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Víctor Corcoba Herrero/ Escritor español
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¿CARA DE TRISTEZA O PESIMISMO EN EL ALMA?
“Debemos prepararnos para la lucha espiritual”.
El gran riesgo del mundo de hoy es proseguir con un estilo de vida que no entiende de vínculos entre las personas, deshumanizándolo todo y debilitando nuestro propio desarrollo humanístico. De ahí, la importancia de avivar otros proyectos educativos más innovadores que nos enseñen a pensar críticamente, al menos para poder discernir, y optar por un camino de maduración en valores. Sólo así podremos volver a empezar a ilusionarnos, a crecer y a despojarnos de esta cara de funeral, que todos llevamos consigo alguna vez. La desconfianza y la decepción parecen estar presentes en la mirada de muchas personas. La falta de consideración hacia nuestros análogos y el cúmulo de hechos agresivos nos dejan sin una sonrisa en los labios. Por otra parte, hay un juego de competitividad que nos ahorca. Prolifera la ley del más fuerte. La gente que no es productiva se le ralla y se abandona. Todo está como muy dividido por intereses de mercado, y ante este mundo tan cruelmente fragmentado, los conflictos no cesan. Ojalá aprendamos a entendernos, a luchar por la justicia sin violencia, a vivir tendiendo la mano para morar unidos. Hace falta calm
“Debemos prepararnos para la lucha espiritual”.
El gran riesgo del mundo de hoy es proseguir con un estilo de vida que no entiende de vínculos entre las personas, deshumanizándolo todo y debilitando nuestro propio desarrollo humanístico. De ahí, la importancia de avivar otros proyectos educativos más innovadores que nos enseñen a pensar críticamente, al menos para poder discernir, y optar por un camino de maduración en valores. Sólo así podremos volver a empezar a ilusionarnos, a crecer y a despojarnos de esta cara de funeral, que todos llevamos consigo alguna vez. La desconfianza y la decepción parecen estar presentes en la mirada de muchas personas. La falta de consideración hacia nuestros análogos y el cúmulo de hechos agresivos nos dejan sin una sonrisa en los labios. Por otra parte, hay un juego de competitividad que nos ahorca. Prolifera la ley del más fuerte. La gente que no es productiva se le ralla y se abandona. Todo está como muy dividido por intereses de mercado, y ante este mundo tan cruelmente fragmentado, los conflictos no cesan. Ojalá aprendamos a entendernos, a luchar por la justicia sin violencia, a vivir tendiendo la mano para morar unidos. Hace falta calm