Como un verdadero criminal, Adolfo Calderón Nava, secretario general del SUSPEG no tuvo escrúpulos para “matar” un ciruelo que ya tenía frutos y con muchos años de vida, habían pasado varios secretarios, no habían incurrido en un ecocidio, por lo que las autoridades de PROFEPA y PROPEG debieran sancionarlo por atentar contra la naturaleza. (Fotos: Domingo Francisco Reyes).  

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