo de Acapulco es un hombre de muy poca y nula fe, cuando en su libro que según el lee diariamente ósea su biblia, señala en 1 Juán 5:15 “Sabemos que nosotros nos originamos de dios, pero el mundo yace en el poder del inicuo” refiriéndose inicuo al diablo o Satanás, entiéndase pues que pactar con quien ya domina el mundo con maldad, por supuesto este no cedería a dar paz si de la violencia diaria es su alimentación, porque si fuera todo lo contrario el mismo dios enviaría a sus ejércitos a salvar al mundo, según lo señala Juán 18:36 que dicta “Jesús contestó, mi reino no es parte de este mundo. Si mi reino fuere parte de este mundo, mis servidores habrían peleado para que yo no fuera entregado a los judíos, pero como es el caso, mi reino no es de esta fuente”, la acertada declaración del actual gobernante en turno, en no dialogar con quienes violan la ley, da cabida a la búsqueda de mecanismos que prevengan y combatan el delito, porque si de espiritualidad estamos hablando, la descomposición dentro del seno familiar, a su composición social y corrupción, se erradicarían, si todos pusiéramos en práctica, la honestidad, el amor a nuestras esposas y esposos, y tratar a los demás como queramos que nos traten, tal y como enseño Jesús, diríamos que la delincuencia esta copada y sobre todo que la Iglesia se deje llevar y guiar por los mandamientos de Dios, y no a su libre entendimiento que solo ha logrado que cada día pierda credibilidad y feligreses, ante la falta de hablar con la verdad… veremos.

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