Jotos, caballo y rey
Apolinar Castrejón Marino
En México tenemos pocas libertades, pero una de las que podemos darnos gratuitamente, es hablar. Como la lengua no tiene hueso, y como hasta el momento no conocemos autoridad alguna que pueda andar detrás de nosotros cuidando como hablamos o qué decimos, pues decimos cada barbaridad.