Eulalio Espinosa Marmolejo
La escasez, ah, la escasez...a mis 82 años de edad, ya nada me impresiona. Toda mi vida he sido casi indigente, de escasos recursos, aunado a una situación que no me permitió tener la educación, o el nivel académico a la altura de los grandes retos de un mundo donde el pez grande se come al chico...donde la justicia social ha sido sin duda inalcanzable. Donde casi todo se vende al mejor postor. En fin...
Sin avergonzarme, puedo decir que he sido un pobre de aquellos lados en los que había que hacerle un guiño a la vida para que me diera la oportunidad de alcanzar alguna labor y ganar algo de dinero para poder comer y vestir. En efecto, quienes me conocieron y me han conocido, saben de lo que hablo. Y puedo jurarles que soy el mismo que calza y viste. Aun
La escasez, ah, la escasez...a mis 82 años de edad, ya nada me impresiona. Toda mi vida he sido casi indigente, de escasos recursos, aunado a una situación que no me permitió tener la educación, o el nivel académico a la altura de los grandes retos de un mundo donde el pez grande se come al chico...donde la justicia social ha sido sin duda inalcanzable. Donde casi todo se vende al mejor postor. En fin...
Sin avergonzarme, puedo decir que he sido un pobre de aquellos lados en los que había que hacerle un guiño a la vida para que me diera la oportunidad de alcanzar alguna labor y ganar algo de dinero para poder comer y vestir. En efecto, quienes me conocieron y me han conocido, saben de lo que hablo. Y puedo jurarles que soy el mismo que calza y viste. Aun