viernes, 4 de marzo de 2011


Gelacio Gatica Sánchez, dirigente de la agrupación Calpulli Tecuanichan, se esconde, ya que lo busca el secretario general del Ayuntamiento de Chilpancingo, Joel Eugenio Flores para entregarle una notificación para que desaloje a la brevedad una parte del zócalo. (Foto:J.A. Olivares).

Columnas

Memorándum
Gerardo Ruano Cástulo

EFRÉN LEYVA, EL AVE DE MALA GÜERO DEL PRI.
Es curioso. Pero llegó Efrén Leyva Acevedo a la dirigencia estatal del PRI y todo lo que se había construido en ese partido a lo largo de tres años, en cuestión de meses se fue a la basura.
No significa esto, hay que decirlo, que la gestión de Marco Antonio Leyva Mena, quien hoy cobra como diputado local, haya sido exitosa. Más bien, a él le tocó cosechar los yerros del gobierno fallido encabezado por Carlos Zeferino Torreblanca Galindo.
Cabe hacer mención de esto, porque el legislador, que no fue capaz de ganar en una consulta interna de su partido, ahora se anda adornando, tal vez creyendo que su gestión ha sido la mejor de la historia de ese partido, cuando es evidente, que fue él, precisamente él, uno de los principales beneficiarios del mal gobierno que afectó al PRD, tanto que nadie les concedía la posibilidad de mantenerse en el gobierno en las elecciones de 2011.
Así es, pero tuvo que llegar el ave de mala güero para el PRI. Aquél político que logró escalar posiciones políticas en la época de la bonanza. Cuando el ser candidato del tricolor era sinónimo de triunfo. No había una oposición real. Por eso fue fácilmente alcalde y después diputado federal. Si hoy, como dice que es respaldado por muchos priístas, se sometiera a una consulta, la inmensa mayoría, con toda seguridad estarían pidiendo su renuncia y que se hiciera a un lado, porque fue él, precisamente él, uno de los más grandes lastres durante la campaña de su candidato.
Una vez que llegaron los tiempos modernos. Con una oposición real. El mentado Vaquero de San Mateo, fue adoptado por la mala suerte. Y tan es así, que cuando los tiempos le parecían favorecer. Cuando se avecinaban tiempos mejores para sus bolsillos, luego de que iba incluido en la lista de candidatos a diputados federales plurinominales de su partido en las elecciones de 2009, y con muchas posibilidades de llegar, las cosas no se le dieron.
En esa ocasión, se vino a pasear al estado, presumiendo su próxima entrada a la cámara de diputados federal. Se sentía en las nubes, que se atrevió, aun a sabiendas del rechazo que existe hacia su persona en la capital del estado, a poner lonas promocionándose como futuro diputado. Pero no se le hizo, porque su amiga, la mala suerte, lo acompañó.
Para consolarlo, ante el fracaso y el ridículo que había hecho ante sus paisanos, Beatriz Paredes Rangel lo impuso en la dirigencia del PRI, en donde, después de su arribo comenzaron a fluir las malas noticias. Iniciando con los señalamientos de la forma despótica, soberbia y presuntuosa de actuar de tan nefasto dirigente.
A eso siguió la división, porque en lugar de trabajar por la unidad del PRI, se dedicó a favorecer la candidatura de quien a la postre perdería la gubernatura.
El 30 de enero de 2011, solamente fue el colofón de una gestión desastrosa de Efrén Leyva Acevedo, quien reafirmó que es el ave de mala güero para el PRI.
Si los priístas sensatos, revisan todos los antecedentes y el proceso electoral, seguramente podrían concluir que con Efrén Leyva llegaron las malas noticias para su partido. Antes de él, hay que recordarlo, tenían tres cuartas partes del cuerpo en casa Guerrero. Y si en política lo que cuentan son los resultados. ¿Qué hace el ave de mala güero todavía aplastado en la silla de dirigente estatal de ese partido? Esa es la cuestión.
Mensajes y comentarios: geruanoc@hotmail.com

Los directivos de la escuela primaria “Lázaro Cárdenas” recibieron cemento para construir comedores de manos del regidor de desarrollo urbano de la comuna capitalina, el perredista Luis Manuel Guzmán Gracida, con esta obra se habrán de beneficiar a la comunidad estudiantil.

Cultura/social

By Zeferino
Apolinar Castrejón Marino

Es de llamar la atención el “Síndrome de la Escoba” que aqueja a los funcionarios (que no funcionaron) durante el gobierno del contador Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, que dentro de pocos días será desplazado por otro gobierno, el de Ángel Aguirre.
Los y las que ocuparon las secretarías y subsecretarías se devanan el cerebro buscando justificaciones y explicaciones a su desempeño. Es justo decir que hubo muy buenos funcionarios, pero también es cierto que la mayoría se caracterizó por su bajo perfil intelectual, su arrogancia y su incompetencia.
En los mandos medios la cosa estuvo realmente mal, pues continuó el saqueo de los presupuestos y de los recursos de las dependencias. Es de llamar la atención que entre los niveles altos y medios, los protagonistas parecía trabajar para otros jefes, y no para el gobernador. Lo decimos porque ni siquiera se preocupaban por ocultar su filiación priísta.
La burocracia se sintió a sus anchas en este gobierno, que les concedió tantos beneficios inmerecidos como días de descanso, bonos y re categorizaciones. Muchas auditorías simuladas, muchas supervisiones encargadas a ciegos, muchos relojes biométricos sin bases de datos; pero todo fue peor que en los gobiernos más corruptos del PRI.
Y el discurso de Zeferino no cambió ni el tono, ni el contenido en toda su administración. En 6 años repitió la misma dosis: quejándose de los obstáculos que se encontraba con los partidos políticos, maldiciendo e insultando a los líderes y descalificando a la prensa escrita que criticaba algunas de sus acciones.
Pero lo que más mal se veía, es lo bien que hablaba de su persona, de su bondad, de su inteligencia y de su valor; como haciendo caso omiso del aforismo que sentencia que “halago en boca propia es vituperio”.
Muchas crónicas, historias verídicas y narraciones de testigos, describieron hace 6 años la alegría de los guerrerenses que se consideraban testigos de una nueva forma de gobierno y de administración. Muchos creyeron que verían en acción a un verdadero líder, que utilizaría estrategias no vistas para eficientar las tareas del gobierno, y que redundarían en un mayor grado de bienestar para los guerrerenses.
Pero poco o nada hubo de eso. Quizá realmente no se puede acabar con la corrupción. Quizá representa un peligro mortal atentar contra los privilegios de la “clase divina”. O quizá Zeferino era un buen gobernante, pero los guerrerenses no merecíamos.
Hay quienes dicen que 6 años, es poco tiempo para que se noten los cambios de un gobierno, pero a ellos les decimos que si el Secretario de Educación se hubiera apersonado un “día de quincena” en una sola escuela con actuarios, notarios y periodistas para sorprender a los aviadores para quitarles sus plazas y hacerles cargos penales, la sociedad guerrerense se habría dado cuenta y más mostraría respeto por el mandatario.
Que no se quiera también confundir a la sociedad con la máscara de la tolerancia, que permite que pululen organizaciones contestatarias que van por la calle gritando consignas contra el gobierno, y que en lugares fuera de la vista del público, pactan el beneficio particular de programas sociales.
El éxodo de nuestros paisanos de la montaña, de las costas y de la tierra caliente, con el consecuente abandono es la causa y origen de todos los vicios de las ciudades: prostitución, delincuencia y suciedad ¿Por que las autoridades nunca detuvieron este movimiento de la gente?
Ahora estamos ante una nueva oportunidad de cambio y será bueno analizar si la sociedad tenemos alguna participación, para estar pendientes a contribuir con nuestras acciones colectivas.