COLUMNA

Plan de Iguala

Apolinar Castrejón Marino

En la Ciudad de Iguala se realiza la Feria de la Bandera, porque según la tradición el sastre y peluquero José Magdaleno Ocampo, hizo ahí la primera bandera, el 24 de febrero de 1821.
Según la historia patria, tan magno acontecimiento puso fin a las luchas por la independencia de México, que había iniciado el 16 de septiembre de 1810 Don Miguel Hidalgo.

Para que esto fuera posible, el general Agustín de Iturbide dio a conocer en la Ciudad de Iguala, el 24 de febrero de 1821 un pronunciamiento político en el cual declaraba la Independencia de México y al que puso por nombre Plan de Iguala. Incluía puntos muy importantes como el hecho de que la nación a la cual se había impuesto el nombre de Nueva España, ahora sería libre, e independiente de España, y se pasaría a llamar México.
El segundo punto establecía la religión católica sería la única en México. Y en el tercer punto, se establecía la unión de todas las clases sociales.
La inspiración de los patriotas que proclamaron el Plan de Iguala, convirtieron estos puntos relativos a Religión, Independencia y Unión, en los principios para las tres garantías que servirían de lema al nuevo ejército que velaría por la estabilidad de la patria.
Pero el Plan de Iguala solo fue posible porque los movimientos liberales encabezados por Rafael de Riego en España habían ganado terreno y pudieron obligar al rey Fernando VII a firmar una constitución parlamentaria de corte liberal.
El monarca español se vio obligado a reducir el predominio sobre las colonias que avasallaba.
Agustín de Iturbide que estaba muy al corriente de estos hechos, supo aprovechar la situación para reunir en un lugar cercano a la Ciudad de México llamado Iguala, a la mayor parte de las tropas coloniales, cuyos jefes le eran leales a toda costa.
Como también era urgente incluir a todos los sectores de la sociedad mexicana, para fortalecer el Plan, incluyó otros puntos: El gobierno sería una monarquía moderada, con arreglo a la constitución.
Don Fernando VII sería el emperador, mas ante la imposibilidad de presentarse en México, serían llamados el serenísimo señor infante don Carlos, el señor don Francisco de Paula, el archiduque Carlos u otro individuo de casa reinante.
Las Cortes se reunirían, para hacer una junta haga que se cumpla con el Plan en toda su extensión. Quien pone la Ley, pone la trampa y así Agustín de Iturbide se convirtió en el Primer Emperador Mexicano, al amparo del Ejército de las tres Garantías.
A continuación, el 24 de agosto de 1821, Agustín Iturbide y el virrey español Juan O’Donojú firmaron el Tratado de Córdoba, que reconocía la Independencia de México y ratificaba el Plan de Iguala.

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